Primital Bells Evolution

Entrevista a Santi Ibarretxe

En el 2004 con Primital resentaste no solo un disco sino una forma completa de entender la música y la expresión musical, ¿qué es el universo Primital? Por una parte son todos los recuerdos musicales que tengo, pero la idea primigenia fue la de hacer algo fresco y sorprendente, algo nuevo a lo que puedes escuchar moviendo el dial en la radio donde normalmente solo promocionan los mismos viejos códigos musicales de siempre. Cuando se me ocurrió el tema central de“Bodavida” vi un camino que se podía desarrollar, tuve claro que esa idea basada en una onomatopeya podía convertirse en un estilo, y es cuando empecé a buscar otros motivos musicales y a trabajarlo. Es evidente que es una propuesta hecha a medida mía, que también he sido siempre un poco showman. Pero de lo que se trata es de transmitir libertad y alegría “liberando el subconsciente a través de la voz”.Has colaborado con Faemino y Cansado, que son verdaderos maestros del surrealismo, ¿no crees que hay una línea común en esa loca realidad que busca extraer la esencia de las cosas? Sí, claro. La primera vez que los ví sinceramente pensé que eso es lo que quería hacer yo con la música, escapar de esa proyección racionalista que nos envuelve. Primital es el otro lado del espejo. Aquello espiritual que nos permite plantearnos en qué mundo vivimos, si es real lo que vemos o no, porque damos por reales muchas cosas que solo dependen de su interpretación. Pero en canciones como “La botellita”, a parte del viaje de sonidos que te lleva de una sesión funcky al ritmo frenético de un afterhours, todo el tema gira en torno al único hecho de tirar una botella a la calle… un tío tira una botella a la calle y ya está, no hay más… Pues nació en una mudanza, en la que en pleno ajetreo, con un par de cervezas para animar el asunto, se me ocurrió un personaje así, un poco histriónico, balbuceante y medio tartamudo. Me pareció un registro interesante y vital para crear un ritmo “trepitoso”, muy libre y despegado de lo que tendría que ser una canción lógica. Entonces, ¿coges temas cotidianos y sencillos para desarrollarlos sin buscar un objetivo explícito y lógico de partida? La cotidianidad es un punto de partida, como “lo que pasa es que… jo es que…” de “Abdiby”. Trato de jugar con la debilidad… “jo es que”, a través de una expresión sencilla. Me han llegado a decir que es como una mezcla de Milikito y Buñuel (risas)… algo así como La Orquesta Mondragón del año 3000. Han pasado 5 años entre un disco y el otro, ¿es expresión de todo el jugo que le has sacado a Primital? Bueno… hay gente que tarda más en sacar un disco (risas). No es tanto el trabajo que ha dado Primital, sino lo que cuesta hacer un disco así. Ha sido un largo camino, a veces como una procesión un poco sufriente. A mitad de camino no estaba tan convencido como con el primero. Hasta que estuve satisfecho con las canciones pasó mucho tiempo. Como sabes es una música muy elaborada y con todos los elementos muy cuidados. Grabar los temas, mezclarlos… me ha costado años. ¿Cuál es el salto musical que has dado entre Primital y Primital Bells? La idea es hacer algo más cercano, que no solo sorprenda a los músicos sino que le pueda gustar a una chavala de 15 años. Sobre todo por el deseo de seguir avanzando y dejar la marginalidad, pero sin perder el espíritu, la calidad y el encanto original. El segundo disco tiene temas con menos cambios, incluso para que se puedan escuchar durante una conversación. Combinar calidad, técnica y gusto con llegar a un público muy amplio que no ha tenido la oportunidad de conocer el jazz de los 50 o la música experimental… Si, ese es mi propósito. El ciudadano medio se traga todo, se cree todo, somos mas inocentes que un conejito de indias. Los medios de comunicación están en manos del mal. Ahora por ejemplo se ha puesto de moda la patraña de las gripes varias….todo para que los mismos delincuentes de siempre se sigan forrando, hablo de farmacéuticas, Donald Rumsfeld y hienas de ese pelo. Muy bien todo. ¿Cómo surgieron las colaboraciones con Carmen Paris, Hevia o Antonio Vega? Con Carmen, primero salió el tema y la necesidad de meter algo así… como jotero… y me dirigí a Carmen, porque además es mi amiga. Vino al estudio y se dejó llevar por todos mis requerimientos musicales dócilmente, cosa que agradezco. ¡Una gran artista! A Hevia no le conozco personalmente. Fue a través del hijo de Víctor Manuel que toca con nosotros, David San José. Necesitaba una gaita, estuve hablando con varios gaiteros y al final surgió la oportunidad. Y con Antonio… pues fue a través de nuestro bajista, Luismi Baladrón, que había tocado con él muchos años y tuve la oportunidad de conocerle. Yo tenía una idea pero Antonio llegó a crear su propio personaje. Primital Bells es un viaje muy completo: Jazz de Nueva Orleans, techno, chill out… o de repente te transporta a orillas de una playa hawaiana… Sí. Espero que la gente encuentre su conexión. Es un disco que abarca todos los registros y es un homenaje a toda la música que realmente me gusta… encuentras hasta sonidos que evocan una banda sonora de película. Cada vez los artistas viven menos de los rollalties y se ven forzados a vivir de los conciertos. Eso ha obligado a convertirse en “carne de concierto”, a vivir del trabajo en vivo, no de que un día se grabó y se perciben los derechos. Está claro que ahí están los derechos de una obra, que son del artista y deben ir al artista, pero ¿no crees que el directo es la base? Sí, sí. Es mucho más honesto ganarse las alubias “picando”, poniéndose en el escenario. ¡Hombre!, no me importaría que me cayesen unos cuantos millones por derechos de autor (risas) Pero lo que pasa es que los derechos no los perciben los autores en su mayoría… Sí, siempre están las sanguijuelas que se van quedando con el pastel. Aunque creo que los que van buscando músicos para sangrarles tienen los días contados. La verdad es que es un milagro que exista algo como Primital que se debe solo al tesón. Llegar hasta el concierto y que empiece a sonar es realmente una tarea titánica. ¿Quieres añadir algo más? Siempre me queda la sensación de que me queda mucho por decir para explicar el proyecto de Primital… quizás porque es especialmente un producto musical que tiene su profundidad en sus texturas. Al final lo que pasa es que no se puede expresar todo, ponerle palabras. Es como el amor… es imposible hacerlo sin dejarse llevar. Hay que salir de las interpretaciones, de la razón y de ponerle nombre a las cosas. Ahí está la experiencia de los propios sonidos y las palabras.

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