El Ejército del Aire esañol va a realizar las pruebas de los Taurus KEPD-350, misiles aire-tierra que tienen un alcance de hasta 350 kilómetros en Sudáfrica. Lógicamente con tal alcance, para hacer las pruebas de ensayo, se requiere un campo de tiro muy peculiar. Con unas dimensiones que en España no existen. Mejor dicho, no existe ni en Europa. Sólo hay dos campos en el mundo, uno en Estados Unidos y otro en Sudáfrica. Curiosamente, Alemania, dado que los Taurus son una patente alemana y las Fuerzas Armadas de este país son las únicas que tienen unidades del misil, además de las españolas, ya realizó en Sudáfrica las pruebas para sus misiles, de los que posee más de seiscientos. No parece que estos misiles, que necesitan aeronaves, en este caso, de los tipos F-18 y Eurofighter sólo como soporte de lanzamiento, ya que una vez en el aire son autónomos, sean un arma defensiva sino ofensiva.Está claro que España necesita una defensa propia y autónoma respecto a otros países para mantener su integridad territorial y su independencia política. Como hacen todos los naciones que tienen estos objetivos claros. Es adecuado destinar presupuesto público para tales necesidades militares. Pero, con las carencias existentes para una fortaleza defensiva española, adquirir 43 unidades, a 980.000 euros cada una, más bien parece apostar por la participación del ejército español en operaciones ofensivas en el extranjero al servicio de las grandes potencias. Y pagando la patente a una de ellas. En plena crisis económica en qué refuerza las capacidades de Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i) de nuestro país. En realidad, genera más dependencia.