Serial: Islam, Cultura, religión i polí­tica (III)

Entrevista a Juan José Tamayo

Volviendo al libro, usted habla de que el roblema es que el islam se ha olvidado de la Edad Media del Islam, de la filosofía sufí. Lo que suele pensarse es que lo retrogrado del islam está en una concepción más propia de la Edad Media… Esa es la gran tragedia del Islam, que toda esa herencia ilustrada que se inició en los países musulmanes, especialmente en España durante la Edad Media, se ha olvidado y se ha vuelto a unos planteamientos integristas, fanáticos o fundamentalistas en la mayoría de los países. Hay que tener en cuenta que la época de mayor esplendor, no solamente desde el punto de vista económico y político, sino también cultural e intelectual, y concretamente filosófico, fueron aquellos dos o tres siglos, del siglo X al siglo XIII, donde se produjo la mayor concentración de filósofos, intelectuales y traductores en torno a una serie de instituciones que preservaron el pluralismo religioso y la diversidad cultural. Pero ese drama del Islam, de haber perdido toda la herencia ilustrada de la Edad Media, que tubo unos niveles muchos más altos que en Europa que era realmente un paramo desde el punto de vista cultural, no se debe tanto a los propios musulmanes como a occidente. Llegó un momento en el que ocupó todos esos países de mayoría musulmana y los colonizó. Se apropió de sus riquezas y con esa teoría del orientalismo creó una idea de religión y de cultura inferiores, bárbaras, marginales… y de esa manera sumió a todas la poblaciones en una situación de olvido de sus propia historia y de discriminación desde el punto de vista social, y de opresión desde el punto de vista económico y políticos ¿A qué se refiere cuando habla de una teología islamo-cristiana? Me refiero a que la Teología de la Liberación se suele vincular con el Cristianismo, considerando que solo en él se dan estas tradiciones emancipatorias. Y yo creo que esas tradiciones o esos planteamientos liberadores se encuentran en las tres religiones monoteístas. Por ejemplo en el tema de Dios, si bien las tres defienden el Dios de la guerra, el Dios de los ejércitos, tienen tradiciones hermosas sobre el Dios de la paz. En el tema de la mujer, si bien es verdad que las tres tradiciones defienden planteamientos de marginación de la mujer, de sumisión, no es menos cierto que en ellas también hay tradiciones igualitarias, que fomentan la igualdad desde la perspectiva de género. Lo mismo cabe decir desde el punto de vista económico, y especialmente en el Islam que condena la usura distinguiéndola del comercio; y establecen el principio del comercio justo que precisamente es ahora el emblema de Organizaciones No Gubernamentales. Las tres religiones tienen componentes superadores del capitalismo y del neoliberalismo económico. Lo mismo cabe decir del diálogo entre culturas. La Biblia hebrea es todo un símbolo de diálogo entre culturas. El Nuevo Testamento cristiano exactamente lo mismo, es el dialogo entre el Cristianismo, el Judaísmo y la cultura helenista, y después con Roma. Y en el Corán, por ejemplo, el gran místico Rumi o el gran místico murciano Ibn Arabi hablan de la necesidad de que se respeten las creencias y éstas no sean motivo de enfrentamiento y de lucha. ¿No cree que también se han utilizado elementos reaccionarios o hechos denunciables para poder atacar a la Iglesia? Uno de los periodos en el que aparecieron más escándalos relacionados con la Iglesia, especialmente en EEUU, fue cuando Juan Pablo II tomó una posición clara contra la Guerra de Irak. Sí, sí, claro. Cuando la religión es utilizada para fines pacíficos, y para promover la justicia y la igualdad, cuando se propone la religión como uno de los instrumentos para construir la paz en el mundo, todas las concepciones más integristas y conservadoras, incluso las religiosas, se movilizan en contra. Pero eso es por la propia dialéctica de las religiones que tienen tradiciones pacificadoras y también tradiciones violentas. Y yo creo que la tendencia más frecuente es a recurrir a esas tradiciones violentas. Pero en general las cúpulas de las religiones son las que atizan más el fuego, mientras que los sectores de base, las comunidades religiosas están más por la convivencia, el diálogo y la tolerancia. Encontrándonos en plena crisis, ¿no habría que cuestionarse el modelo de país que se ha construido y dotarnos de independencia para decidir sobre el destino de nuestro país? Totalmente de acuerdo. Yo pienso que las soluciones que se están dando a la actual crisis financiera van por mal camino. Es curioso, si la crisis la gestionan los mismos que la han provocado la van a utilizar para volver a conseguir el control económico a través de los apoyos de los diferentes Estados, se van a olvidar de los pobres y los marginados. ¿Cuál es la contradicción? Pues que se dan apoyos económicos ingentes a aquellos que son los causantes de la crisis. ¿Y con esos apoyos que hacen? Reflotarles de nuevo para que vuelvan a repetir los mismos comportamientos fraudulentos que han tenido en la época de vacas gordas. ¿Eso que supone? El total olvido y abandono de la población marginal y de todos los sectores perjudicados por la crisis. Es ahí donde debería llegar la ayuda para un reflotamiento de la economía, no a las grandes instituciones que la han generado ¿Cuál es la solución? Si siguen gestionando la crisis quienes la han generado habrá una recuperación temporal y momentánea, para los empresarios, para los poderes bancarios, para las grandes multinacionales, para los poderes financieros, pero esa recuperación no va a tener consecuencias en el pueblo. Los sectores marginados y los que son víctimas de esta crisis lo van a ser sin haberlo comido ni bebido, sin haber sido responsables para nada. Lo más triste es que esa política de reflotar a las multinacionales para salir de la crisis la fomentan tanto los sectores de derechas, como los sectores de izquierdas, no hay una política alternativa.Este es el momento en el que las religiones tendrían que alzar la voz y activando sus mejores tradiciones igualitarias y solidarias deberían decir que ese es un camino totalmente equivocado, pero me temo que ahora mismo las religiones están más preocupadas por cuestiones internas y por reforzar concepciones morales rígidas o planteamientos doctrinales autoritarios, que por echar una mano o, al menos, adoptar una actitud crítica para con los que han generado la crisis, y una actitud solidaria para con las víctimas de la misma.

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