Encuesta electoral Euskadi: Ibarretxe fuera del gobierno. UpyD entra en el parlamento

¡En Euskadi también! ¡Sí­ se puede!

La encuesta para las inminentes elecciones vascas, realizada por NBC y publicada por La Razón, confirma lo que ya sabí­amos. ¡Sí­ se puede echar a Ibarretxe del gobierno vasco, acabando con su «década ominosa» etnicista! ¡Sí­ se puede abrir una nueva brecha en el modelo polí­tico, metiendo a un diputado de UpyD en el parlamento vasco! ¡Sí­ se puede hacer que las elecciones en Euskadi sean un paso adelante en la batalla contra la crisis!

La encuesta es absolutamente contundente a la hora de exresar la opinión de los ciudadanos: hartazgo absoluto del nacionalismo étnico de Ibarretxe, que arrastra en su caída a los “cómplices necesarios” del tripartito –EA y la EB de Madrazo-; castigo a PSOE y PP –que pierden 22.000 votos respecto a enero, a pesar de poder lograr mayoría absoluta sumando sus diputados- por ser el rostro visible de una política económica que pretende cargar la factura de la crisis sobre las espaldas de los trabajadores; e irrupción fulgurante de UpyD por su defensa de la libertad frente al fascismo étnico, y por su honradez e indendendencia. Ibarretxe suma otro batacazo, y van… La ruptura con EA le hace perder 43.000 votos, todo un mundo en Euskadi, y la suma de las fuerzas del tripartito sólo podría aspirar a 33 escaños, muy lejos de los 38 que conforman la mayoría absoluta que permitiría investir nuevamente lehendakari a Ibarretxe. El actual lehendakari no sólo recoge el rechazo a su raca-raca etnicista. También es castigado por el cada vez más agudo azote de la crisis en Euskadi, que ante la indiferencia de Ibarretxe –repitiendo incesantemente el lema de que “en Euskadi se vive muy bien… estamos mejor preparados que España ante la crisis”- contempla un preocupante desplome de su tejido industrial. Destaca el nuevo castigo a Madrazo, que pierde un 21,5% de los votos que cosechó en 2005. Es el merecido premio a su papel como monaguillo de Ibarretxe en la imposición del fascismo étnico, y a la red clientelar y de prevendas en que ha transformado la consejería de vivienda –mientras los trabajadores vascos pagan desorbitadas hipotecas-. En los resultados de PSOE y PP se superponen dos factores contradictorios. Primero, la necesidad de desalojar a Ibarretxe del gobierno. Esta es la tendencia que les hace incrementar un 25% su número de escaños, y superar en votos a la suma del tripartito. Pero, al mismo tiempo, en relación a los datos de enero, ambos han perdido 22.000 votos, y el más castigado –dejándose 15.000 sufragios en un mes- ha sido precisamente el PSE. El electorado vasco castiga a las dos fuerzas que representan los planes de rescate a la banca, y encarnan el modelo productivo basado en la construcción que ha enriquecido a bancos y monopolios mientras ha empujado al país al borde del abismo. El dato más positivo y significativo es la extraordinaria irrupción de UpyD, cosechando, la primera vez que se presenta a las elecciones vasca, hasta 34.000 votos, un 4,5% del censo. Jamás en la historia de la política vasca se había producido un “estreno” tan espectacular. Este ascenso de UpyD es el resultado de su abnegada y ejemplar lucha contra el fascismo étnico y el terror, señalando con el dedo a los Ibarretxe y Arzallus como máximos responsables. Es el fruto de su independencia y autonomía respecto a los poderes establecidos (en estas elecciones, siguen emitiendo bonos de apoyo para sufragar la campaña, como una forma de “mantener la línea de independencia respecto a las entidades financieras”). Y es también el respaldo a unos candidatos que –como Pilar Ruiz, madre de Joseba Pagazaurtundua o Tomas Tueros, fundador de CCOO en Euskadi, junto a Rosa Díez, la político española más valorada por los ciudadanos- representan lo mejor y más valioso de la izquierda. Estas tres características hacen a UpyD una fuerza que puede impulsar una salida a la crisis favorable a los intereses del país y los trabajadores. Tirar a Ibarretxe del gobierno vasco sería un rotundo éxito en la lucha por la libertad. Colocar un diputado –o quien sabe si más- de UpyD en el parlamento vasco, sería un importante paso en la batalla general contra la crisis.

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