Psiquiatrí­a y crisis

Enfermedad mental en los inmigrantes: no hay dos sin tres

Según el «Manual de Psiquiatrí­a» presentado en estos dí­as para que los residentes de psiquiatrí­a actualicen sus conocimientos con los últimos avances de la especialidad, los inmigrantes padecen con mayor frecuencia trastornos mentales, aunque acuden menos que otros pacientes a un centro sanitario para tratarlos.

Lo rimero se explica por el duelo migratorio, tal como afirma el codirector de la obra el doctor Miguel Ángel Jiménez-Arriero, jefe de la sección de Psiquiatría del hospital Doce de Octubre "uno de los aspectos psicológicos más importantes y que hace referencia a todo lo que pierde la persona en el movimiento, que incluye tanto la pérdida emocional como la identidad cultural". Lo segundo se entiende, según el doctor Alberto Fernández Liria, presidente de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, que lo atribuye a las barreras de idioma, culturales y de atención en ciertos servicios con que se enfrentan. Pero no hay dos sin tres. Según la directora de la OMS, Margaret Chan, a raíz de un reciente informe, “la pobreza y el estrés que la acompaña a causa del desempleo, la violencia, la exclusión social y la inseguridad constante están muy relacionadas con el origen de los desordenes mentales”. Ante el repunte de enfermedad mental propia de la crisis, de la que son presa en primer lugar los colectivos más vulnerables, algunas asociaciones de afectados y asociaciones científicas apuntan como problema principal la falta de camas, de hospitales y de especialistas. Sin ir más lejos, otro de los estudios de la OMS sobre 14 países del mundo desarrollado, entre un 75 y un 85 por cien de los casos graves no llegaron a recibir tratamiento en el último año. Por tanto, considerar la inmigración como un factor de riesgo en sí mismo a la hora de padecer enfermedades psiquiátricas tiene dos aspectos. Uno en que objetiviza un sistema de contradicciones específico del hecho de migrar, por lo dejado atrás y por el choque cultural en el país de destino. Pero el otro es que obvia el sistema de contradicciones propio de ser el sector más debil y explotado de la clase obrera aquí. No sea que nos creamos que el choque cultural les impide ir a los centros de salud (que no deja de ser verdad) mientras lo que se está produciendo es un deterioro , y esos pacientes padecen con mayor frecuencia patologías mentales".

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