China ya es una potencia tecnológica

Emergencia tecnológica china, perplejidad europea

El pasado 17 de junio se publicaba, en el periódico británico Financial Times, un artículo con el llamativo título de China está ganando la carrera tecnológica mundial. Afirmaba que China se estaba convirtiendo en una potencia tecnológica de primer orden.

Como botón de muestra, de las 50 mayores empresas tecnológicas de nueva creación -en sectores punteros a nivel mundial (llamadas unicornios o emergentes, y con un valor de al menos 1.000 millones de dólares)- 26 son chinas y 16 norteamericanas.

Se llama “unicornio” a una compañía tecnológica que, partiendo de un capital modesto, alcanza un valor de mil millones de dólares, o mucho más, en poco tiempo; algo que sonaría a mito o fantasía, como los unicornios. Solo unas cuatro compañías de este tipo lo consiguen cada año, en base al desarrollo de un proyecto tecnológico de innovación relacionado con alguna necesidad aparecida en las nuevas actividades basadas en Internet y las nuevas tecnologías.

Hay distintas fuentes al respecto pero, por ejemplo, la revista estadounidense Fortune publica una lista de esas mencionadas 50 mayores compañías, The Unicorn List. La lista se inicia con Uber (EEUU, 62.000 millones de dólares, transporte); la segunda Xiaomi (China, 45.000 millones, electrónica de consumo); y después otras con actividades en Internet y las nuevas tecnologías, tanto de EEUU, como Airbnb (25.000 millones, alojamientos), Palantir (20.500, análisis de datos) y SpaceX (EEUU, 12.000, aeroespacial), como de China: Didi Kuaidi (16.000, transporte), Lufax (10.000, financiera) y DJI (8.000, robótica). Pero también hay empresas de la India, como Flipkart (15.000, distribución), Olacabs (5.000, transporte) y Snapdeal (5.000, comercio electrónico), y de Corea del Sur como Coupang (5.000, comercio electrónico). Curiosamente no hay ninguna europea salvo la sueca Spotify (8.500 millones, música).

Este ascenso tecnológico de China y de otros países en desarrollo es expresión de la redistribución de la riqueza mundial, que anteriormente monopolizaba EEUU, como única superpotencia, y Europa Occidental en un segundo nivel. El desarrollo económico independiente de los países en desarrollo y las relaciones de igualdad entre ellos, alcanzando ya el dominio de las tecnologías punta, supone un profundo cambio mundial que favorece a los países en desarrollo y a todos los pueblos del mundo.

El ascenso chino y el declive estadounidense

Pero el ascenso tecnológico chino adquiere más precisión si vemos los intercambios comerciales entre China y Estados Unidos en el campo tecnológico. Y en esto EEUU depende cada vez más de China. Según el informe del Departamento Federal de Estadísticas de EEUU, en 2017 EEUU importó de China 156.000 millones de dólares en equipos avanzados de tecnología (placas base de circuitos, dispositivos módem, discos duros, pilas solares, impresoras láser y robots), cantidad que supone 6 veces más que hace 15 años. También ha sucedido los mismo con productos de los campos biotecnológicos, electrónicos, aeroespaciales y de nuevos materiales.

La diferencia en los intercambios comerciales entre ambos países se eleva a 135.400 millones de dólares a favor de China. Esta situación está detrás del ataque arancelario del Gobierno de Trump este mismo 6 de julio, imponiendo un 25 % en los aranceles a los productos chinos por valor de 34.000 millones de dólares, entre los que figuran, de forma destacada, los aparatos de tecnología punta de las industrias aeroespacial y robótica. Estas medidas decididas por el Gobierno de Trump tienen como objetivo impedir que China y otros países en desarrollo alcancen posiciones avanzadas a nivel mundial, y así EEUU pueda mantener su actual hegemonía mundial.

Pero el avance innovador chino no se reduce a las empresas del campo tecnológico. Es un hecho reconocido mayoritariamente por las propias empresas europeas que las empresas chinas son innovadoras en la misma medida o más que las europeas. El pasado 20 de junio, en un informe de la Cámara de Comercio de la Unión Europea en China, sobre la base de una encuesta realizada a empresas europeas, se afirmaba que el 61% de las empresas encuestadas señalaban que las empresas chinas eran iguales o más innovadoras que las empresas europeas. El aumento de tal valoración, respecto a 2017 era de 15 puntos, del 46% al 61%.

