El discurso del guía supremo de Irán, Alí Jamenei -que exigía el fin de las manifestaciones- ha sido recibido con preocupación por las cancillerías occidentales, algunas de las cuales esperan en vano que el movimiento verde de oposición se transforme en una «revolución de colores» al estilo de las que han ocurrido en el espacio post-soviético. En particular el presidente norteamericano se ha mostrado «muy preocupado» tras el discurso de Jamenei y ha pedido a las autoridades iraníes que escuchen a «las voces que protestan pacíficamente pidiendo justicia». Sin embargo Washington está actuando en este asunto con una mesura y una cautela que sorprende. Obama añadió que EEUU «respeta la soberanía de Irán».
El residente norteamericano, que estos días ha medido cuidadosamente sus declaraciones acerca de los sucesos de Irán, ha mostrado su preocupación por lo que la Casa Blanca interpreta como una tajante censura al reformismo. Obama aclaró que los manifestantes que estos días han inundado las avenidas y plazas de Teherán no protestan contra Occidente, sino “cientos de miles de personas que creen que sus voces no fueron escuchadas y que protestan pacíficamente buscando justicia”. El presidente ha señalado que “Irán reconoce que el mundo le está observando”, y que cree que Teherán reacciona tanto por interés nacional como de cara a no mostrar debilidad al observador extranjero.Pero a pesar de estas declaraciones la Casa Blanca no ha abandonado el tono suave, conciliante y sorprendentemente respetuoso –sobretodo comparado con los exabruptos de líderes como Sarkozy- que ha caracterizado su actuación desde que los resultados oficiales de los comicios iraníes dieran una aplastante victoria a Ahmadinejad y la oposición denunciara el fraude en el recuento. “No es un asunto de Estados Unidos u Occidente contra Irán, sino del pueblo iraní, que en parte quiere abrir nuevos caminos” insistió Obama. “Nosotros respetamos la soberanía de Irán y el hecho de que corresponde a su pueblo tomar estas decisiones”, remarcó.La Casa Blanca actúa con la astucia y cautela que le imponen unas circunstancias que ella misma no controla. A diferencia de otros procesos –las revoluciones de colores que tanto esperan las potencias europeas- Washington carece por completo de mecanismos de intervención dentro de Irán para reconducir las cosas de acuerdo a sus intereses. Las maniobras a través de Google o Twitter para favorecer a los internautas opositores son de un calado ridículo comparado con la organicidad de los instrumentos de subversión que EEUU tiene para intervenir en la Europa del Este o en América Latina, por ejemplo. No conviene abrir demasiado la boca. Después de que previsiblemente las dos facciones de la clase dominante iraní lleguen a algún tipo de compromiso y las aguas vuelvan a su cauce, Ahmadinejad será de nuevo presidente de Irán, le guste a EEUU o no, y habrá que entenderse con él. Cualquier intromisión descarada de EEUU en los asuntos internos de Irán, cualquier aparición de Washington en primera línea de pancarta sería un pecado tan imperdonable para el régimen de los ayatolás como una imagen de Mahoma, e impediría cualquier tipo de diálogo durante un cuarto de siglo más. Con temas candentes como Palestina, Irak, Afganistán, Pakistán o el propio programa nuclear persa, eso es algo que Obama no se puede permitir.También sería algo descabellado que los dirigentes de la oposición iraní –que son parte del régimen pero han manifestado su voluntad de suavizar la relación con Occidente- quedaran marcados eternamente con el hierro de los proyanquis. Mejor salvaguardar su prestigio y permitir que puedan llegar al poder para tener una posibilidad de tener en Teherán a interlocutores menos duros que Ahmadinejad. Quizá ocurra como el buen vino y mejoren con el tiempo.Ante un régimen hermético y forjado a fuego contra la intervención norteamericana, la superpotencia puede –de momento- hacer poco más que sentarse y observar. Así que quizá hayan recordado a Obama un famoso refrán islámico: “¿Si tiene solución por qué te preocupas?, si no la tiene, ¿Por qué te preocupas?”