Hablando del fundamentalismo en el Islam; Ángel Lóez en su ensayo “El rumor de los desarraigados” otorga al español un carácter integrador heredado del Islam. ¿De dónde proviene ese carácter integrador? ¿Integrar respetando las diferencias o como asimilación?, ¿hablamos de integrar como asimilar o de integrar como respetar? Hablamos de integrar como respetar… ¡Ah!, claro, es que eso es muy importante. En el Corán hay numerosos textos que hablan de que Dios ha creado pluralidad de pueblos y pluralidad de tribus con enormes diferencias pero para que convivan fraternalmente. Tenga usted en cuenta que el Islam se caracteriza por la unidad en el credo, en torno a los grandes pilares, que son cinco, la profesión de fe, la oración, la limosna, el ayuno en el mes de Ramadán, y la peregrinación a Meca. Pero luego hay una diversidad cultural, una pluralidad teológica, un pluriverso político… eso yo creo que forma parte de la identidad y de la naturaleza del Islam. Por eso sorprende que se considere que esta religión es tan monolítica, tan uniforme, tan poco abierta a la diversidad y al pluralismo. Yo creo que es desde el principio, esa capacidad que tiene de integrar diferentes culturas. Precisamente porque lo que empezó siendo una religión local terminó convirtiéndose en una religión universal pero inculturada en las diferentes tradiciones culturales en las que se implantó. Y ahora mismo sucede algo similar, hay un pluralismo cultural como se puede apreciar. Porque ahí se ha producido una confusión; no todo lo árabe es musulmán y no todo lo musulmán es árabe. Esto es importante destacarlo. En estos momentos la religión que surge identificándose con la tradición y la cultura árabes, inmediatamente evoluciona y se expande por todo el mundo. En este momento hay un pluralismo cultural. Tenga en cuenta que los musulmanes árabes representan solo el 20% de toda la comunidad musulmana de 1.300 millones. Y las poblaciones más numerosas que siguen el Islam son turcas o indonesias, o paquistaníes, o indias, o incluso chinas, con 70 millones. El núcleo numeroso del Islam está fuera del mundo árabe También habla de que no puede identificarse terrorismo con islam o fundamentalismo con catolicismo. ¿No corresponde más a objetivos políticos o intereses de élites que a la tradición religiosa? Claro, es verdad. Lo que sucede es que de alguna manera eso va implícito en el Islam, donde es difícilmente separable religión, cultura y política. Tenga usted en cuenta que cuando surge el Islam es necesario construir un Estado. Porque lo que había entonces era una serie de tribus que estaban en permanente conflicto, guerra y enfrentamientos. Cuando surge el Islam, cuando aparece Mahoma con la creación de esta nueva religión no existe Estado, a diferencia de cuando surge el Cristianismo que está el Imperio Romano perfectamente configurado. Por eso Mahoma, sobre todo después de la huida de La Meca, cuando llega a Medina, tiene que construir una comunidad política organizada. En ese sentido el Islam es el que lleva a cabo la construcción de un Estado donde había un régimen tribal en permanente enfrentamiento. Por eso hay una relación tan directa entre religión y política. Pero es verdad. Creo que en lo referente a esta vinculación del Islam con el terrorismo y el fundamentalismo hay una clara intencionalidad política de parte del Imperio. Si a todo el mundo islámico se le pone la etiqueta de fundamentalista y terrorista, independientemente de que lo sea o no, que ciertamente no lo es, hay justificación para poder ocupar, para poder invadir y utilizar la violencia. Es toda una estrategia político-ideológica que está marcada por la teoría del choque de civilizaciones de Hungtintong, y aplicada con verdadero primor, casi, casi en forma de manual por George Bush durante los ocho años de mandato en la Casa Blanca. ¿Ocurre también con los objetivos de determinadas élites árabes que aspiran a cuestionar el reparto del mundo? Claro. Eso también es muy verosímil. Se vio clarísimamente en el conflicto de las caricaturas de Mahoma. Había países que tenían problemas muy serios, como Siria, Irán y algunos otros, que utilizaron la provocación de las caricaturas de Mahoma para movilizar a su población y ocultar sus verdaderos problemas internos. Hay que tener en cuenta que generalmente en los países de mayoría musulmana en los que se ha establecido el laicismo o determinadas formas políticas secularizas han fracasado, porque la secularización y el laicismo no son fenómenos conocidos en el mundo árabe-musulmán. Precisamente por esa vinculación tan estrecha que existe entre la religión y la política. Yo pienso que es legítima la creación de un Estado de Derecho con partidos islamistas moderados, como es el caso de Turquía. ¿Quién gobierna en Turquía?, el Presidente de la República y el Primer Ministro del Gobierno son dirigentes del Partido de la Justicia y el Progreso. Y Turquía es un Estado de Derecho impecable en el que se respetan los derechos humanos y las libertades como nunca, aun cuando hay muchos límites, porque todos conocemos las carencias históricas que tiene esa democracia turca.