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«En España, los salarios tendrí­an que bajar todaví­a un 30%»

Bernd Lucke, profesor de Economía de la Universidad de Hamburgo y cofundador del partido euroescéptico alemán Alternative frür Deutschland (AfD), ha convertido lo que comenzó siendo un foro de economistas democristianos en una formación política con aspiraciones de bisagra. Su campaña electoral de cara a las elecciones del 22 de septiembre se reduce a clamar por corregir los errores fundacionales del euro a base de desmontar la moneda única. Si en el momento de la fundación del partido, el pasado mes de abril, una de sus prioridades era sacar a Alemania del euro, para evitar cuanto antes la unión de transferencias, ahora parece decantarse por sacar del euro a los países del sur de Europa con problemas para financiarse, entre los que incluye a España.

Pregunta.– Las encuestas de intención de voto señalan que AfD no obtendrá el 5% necesario para entrar en el Parlamento Federal, pero supongamos que usted, algún día, llegase al cargo de canciller alemán. ¿Qué sería lo primero que haría?

R.– Bueno, yo no tomo como referencia del todo fidedigna esas encuestas. La estadística permite siempre cierto margen de maniobra al interpretar los datos y creo que los institutos de opinión pública tienden a empequeñecer nuestra influencia. Yo me muevo, hablo con mucha gente que piensa como nosotros y creo firmemente que sí podemos alcanzar el 5% de los votos. Y si un día, algo muy poco probable, yo fuese canciller federal, llevaría a Bruselas un programa para que los países del sur de Europa abandonasen el euro de forma no traumática para el sistema y regresasen a sus antiguas monedas. Así podrían abordar la tarea de recuperar competitividad desde una perspectiva más real y podrían volver a tomar sus propias decisiones económicas.

P.–En el caso de España, el desarrollo de la balanza comercial da a entender que la mejora en competitividad ya se estaría, lentamente, produciendo.

R.– En el caso de España, los salarios tendrían que bajar todavía un 30% para hablar de una producción realmente competitiva. Le hablo de cálculos macroeconómicos, de datos fríos. Sin esa bajada, no se volverá a crear empleo como para reactivar la economía.

P.– Pero el proyecto europeo, además de una dimensión económica evidente y muy importante, tiene una irrenunciable dimensión política que usted no parece tener en cuenta en sus propuestas.

R.–Yo entiendo que Alemania tiene un compromiso de solidaridad con los países europeos más pobres, pero los países europeos más pobres no son ni España ni Grecia ni Portugal ni Irlanda. Los más pobres por PIB per capita son Rumanía, Bulgaria y los Países Bálticos, que no se llevan ni un euro. No estamos repartiendo todo ese dinero a los países más pobres, sino a los que más deuda tienen, un criterio completamente absurdo. Y lo peor es que el proceso de los rescates se está llevando a cabo con una gran opacidad, la gente escucha elevadísimas sumas de dinero que se trasvasan a estos países o a sus bancos, pero no entiende bien lo que se está haciendo. Hace falta mucha más transparencia, y los gobiernos deberían estar dando muchas más explicaciones.

P.– Pero también habría que explicar bien en qué situación quedaría Europa y en qué situación quedarían los países que abandonasen el euro. No resultaría sencillo en absoluto.

R.– Hay muchas formas de hacerlo, varios proyectos diferentes. El profesor Kai A. Konrad ha hecho buenos análisis al respecto. Y puede optarse por cualquiera de esas vías. El objetivo es que los que no puedan financiarse tomen distancia para crear así una línea de contención del problema. Y no es necesario pensar en países enteros. Cataluña, País Vasco y el norte de Italia podrían permanecer en el euro, por ejemplo, pero está claro que Grecia o Andalucía no forman parte de esta realidad. Empeñarnos en lo contrario es negar la evidencia. Y cuanto más tardemos en darnos cuenta, más caro nos costará a todos.

P.– En su programa figura con valoración positiva la posibilidad de que sea Alemania la que abandone el euro. En ese caso, ¿mantendría un discurso similar sobre su país? Es decir: ¿dejaría en el euro a los Länder orientales, menos competitivos, y sacaría al resto de la zona euro?

R.– Alemania en su conjunto es una economía muy competitiva, cuyo único gran riesgo es verse lastrada por la falta de competitividad de unos socios que no son capaces de hacer las reformas necesarias. Pero si esta transferencia continúa, pronto dejará de serlo, y ya no podrá servir de motor económico de Europa.

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