Goya al mejor actor de reparto por "Camino"

Entrevista a Jordi Dauder

Tienes una amlísima y prolífica carrera en cine: desde “Pasos”, de Federico Luppi, varias de Ventura Pons y Vicente Aranda, hasta “Tierra y Libertad”. También en teatro: numerosas obras de Cervantes, Lope, Calderón, Tirso, también Chejov, Becket, Pinter, recientemente el “Hamlet”, de Juan Diego Botto. Series de TV, tanto en la catalana como en la nacional, creo que el último trabajo ha sido “Herederos”, has hecho doblaje, recitales… Eres uno de esos actores imprescindibles, de los que en España hay unos cuantos, de primera, pero que no suelen hacer papeles protagonistas. ¿Por qué tantos y tan buenos? Yo hace años hice papeles protagonistas. Fui protagonista absoluto, por ejemplo, de la serie “Nissaga de poder”, en TV3, durante tres años, y también fui protagonista en muchas obras teatrales, aunque parezca que no te conoce nadie hasta que no sales en la tele. Lo que pasa es que uno ya tiene la edad que tiene, y ciertos papeles protagonistas ya no los puede hacer. Hay otros actores que, como dices, son extraordinarios, más que otros principales, y siempre hacen papeles de reparto. Yo creo que es porque nuestro país tiene una gran tradición teatral, y el teatro te da muchas tablas, mucho saber hacer, que dicen los franceses, muchos conocimientos, que luego te los llevas puestos a la tele o el cine. Y una concepción de interpretación como servicio al personaje, por mas opuesto a ti que sea, no de ponerle cosas tuyas, sino ponerte tú a su servicio. Te defines como alguien comprometido con la vida. Participaste allá por el 57 en las primeras movilizaciones estudiantiles en la universidad de Barcelona, y te tuviste que exiliar por ello. Vengo de una familia republicana y socialista. Mi padre estuvo varios años en la cárcel de Valencia, era dramaturgo. Y yo he seguido la tradición familiar ideológica, y continúo fiel a mis principios a pesar del momento “light” que vivimos. Para eso no hace falta ser actor, lo puede hacer un albañil o un arquitecto, tener compromiso como ciudadano. Has participado en un proyecto de alfabetización en Portugal durante la Revolución de los claveles, has participado en movimientos vecinales en Barcelona, en los campamentos saharauis, en el “No a la guerra”…¿Qué te impulsa a ser tan activo? Cada uno es como es. A mi me apasiona la política, no la politiquera, sino la de contenido social. Utilizo mi popularidad para decir, como en el Sahara: no hay vergüenza. Y ahora con el Goya lo voy a hacer más. Creo que antes de “Camino” comentabas que una de las cosas que mas detestas es la religión, y sin embargo te has llevado un Goya por interpretar a un cura, y además del Opus Dei Háblanos del personaje de Don Luis. Ese debe ser el mérito que han visto, interpretar a alguien que está en mis antípodas. Pienso que la religión manipula las mentes. Dios, Yahve o Alá se utilizan para oprimir, reprimir, negar la vida. Lo religioso debería ceñirse al ámbito íntimo, no vivir de las subvenciones. Cuando Javier me pasó el guión de Camino dije que sí enseguida. Yo conozco la Clínica Universitaria de Navarra y a su capellán, y me había leído la historia de Alexia, la niña que inspiró la película. Me acerqué al personaje del capellán de la clínica con mucho respeto, como sólo se puede acercar uno a un personaje que va a interpretar. Procuré hacer un retrato sobrio de alguien con mucho poder por su puesto de capellán de la clínica. No es en absoluto una caricatura, intenté retransmitir fielmente lo que es. Sin opinar, sirviendo al personaje, con respeto y fidelidad. ¿Por qué Camino ha tenido tanto éxito? Porque es una película de una audacia extraordinaria, y realizada en un lenguaje novedoso. Y porque sus actores principales, Carmen, Nerea, han hecho interpretaciones extraordinarias. La gente ha visto un tema arriesgado, que nunca antes se había tratado en el cine, y ha dicho: aquí hay agallas. Y una forma cinematográfica impecable de Fesser. Los 3 actores premiados en los Goya, Carmen Elías, Nerea Camacho y tú habéis coincidido en dedicarle el premio, dedicatorias personales aparte, a vuestro director, a Javier Fesser. ¿Qué valoración tienes de él? Trabajar con Fesser te deja la sensación de haber estado con una gran persona. Tiene una gran ternura, pasión y amor por el prójimo. Hacía que cada día de rodaje fuera una fiesta, a pesar del tema que tratábamos. Es un gran director de actores. Cuando te preguntan qué te queda por hacer sueles decir que la revolución. Como a algunos de este medio nos gusta esa palabra, explícanos qué quieres decir. Ya se, ya, ya os conozco.Siempre queda la revolución: la individual, la cultural, la social, la económica. Todo lo que nos rodea es dinámico, no estático. O transformamos la realidad, o caemos en la involución. No hay que aceptar las cosas como son. Nadie las ha creado así, y nadie puede impedir que cambien.

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