Jesús Ferrero acaba de recibir el Premio Anagrama de Ensayo. Licenciado en la escuela de Altos Estudios de Paris por Historia Antigua donde asiste a los seminarios y conferencias de Foucault, Deleuze, Roland Barthes, Jacques Lacan o Claude Lévi-Strauss, En 1981 publicó su primera novela, Bélver Yin, con la que obtuvo el Premio Ciudad de Barcelona de 1982, después vinieron Opium, Lady Pepa, el Efecto Doppler o Las Trece Rosas entre otras. Ha trabajado para la radio, el cine y la televisión. Participó en el rodaje de Robin y Marion, de Richard Lester y en el guión de Matador junto con Pedro Almodovar.
Felicitarle or el Premio Anagrama. En su ensayo reflexiona sobre el deseo y lo define como eros y misos El ensayo es una reflexión moderna sobre las pasiones en el que se defiende la idea de que el deseo es la madre del amor, del odio y de todos sus derivados .No creo que el amor sea la causa del deseo sino al contrario: el deseo es la causa del amor, y excluyo siempre calificativos como maligno, perverso, desviado, enfermo o maníaco para hablar de las pasiones por considerar que se trata de términos moralistas. Precisamente utilizo los conceptos eros y misos griegos porque estos conceptos no aparecen contaminados por la religión y la moral. También intento evitar siempre que puedo el término pasión porque inmediatamente nos recuerda al paradigma mismo de la pasión: la de Cristo. En vez de hablar de amor y odio prefiero hablar de eros y misos, que significaban simplemente atracción y repulsión, sin más connotaciones, sólo movimientos de atracción y de repulsión. Además al mismo tiempo divide eros y misos en 4 movimientos. ¿Podría explicarlo? El amor y el odio son dos movimientos que se parten en dos inmediatamente. El amor se biparte entre el amor al otro y el amor a uno mismo, y el odio se biparte entre el odio a uno mismo y el odio al otro. En ambos casos se trata del mismo movimiento pero con direcciones opuestas. De esos cuatro movimientos surgen todas las pasiones. Veamos: del amor a uno mismo surgen el narcisismo, el egoísmo, el orgullo… Del amor al otro derivan el sexo, la codicia, la avaricia, el fetichismo, la ambición, el amor al saber, el amor a Dios. Del odio a uno mismo se derivan el masoquismo, el hastío, el tedio, la drogadicción, la vergüenza, la culpa, la angustia, la depresión… Y finalmente del odio al otro surgen el sadismo, la envidia, los celos, la ira, el resentimiento, el crimen, la guerra… Cada una de estas pasiones (o experiencias del deseo) aparecen tratadas en el libro por separado. El ensayo postula que los cuatro movimientos fundamentales a los que me refiero (el amor a uno mismo y el amor al otro, el odio a unos mismo y el odio al otro) surgen en el instante mismo de nacer. El recién nacido siente apego a sí mismo desde que respira por primera vez, pero también siente rechazo a sí mismo, por lo que ya es y porque le han despojado del seno materno. Siente apego al otro, representado por la madre que ya es otro ser, pero también rechazo: rechazo al nuevo medio en el que se encuentra, rechazo hacia el aire que le quema la piel. Los personajes de sus novelas son tan contradictorios y dialécticos como nuestra propia naturaleza. Claro, eso lo tengo en cuenta constantemente. Nos movemos por atracción y por repulsión. Tan necesaria es la atracción como la repulsión. Las repulsiones nos protegen muchas veces de los peligros. En el ensayo le da tanto protagonismo o más a Misos como a Eros Exactamente, por eso tienen casi la misma extensión las partes dedicadas a misos y a eros, si bien me salen más pasiones derivadas del odio que del amor. Otra cosa: las pasiones que analizo son las que ahora veo que más están incidiendo en el cuerpo social, las más contemporáneas. Algunas tienen mucha historia, como la melancolía, hoy llamada depresión, pero otras son más recientes, como la anorexia. La anorexia ha aparecido solo en determinados momentos históricos, como en los primeros siglos del cristianismo con los anacoretas. Más tarde volvió a resucitar en el romanticismo cuando las mujeres decidían no comer y beber vinagre para resultar más pálidas. La anorexia no deja de ser una mística de la privación Freud definió la categoría estética de lo siniestro como un rasgo de la modernidad. ¿ Una obra que carece de ese aspecto , en la que lo siniestro no se siente no carece de vitalidad ? Por supuesto. Alguien que matase su sistema de repulsiones, se mataría a sí mismo, pues o bien se quedaría paralizado o bien nada lo podría detener. Es como si le faltase la mitad de la respiración. Rilke dijo una vez “La belleza es el comienzo de lo terrible que podemos soportar” ¿Estaría de acuerdo con esa definición? Completamente, Rilke habla de una belleza moderna que ya no es la belleza renacentista, por ejemplo. Es una belleza más compleja y contradictoria, más clara y a la vez más oscura. En el guión de Matardor que escribió junto con Almodovar ya aparece esa contradicción Esa si que es una película contradictoria, los dos polos están presentes y luchando. En mis novelas es una constante. La gente que se sorprende por que he escrito este ensayo no me conoce, en todas mis novelas hay reflexiones en esa dirección. El cine y la literatura ha explorado esos pasiones , películas como Vértigo o El Silencio de los Corderos son expresión de las angustias modernas Claro, el cine ha explorado como pocos géneros las pasiones humanas. Apocalipsis Now es otro ejemplo de pasiones extremas. Me atrevo a decir que la literatura las ha explorado todavía más, de hecho los ejemplos casi clínicos que escojo en mi texto son principalmente literarios. Aunque haya gente que le sorprenda que escriba el ensayo supongo que para un escritor es un ejercicio imprescindible para construir sus personajes. Para mí lo es, si bien conozco a novelistas que han perpetrado unas cuantas novelas sin haber pensado jamás en la naturaleza humana, pero yo necesitaba este paréntesis reflexivo para mi nueva etapa como novelista y porque me urgía explicarme a mí mismo qué es el deseo, qué es el amor, qué es el odio y qué son las pasiones del cuerpo y del alma