Al mismo tiempo que Zapatero intervenía en el Congreso de UGT, felicitando a las cúpulas sindicales por «su responsabilidad» al desechar la convocatoria de una huelga general, Solbes anunciaba en el Congreso el lanzamiento de un segundo plan de rescate bancario que puede alcanzar el coste de 200.000 millones de euros. La actuación de las cúpulas sindicales ante la crisis constituye un auténtico escándalo nacional. En Francia, donde las consecuencias de la crisis son mucho menos que en España, se han convocado ya dos huelgas generales. Y en España, los secretarios generales de UGT y CCOO consideran que «no hay motivo» para la movilización.
La intervención de Zaatero en el 40º Congreso de UGT fue absolutamente reveladora. Reclamó “el apoyo decisivo de UGT y CCOO”, elogiando a las direcciones sindicales “por su compromiso y responsabilidad”, y pidiéndoles “la continuidad del diálogo con las organizaciones empresariales, que debe servir, en un momento tan importante como éste, para la ausencia de conflicto”. Los dirigentes de UGT no tuvieron reparos en aplaudir de forma entusiasta al presidente del gobierno que ha entregado el 30% del PIB para “rescatar” a los banqueros multimillonarios, mientras permite que 1,5 millones de parados no cobren prestación alguna. Más sorprendente fue la intervención de Cándido Méndez, que demandó a Zapatero “firmeza para que no cambie el discurso que ha mantenido hasta ahora”. ¿Firmeza en seguir sacando dinero de las arcas públicas para regalárselo a la banca? En una entrevista anterior, Cándido Méndez ha había declarado que “es inevitable apoyar a la banca”. Y raya en el escándalo público que la medida estrella presentada por el secretario general de UGT frente a la crisis sea… ¡reducir la jornada laboral a cuatro días! ¡Pero si eso ya lo están haciendo los monopolios, aplicando EREs temporales! ¿Entonces para que queremos a estos sindicatos? Las consecuencias de la crisis han revitalizado la movilización social. Es difícil encontrar un solo día donde no coincidan una o varias manifestaciones de estudiantes, trabajadores de empresas con EREs, ganaderos, autónomos, agricultores… La temperatura del país se ha elevado bastantes grados. Y muchos afiliados y cuadros de base de UGT y CCOO participan o dirigen esas movilizaciones. Pero las cúpulas sindicales “no ven motivos” para una huelga general. ¿No son cuatro millones de parados un buen motivo? Las direcciones de UGT y CCOO actúan como tapones para intentar desactivar la marea de indignación popular y la creciente movilización social, o por lo menos reconducirla hacia los límites asumibles por el capital.