El PNV va a poner piedras, trabas, trampas...

Entenderse o acabar con sus intrigas

Carlos Iturgaiz, eurodiputado del PP, ha asegurado que «no puede sorprender» el complot de mandos de la Ertzaintza contra el nuevo Gobierno vasco, «eso lo va a intentar el PNV también en la ETB, en la sanidad, en la universidad…». Porque «el PNV es un partido que ha sido un régimen autoritario fundamentalista en el Paí­s Vasco». Además, Iturgaiz ha augurado chantajes «en todo lo que han tocado». Tiene razón Iturgaiz. La camarilla dirigente del PNV va a utilizar todos los resortes que controla para poner piedras y todo tipo de trabas y de trampas en el entramado de organismos autonómicos, empresas públicas y semipúblicas, en los que conserva el poder. Habrá que entenderse con ella o acabar con sus intrigas.

Su oder son más de 650 altos cargos dependientes del PNV. Son círculos clientelares que viven del presupuesto público y que se extiende por todos ámbitos del poder, por sus aledaños y por sus vericuetos. Son varios miles de voluntades, fidelidades y afiliaciones compradas. Tres décadas aprovechándose del monopolio omnipresente del aparato peneuvista lo han posibilitado, llegando incluso a todo tipo de actividades y asociaciones, mediante subvenciones, y alcanzando todos los rincones del País Vasco.La camarilla de Ibarretxe, Arzallus y compañía han construido un auténtico y completo régimen nacionalista, obligatorio y excluyente, impuesto mediante el terror, el miedo y el silencio. Ha utilizado la educación para inocular una ideología étnica, con el virus del odio a España y la justificación del terror. Ha enarbolado el euskera como “expresión concentrada de la nación”, atacando los derechos de los castellanoparlantes, y dañando la extensión y aceptación del propio euskera. Ha convertido la EiTB, en el altavoz de la más grosera y reaccionaria propaganda étnica y etarra. Y ha obligado a la Ertzaintza a paralizar las detenciones de comandos etarras o la persecución de la kale borroka.Ha contado, además, con el apoyo de la jerarquía católica vasca, que ha sido gobernada, durante largo tiempo, por el obispo Setién, y ahora por Uriarte, el obispo de San Sebastián. Esta cúpula religiosa sigue teniendo a Ibarretxe y Arzallus bajo palio. Realmente se han quedado en la época del franquismo. Sólo ha cambiado el “personaje” que llevan debajo del palio.Por ello, la tarea principal, necesaria y urgente, consiste en desmontar todos los resortes del régimen nacionalista, obligatorio y excluyente. Intrigantes que persisten en el seno del poder autonómico, y que inevitablemente intentarán, como ya hemos visto en la Ertxaintxa, obstruir y boicotear la labor del nuevo gobierno, creándole toda clase de dificultades.

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