La muerte de Rayan y el deterioro de la sanidad (I)

¿Entre todos le mataron?

Rayan, el bebé de Dalila, la primera ví­ctima de gripe A en España, fallecí­a el pasado 12 de julio, al dí­a siguiente de que los médicos confirmaran que no padecí­a la gripe que mató a su madre, fruto de una negligencia. Los hechos que desembocaron en la muerte del pequeño están siendo investigados por la Comunidad de Madrid, el Defensor del Pueblo y el Juzgado de Instrucción Número 4 de Madrid. Sin embargo, el sindicato de enfermerí­a, SATSE, presentó una demanda contra el gerente del Gregorio Marañón ante el Fiscal General por arremeter contra la enfermera encargada del niño sin tan siquiera esperar a los resultados de la investigación. Dicen que si el error lo hubiera cometido un médico se habrí­a esperado. ¿ «balones hacia abajo»? ¿corporativismo médico?.

El error La muerte de Rayan ha sido terrorífica, sí. Errar es humano, ero no debemos acostumbrarnos a que se yerre en sanidad, como se yerra en fontanería. Y la salida en tromba de algunos quitándole hierro al error para “defender la profesión ante los ataques del gerente” del hospital no hacen ningún bien a la profesión. Una cosa es evitar el linchamiento de la enfermera, otra que el error sea imputable “al sistema” o “al centro”. Los errores los cometen personas concretas. Pancartas como “yo también soy la enfermera de Rayan” en un acto de defensa de la profesión contra el gerente es corporativismo ajeno al dolor de la muerte del pequeño. Ha sido un accidente, sí, para diferenciarlo de que no ha sido un acto premeditado, malintencionado. La profesión médica tiene ese gran nivel de responsabilidad en sus manos, la salvación de vidas o su pérdida, la sanación o la pérdida de la salud dependiendo del orden estricto, la rigurosidad, la disciplina y el trabajo. No hay en este caso, peros que ponerle a que ha sido un suceso terrible. Algunos han dicho que no estamos ante una monstruosidad, sino ante un error como el que puede suceder cuando un cirujano, operando de apendicitis, corta el ureter de un riñón, que también viene en los libros. Pero no llamarle error terrorífico en ese momento es comprender, tragar y acostumbrarse con que es normal que de 1000 a alguien le toque. La supervisión A partir de ahí, se deben delimitar las responsabilidades con nitidez. Lo mismo que la falta de identificación predispone a que se confundan los tubos de alimentación y medicación, también la falta de supervisión predispone a que alguien que empieza en un servicio como el de neonatología cometa un error “de libro”. ¿Tenía la enfermera todas las indicaciones necesarias por parte de quien fuera su tutor o supervisor, o del jefe de la guardia, para realizar su tarea como es debido? En ningún tipo de trabajo, sea o no sanitario, se deja solo a alguien que empieza. ¿Por qué aquí sí? La dirección Y, en tercer lugar, hay que poner en su sitio las condiciones laborales de la gente que trabaja en el sistema sanitario. Son justas las reivindicaciones del sector de enfermería. Una enfermera que no tiene plaza fija y que esta en una lista de sustituciones si no escoge la oferta que recibe, sea en un ambulatorio u hospital, sean en la UCI, en reanimación o planta, pasa al final de la lista y puede no volver a trabajar hasta que le vuelva a tocar en la lista y eso puede ser largo. Es justo que para servicios de riesgo se contrate siempre a personal con experiencia o especializado en ese departamento. Y parece claro que, en manos de sus actuales gestores, la tendencia imparable (que no inevitable) de la sanidad es a que este tipo de conflictos se agudicen, puesto que responden a la contradicción entre disminuir los costes y curar al enfermo. Habrá que saber por qué la dirección del Gregorio Marañón no tenía instalado el sistema de alerta en las UCIs de neonatos para evitar este tipo de accidentes (se tenía que haber instalado la misma semana en que murió Rayán) cuando otros hospitales, como el de La Paz en Madrid, sí lo tenían: ¿era responsabilidad nacional, autonómica, o de quién? Además de las recomendaciones de la OMS, que desde 2007 recomienda instalar mecanismos de alerta, otras instituciones han advertido del peligro de confundir las sondas a la hora de alimentar a los pequeños. El Instituto para el Uso Seguro de los Medicamentos (ISMP-España), emitió un documento este mismo mayo sobre Errores por administración de medicamentos orales líquidos por vía intravenosa, basándose en dos casos, en el que hacía recomendaciones específicas para diferenciar las sondas de nutrición enteral y la vía intravenosa en casos infantiles como el de Rayán. Que de todo esto no diga nada el gerente del Hospital y lo deje todo en un error de la enfermera es un oscuro intento de salvar su puesto. Deterioro de la sanidad Pero tampoco se puede justificar el error en la precariedad. En situaciones de precariedad se han hecho heroicidades y se han dado grandes avances médicos. Ningún gobierno regional, sea del color que sea, va a empezar a enfocar las condiciones laborales de los trabajadores sanitarios a raíz de la muerte de Rayán. Esto no es propio del PP madrileño, la propia sanidad andaluza en manos del PSOE de Chaves hace contratos de ATS y Auxiliares por horas, es decir, un contrato de un día por dos horas o 4. La orden es ahorrar gastos. El