Enseñanzas del Prestige

De todas las catástrofes ocurridas siempre se obtienen enseñanzas

El hundimiento del Prestige es un caso considerado de máximo interés a la hora de estudiar cómo recuperar el petróleo que permanece almacenado, partiendo de una serie de factores clave. El primero de ellos es la profundidad. Lo que queda del Prestige y su carga se encuentra a 3600 m de profundidad, de forma que la recuperación es virtualmente imposible con los medios de los que se dispone en la actualidad. El segundo factor es la composición química y biológica del agua marina. El agua salada tardaría unos 25 años en oxidar el casco del Prestige, pero en la zona del hundimiento existe precisamente una bacteria devoradora de hierro, que aceleraría el proceso y reduciría el tiempo de oxidación a una quinta parte. La temperatura del agua también influye. Aunque el petróleo almacenado tiene la misma temperatura que el agua marina, no es suficiente para que solidifique, ya que se compone principalmente de asfaltos y resinas, que requieren una temperatura mucho menor. Investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania, junto con el CIEMAT en Madrid y el ICM-CSIC en Barcelona, desarrollan un modelo basándose en estos factores y otros más, como la cantidad de petróleo que queda, las corrientes marinas y la ubicación y magntitud de las grietas existentes en el casco. Pero es una práctica muy común a la hora de transportar petróleo declarar una cantidad menor de la que realmente se transporta para reducir costes en el seguro. Esto puede suponer un impacto mucho mayor, ya que en el modelo elaborado, que reproduce con precisión todos los eventos ocurridos en el hundimiento, se tuvo en cuenta la cantidad de petróleo declarado y no el real. Por ahora, el destrozo medioambiental y el gasto económico del hundimiento del Prestige y del “txapapote” superan con creces la catástrofe de la marea negra del Exxon Valdez. No obstante, este modelo puede resultar muy valioso en futuros hundimientos y catástrofes similares, y puede ser decisivo para decidir la mejor forma de contención en cada caso si se cuenta con datos fiables.

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