Doble crisis en España

Es urgente un cambio de rumbo

Desde que empezó 2009 dos factores reflejan especialmente el rumbo que está siguiendo el desarrollo de esta doble crisis en España, mucho más intensa y de mayor duración que en el resto de paí­ses desarrollados. Por un lado la evolución de los indicadores económicos y las previsiones de los estudios más serios, que indican una recesión acelerada que aún no ha tocado fondo y que lo peor está todaví­a por llegar. Por otro lado, el gobierno que sigue poniendo el acento en poner los recursos del paí­s al servicio de una salida a la crisis favorable a los intereses de la oligarquí­a financiera.

Desués de poner al servicio del sistema financiero 250.000 millones de euros para el primer plan de rescate, el ministro de Economía Pedro Solbes acaba de asegurar que el gobierno seguirá poniendo recursos públicos para la banca: “Habrá recursos públicos para recapitalizar la banca en caso de que se agote el Fondo de Garantía de Depósitos”.Por su parte, la Fundación de las Cajas de Ahorro (FUNCAS) y otros estudios, anuncian una caída del PIB del 3% y 4,5 millones de parados a finales de 2009. Ya estamos por encima de los 3,5 millones de desempleados, de los cuales 1,4 no cobra ninguna prestación, 827.000 familias tienen todos sus miembros en paro, entre los inmigrantes supera ya el 16% y más del 50% de los jóvenes entre 16 y 30 años no tiene empleo estable.El estallido de la crisis mundial ha puesto en evidencia las profundas limitaciones y fragilidad del modelo de crecimiento español de la última década y su capacidad para salir de esta doble crisis debido, sobre todo, a las cuatro grandes dependencias a las que está sometida la economía española: la dependencia energética; la dependencia de la financiación exterior –que nos ha convertido en el país del mundo más endeudado per cápita-; la dependencia de las cuotas y limitaciones impuestas por la UE –que impide el desarrollo de sectores clave de nuestra economía, como el agrícola-; y la dependencia “cautiva” de unos pocos mercados, que subordina nuestra producción a lo que esos mercados demandan que nos ha impedido desarrollar un modelo productivo diversificado, competitivo y desenvuelto en los mercados internacionales globalizados.Estas dependencias están en la base, aunque de ninguna manera justifican, del comportamiento de la banca (que expolia el país) y la orientación político-económica del gobierno (un gobierno sin rumbo) sin capacidad ni voluntad política para elegir otro rumbo para salir de la crisis favorable a los intereses populares y nacionales.La necesidad de una movilización general para dar un giro a la situación e imponer una salida nacional y popular a la crisis se hace cada día más imperiosa.

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