deterioro de la sanidad pública, allí donde se dé, mande quien mande, en unos sitios más aceleradamente que en otros, hace que el enfermo que puede, “se busque la vida” en la privada para acortar plazos. Quien no, pues a esperar y padecer. La sanidad va a sufrir los recortes sociales de la crisis. El principio de “tanto tienes, tanto vives”, que ya venía de antes, pega un salto con la crisis y se instala más descaradamente en la sanidad. Las capacidades sanitarias se van alejando de las necesidades populares, en beneficio de unos pocos, de sus cuentas presupuestarias. Claro que debe haber un estudio y unas medidas con respecto a la organización de los profesionales, a las rotaciones, los turnos, las condiciones de contratación, su especialización. No puede ser que una enfermera sea “chica para todo” rotando en servicios especializados, como no puede ser que un médico te tenga que operar sin haber dormido durante 24 horas o visitar a un paciente en 3 o 4 minutos en una consulta de primaria. Pero enfrentarse a la cultura monopolista que han instalado los gestores y gerentes en la sanidad no es cuestión sólo de reivindicaciones salariales y laborales, de defensa de privilegios, sino de que puedan salir a la luz y se puedan cambiar principios y prácticas que ponen en peligro la vida de los enfermos por otros intereses y que se dan en la sanidad de forma más o menos extendidas, que se dan la mano con la dirección de unos centros que pretenden cubrir servicios y turnos y ya está. A un médico amigo, recién acabó el MIR de Medicina de Familia, le ofrecieron una breve sustitución como médico del SAMU. El dinero no le sobraba pero rechazó por no considerarse preparado. En otros casos, como en el interior de los hospitales, negarse a cubrir un puesto puede significar represalias. O todavía hoy se oyen denuncias internas de que en puerta de urgencias de los grandes hospitales a cualquiera nos puede estar atendiendo un Médico Interno Residente (MIR) de primer año, mientras el médico adjunto responsable está acostado para cobrar la guardia. O se daña a pacientes demorando operaciones de una noche al día siguiente porque el cirujano de guardia, reventado de trabajar en su clínica privada, va a la pública a dormir, y “lógicamente” no se va a levantar a las 3 de la mañana a operar. De las consecuencias de estos actos nunca nos enteramos. ¿Quién pone freno a esto? Reacciones La Asociación del Defensor del Paciente… Mantiene que la responsabilidad del fallecimiento de Rayán no es sólo de la enfermera que le suministró erróneamente la comida, "también es responsabilidad del jefe de la UCI, y del jefe de guardia". Su presidenta, Carmen Flores, afirmó que el gerente del Gregorio Marañón, Antonio Barba, "debería haber dimitido por vergüenza". También aseguró que el caso de Rayán no es excepcional y que hay casos "en los que no se enteran ni los padres". Para Flores, la sanidad pública en Madrid sufre un "deterioro progresivo", en parte, por la "privatización que está llevando a cabo la Comunidad". Asociación para la Defensa de la Sanidad Publica de Madrid Afirma que el "error" que cometió la enfermera al administrar la alimentación al bebé Rayán "es de manual" y no algo "estrambótico, ni terrorífico, como se ha dicho”, que "cualquier persona en esas circunstancias" podría haber cometido el mismo error ya que las bombas de infusión para nutrición parenteral (vía venosa) y las de nutrición enteral por sonda nasogástrica "son muy parecidas”. Apuntó a la responsabilidad de las "autoridades sanitarias": "Tienen que darse cuenta de que no vale poner a cualquiera para cualquier cosa, por muy buen profesional que se sea". Según él, "la responsabilidad ahí está en las personas que organizan esos servicios y ponen a estas personas en esa situación". UGT Afirma que "no hay circunstancias especiales de personal, ni de saturación de la Unidad" de Neonatos del Hospital Gregorio Marañón que permitan establecer una "relación de efecto-causa" con la muerte de Rayán, por lo que para UGT lo sucedido "es un accidente, un error que se puede cometer, probablemente facilitado por el estrés y la falta de experiencia en esa unidad concreta"…"puede haber un contexto en que sea más fácil cometer un error de estas características, que si tuviéramos una plantilla estable y periodos de adiestramiento previos en unidades tan complejas", pero "en este caso concreto no parece que la Consejería de Sanidad tenga una responsabilidad política, porque se pueden hacer mejor las cosas, pero el error es individual y no es imputable ni al sistema ni al centro, ni hay que sacar conclusiones de carácter general". A partir de ahora la Consejería de Sanidad debería tomar sus decisiones consensuadas con las organizaciones profesionales y los sindicatos. CCOO… Denuncia que de las dieciséis personas adscritas a la UCI en ese momento ocho eran temporales y que la "selección de las personas que cubren las suplencias no se hace quizá de la forma más adecuada para servicios muy sensibles que requieren de una especialización con la que quizá no contaba esa enfermera". Es necesario “hacer una investigación en profundidad de todas las circunstancias profesionales, personales y también de carácter organizativo y de condiciones laborales" en torno a este "error lamentable y terrible".

Deja una respuesta