La paz está amenazada. Y su defensa, desde los intereses de los pueblos, debe ser uno de los ejes de las próximas elecciones europeas, junto a la exigencia de Redistribución de la Riqueza.
Hay centros de poder, en EEUU y en la misma Europa, que utilizan ese peligro para difundir un falso alarmismo, que les permita imponer un aumento del gasto militar, sufragado con recortes sociales.
Pero los riesgos que inyectan mayor tensión y amenazan con extender la mancha de la guerra existen.
En Palestina el genocidio ejecutado por Tel Aviv y Washington es ya insoportable. Y es mayor el peligro de propagación bélica, que incendiaría una zona potencialmente explosiva como Oriente Medio y Próximo.
En Ucrania el imperialismo ruso exacerba su criminal ofensiva, inoculando la muerte y una mayor inestabilidad en pleno corazón del viejo continente.
Es el momento de defender la Paz.
Enfrentándose al genocidio en Palestina, al tiempo que se condena el terrorismo. Con una movilización global para imponer un alto el fuego que detenga la masacre.
Apoyando sin reservas al país invadido, Ucrania, y trabajando por desbaratar los planes de Moscú.
Para defender la paz necesitamos una Europa con autonomía y voz propia. Encadenada a los dictados de Washington será más un factor de guerra que de paz.
Y debemos rechazar la imposición, por parte de la superpotencia y las principales burguesías europeas, con Alemania a la cabeza, de un rearme que se convertiría en una nueva amenaza a la paz.
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Los riesgos reales
Durante 39 segundos todas las alarmas saltaron en Polonia. Sus radares detectaron un misil de crucero ruso que sobrevoló su espacio aéreo. Pertenecía a los centenares de misiles arrojados por Moscú sobre Ucrania, en uno de los bombardeos más masivos desde el inicio de la invasión.
No es la primera vez que algo similar sucede. En diciembre de 2022 un misil ruso, capaz de transportar ojivas nucleares, cayó en territorio polaco. Afortunadamente sin consecuencias.
Estos, y otros acontecimientos potencialmente críticos, están sucediendo hoy en Europa, nuestro continente.
En Finlandia, donde el recuerdo de las pasadas agresiones de Moscú sigue vivo, los temores se han disparado tras el anuncio ruso de que desplegará soldados y armamento pesado en los 1.400 kilómetros de frontera común.
Moldavía, un país que limita con Rumania, miembro de la UE y la OTAN, está pendiente de si perderá un brazo. Es la región de Transnitria, fronteriza con Ucrania, donde existe un conflicto secesionista abierto, alentado en la sombra por Moscú, que se haría con otro enclave para reforzar su control sobre el Mar Negro.
Para los países bálticos la mayor agresividad rusa es una amenaza directa. Y en Polonia se construye una nueva red de refugios y se va a impulsar cursos de adiestramiento militar para civiles. Comparte frontera con Ucrania, invadida por Moscú, y con el enclave ruso de Kaliningrado.
La resistencia ucraniana a la invasión se enfrenta hoy a serias dificultades. Derivada de los dos años de guerra. Y de las presiones para que acepte un acuerdo con Rusia que supondría una rendición, con su territorio desmembrado. Sectores de la superpotencia, especialmente los representados por Trump, y algunas élites europeas, empujan en ese sentido.
Las amenazas a la paz crecen en pleno corazón de Europa
Rusia prepara una gran ofensiva en los próximos meses. Ha movilizado para ello 150.000 nuevos reclutas. Existe el riesgo de que pueda quebrar unas defensas ucranianas debilitadas. Y una victoria de Moscú alentaría sus ambiciones en otros territorios, y fortalecería su capacidad de desestabilización.
Estos riesgos existen. Y son amenazas a la paz en pleno corazón de Europa.
Al mismo tiempo estamos asistiendo a un genocidio televisado en Palestina. De una crueldad que está sacudiendo las conciencias de todo el planeta. El Estado israelí, respaldado y alentado por EEUU, amenaza además la paz mundial, encendiendo una mecha en un barril de pólvora. Multiplicando el riesgo de extensión de la guerra, en Líbano, Yemen… o incluso Irán.
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El falso e interesado alarmismo
La ministra de Defensa, Margarita Robles, acaba de declarar que “la amenaza de guerra es absoluta” Añadiendo que “hoy en día un misil balístico puede llegar perfectamente desde Rusia a España”.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, advierte de que una guerra con Rusia es posible, y reclama un rearme acelerado de la UE.
Mientras altos mandos militares europeos piden que “los ciudadanos se preparen para la guerra”, y algunos informes han puesto fecha a esa confrontación directa con Moscú: 2026. A la vuelta de la esquina.
¿Estamos realmente abocados a una guerra inevitable e inminente con Rusia, y el único camino es aumentar el gasto militar para estar preparados?
Incluso altos mandatarios de la UE como Josep Borrell han calificado estas predicciones como un alarmismo injustificado.
Los tambores del rearme europeo empezaron a sonar en febrero, en la Conferencia de Seguridad de Munich. Es el “Foro de Davos” de la guerra, donde se reúnen las élites mundiales para abordar temas militares. Y fue EEUU quien impuso la narrativa de una guerra inminente que exigía a la UE rearmarse.
Evidentemente, EEUU no busca defender la paz. Es la principal fuente de guerra en el mundo. Y se cumplen 25 años de la guerra de Yugoslavia, donde aviones norteamericanos volvieron a bombardear suelo europeo.
Washington persigue aprovechar el lógico temor al expansionismo de Moscú para imponer a los países europeos un mayor gasto militar, por encima del 2% del PIB nacional. Un dictado que la superpotencia viene esgrimiendo desde 2014.
Y al coro del rearme se han sumado las principales burguesías europeas, con Alemania a la cabeza. Los mismos halcones germanos que han impuesto la versión mas dura de las reglas fiscales, imponiendo draconianos recortes bajo la bandera de reducir la deuda, apuestan por aumentar el gasto militar… financiándolo con más deuda.
Para defender la paz, en Ucrania y en Palestina, necesitamos una Europa autónoma de EEUU
El rearme que Washington y Berlín defienden se financiaría con recortes sociales en sanidad, educación… Y añadiría más leña al fuego de las amenazas que se ciernen sobre la paz en Europa.
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Lo que sí hay que hacer para defender la paz
Para defender la paz hay que enfrentarse a la potencia invasora, Rusia, y apoyar, también con armas para que pueda defenderse, al país invadido, Ucrania.
Y trabajar por la paz es empeñarse en hacer posible un alto el fuego que detenga el genocidio contra el pueblo palestino, denunciando al mismo tiempo el terrorismo de Hamás.
Esto es lo que debe hacer Europa.
No aceptamos un rearme impuesto desde Washington, que va unido a una nueva oleada de recortes que pagaremos todos.
Defender la paz exige una UE que apueste por las vías diplomáticas. Reforzando en Ucrania las propuestas de paz existentes, impulsadas por China o Brasil, y que cuentan con el plácet de Ucrania, e impulsar otras que busquen detener la invasión defendiendo al país invadido.
Y la paz exige de Europa empeñar todos sus esfuerzos en conseguir un alto el fuego en Palestina que detenga la masacre, abriendo paso a una paz justa y duradera, sobre la base del reconocimiento del Estado palestino.
Para que Europa pueda defender la paz, una necesidad cada vez más urgente, debe tener voz propia y autonomía. Ser capaz de tomar sus propias decisiones. El encuadramiento militar en los planes norteamericanos atenta contra los intereses europeos, y supone una nueva amenaza para la paz.