Las comunidades religiosas ante la crisis

Entrevista a Fidel Aizpurúa

El religioso capuchino Fidel Aizpurúa y profesor de Sagrada Escritura en la Facultad de Teologí­a de Vitoria, publicó a finales del mes de marzo un artí­culo titulado «No dejéis morir a los viejos profetas», en la revista que edita la Conferencia Española de Religiosos (CONFER). En un momento en el que se busca crear confusión respecto a cuáles son los problemas principales a los que hay que dar respuesta urgente, Fidel Aizpurúa habla de una «encrucijada de caminos» ante la crisis.

En rimer lugar preguntarle por las consideraciones que sobre la crisis hace, dice que “más que ante una crisis coyuntural estamos en una encrucijada de caminos”, ¿a qué se refiere?La crisis puede ser enfocada desde diversos lados, y son lados compatibles; todo el desajuste que genera, y eso está indudablemente, pero también hay una posibilidad de que de esto brote ese sueño nunca apagado del todo en muchas personas, de que otro mundo es posible. Un mundo más fraterno, solidario y más humano.Es una encrucijada en la que uno puede sumirse en la noche o tomar otra dirección y desvelar días mejores. El enfoque que se hace de la crisis suele ser negativo, y así debe serlo porque tiene muchas consecuencias. Pero también tiene ese lado posibilitador.Dice en su artículo que “la gran crisis económica actual es una crisis global de Humanidad que no se resolverá con ningún tipo de capitalismo” ¿Por dónde cree que tienen que ir las alternativas?Los capitalismos no son todos iguales, los hay totalmente asesinos y ecocidas. Pero hay capitalismos de componente más humano, como los del norte de Europa con un carácter más social. Pero el capitalismo tiende a lo que tiende: objetivos de ganancia y lucro.¿Es la solución un sistema de corte socialista? A lo mejor tampoco porque también sabemos a dónde nos ha llevado. Pero uno tiene el derecho a disentir aunque no encuentre soluciones. ¡Qué más quisiera yo que tenerlas! Y no es una pataleta, es un anhelo.Pero incluso hay países como Finlandia, en el norte de Europa, que están en quiebra. Usted habla de los anzuelos que contribuyen a mantener el orden económico: el 0’7%, los objetivos del milenio o los proyectos de desarrollo inmediato que realizan muchas ONGs ¿No cree que existen muchos macguffins, como decía Hitchcock, es decir, efectos cinematográficos para despistar al público de la trama principal? En realidad hay que ser muy respetuosos porque hay muchas personas haciendo cosas con mucha ilusión en el 0,7% o en las ONGs. En esos ámbitos se puede trabajar con mucha lucidez, pero siendo conscientes que con eso la cosa no está resuelta. Lo que la sociedad hace es echar anzuelos para que mucha gente de buena voluntad se meta ahí, para que como dices tú, le despisten de la trama principal. ¿Por qué tenemos este modelo de sociedad? ¿Por qué estamos dirigidos por los bancos? Es la pregunta de las causas que los religiosos estamos tan poco habituados a hacerUsted se dirige a los religiosos, pero ¿qué posición cree que debería adoptar la Iglesia?La realidad religiosa en Europa está de capa caída, pero a veces no lo está tanto como creemos. Fíjate que en España todavía hay 60.000 religiosos. Esos es una burrada de gente con un montón de obras y de asuntos entre manos.Nuestras potencialidades no son como las de una gran multinacional, pero se podrían hacer cosas. Pero la vida religiosa se ha echado en manos del sistema y desde ahí es muy difícil, incluso con mucho potencial.Si se quiere hacer algo en otra dirección hay que plantearse alejarse de los modos sistémicos. No estar siempre dependiendo del dinero público, de las influencias… habrá que pensar algo, ejercer la profecía.¿Qué piensa del manifiesto que se ha publicado por parte de 300 profesionales titulado “Ante la crisis eclesial”?Dentro de lo sistémica que es la Iglesia tiene sus márgenes para la disensión. La palabra disensión no entra dentro de los discursos oficiales, pero nosotros somos hijos de Jesús, un auténtico disidente en el seno de su sociedad. Y eso está demostrado si damos un mínimo de credibilidad a los Evangelios.Que hayan 300 disidentes, que muchos de ellos, a los que conozco, son de un cierto calado intelectual, debería ser interpretado como un signo de salud. Lo que no es signo de salud es un sector de la Iglesia desfasado que cada vez conecta menos con la cultura ambiental. Sin diálogo no puede haber ningún tipo de acuerdo.En España según el CIS existen 30 millones de católicos y 9 millones de ellos practicantes, ¿no cree que manifiestos cómo éste se utilizan también para buscar el enfrentamiento con la Iglesia, para despistar de los verdaderos problemas que tenemos? Es posible. Por una parte hay que vender información y se ejerce una manipulación. Pero también tiene que existir una voluntad de ceder por ambas partes. No se puede pretender un diálogo manteniendo bloqueadas las propias posturas. Y yo no veo esa predisposición a la cesión. Pero bueno, también hay que contar con eso.¿Cómo se percibe la situación desde las comunidades religiosas?Hay gente de todo el abanico; hay gente más abierta y tampoco estamos exentos de cierto fanatismo. Pero ahora mismo el bloque de la vida religiosa acepta las posturas oficiales porque creo que es lo más fácil, y lo digo humildemente.Elaborar pensamiento propio resulta siempre un poquito penoso, y eso cuesta y desinstala. Es más fácil sumarse a lo oficial. Aunque hay que decir que yo lo considero esto mayoritario, no es único. El abanico de actitudes es muy plural.Existen aproximadamente en España 40 mil personas que cobran una media de 350.000 euros al mes ¿Qué le parecería establecer, como ha hecho Obama en EEUU, una escala salarial con un mínimo de 1.000 euros y un máximo de 10.000?A mí me parece magnífico. Pero el asunto es que Obama está diciendo cosas muy interesantes. Pero hay que llegar a los hechos; aunque las palabras también llevan a los hechos, las palabras son palabras.Si se puede ir en esa dirección me parece francamente bien. Porque no estamos hablando de diferencias en base a la formación sino diferencias que no son un escándalo. Lo que no se entiende son esas abrumadoras diferencias salariales.¿Quiere añadir algo más?Sí. Insistir en ese sueño del Evangelio de que la fraternidad es posible. Yo creo en ese sueño, aunque avanzamos con una lentitud tremenda. Todo lo que se haga aunque sea por caminos tortuosos nos humaniza y nos acerca a un horizonte, que no veremos, pero que hay que mantener como utopía. Como dice Serrat con la poesía “utopía necesaria con el pan de cada día”. Aunque muchísima gente no esté para utopías sino para llantos. Pero si no es así nuestro horizonte se entenebrece.

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