La perplejidad europea

La Unión Europea se plantea imponer restricciones a las inversiones chinas, estando por otro lado abierta a la inversión extranjera directa. Entre sus países integrantes, existen legislaciones que compiten en atraer tal inversión. Solo 12 de los 28 países tienen legislación para supervisar y vetar tales inversiones por motivos de interés nacional.

En febrero de 2017 Alemania, Francia e Italia enviaron una carta conjunta a la responsable de Comercio de la UE solicitando el establecimiento de medidas a nivel europeo para supervisar inversiones de tal índole. Igualmente lo hizo el Partido Popular Europeo con el presidente de la Comisión Europea, llegando este a proponer la creación de tal legislación en septiembre de 2017. ¿Por qué este movimiento de control europeo de las inversiones? La inversión china ha pasado de 1.600 millones de euros en 2010 a 35.000 millones en 2016. Pero el problema está cuando se invierte en empresas tecnológicas, especialmente relacionadas con seguridad y defensa o infraestructuras estratégicas.

Las inversiones chinas en Europa han crecido extraordinariamente desde 2008 -cuando EEUU descargó su crisis sobre Europa-, especialmente las adquisiciones de empresas tecnológicas en las principales potencias europeas, y de infraestructuras estratégicas en la Europa del sur y del este. El acuerdo europeo sobre la supervisión de inversiones, previsto para que el Consejo Europeo decida este año, tiene serias dificultades para conciliar los intereses opuestos en el seno de la UE. Existen divergencias entre Alemania, Francia e Italia, que exigen medidas más restrictivas, frente a otros países del sur y este de Europa, que no quieren que tales medidas reduzcan las inversiones en sus países; e incluso hay contradicciones en el seno de los países entre el sector vinculado a la defensa y la seguridad y el sector de los que necesitan vender sus participaciones empresariales.

Los principales centros de pensamiento de las potencias europeas se preguntan: ¿Podrían los países europeos perder el control sobre sus tecnologías estratégicas? ¿Qué políticas debe adoptar la Unión Europea frente a las compras de empresas tecnológicas europeas por parte de empresas chinas? ¿Se deben permitir, sin poner ningún obstáculo, cuando en China las inversiones de las empresas extranjeras están sometidas a ciertas restricciones?

Sin embargo, las burguesías monopolistas europeas no se plantean el mismo problema con respecto a las inversiones norteamericanas en empresas tecnológicas y estratégicas, debido a la dependencia económica, política y militar que Europa mantiene de Estados Unidos.

El Gobierno chino impulsa el ascenso tecnológico

Es curioso que la mayoría de los centros de pensamiento de las burguesías monopolistas europeas reconozca que China lleva décadas creciendo económicamente a un ritmo con tasas altas; incluso algunos de ellos lo han calificado como la mayor revolución económica de la historia de la humanidad. Igualmente reconocen el hecho de que tal crecimiento se debe fundamentalmente a la iniciativa del propio Gobierno (que dirige el Partido Comunista), que lleva una firme dirección sobre la economía, con un potente sector estatal.

La rotunda realidad es que este impresionante ascenso es producto de la dirección política que el Partido Comunista de China ejerce en el Estado y la economía. Es producto de una orientación política y una planificación económica establecida con años de antelación, que han dado lugar a los resultados actuales.

El presente plan económico del Gobierno chino se llama Made in China 2025. China pretende ser líder en tecnología a escala internacional, con el objetivo principal de que China ascienda en lo que se llama las “cadenas tecnológicas de valor de la economía mundial”, evitando lo que se califica de la “trampa de la renta media”, en otras palabras, romper con el monopolio ejercido por EEUU y Europa Occidental sobre la producción y los avances tecnológicos, para que China y el resto de países del mundo puedan desarrollarse económicamente al más alto nivel tecnológico. Para ello, el Partido Comunista, a través del Gobierno chino, ejerce una firme dirección sobre la economía, basándose, pero no solamente, en la potencia de las empresas estatales, sino también apoyando (con legislación, subvenciones, etc.) al resto de las empresas para que se transformen tecnológicamente.

Una realidad que se manifiesta en la creciente importancia que ha adquirido China para las empresas extranjeras, que instalan allí sus centros de actividades de investigación, desarrollo e innovación. Un reciente artículo de China Europe International Business School (CEIBS) de Shanghai destacaba que hace 15 años solo había en China 200 centros de investigación y desarrollo extranjeros. Actualmente hay más de 1.500 centros de innovación tecnológica, y se prevé que aumente un 20% durante este año.

Un 61% de las empresas europeas caracteriza su presencia en China como de “importancia creciente” (un porcentaje en aumento año tras año). Pero la importancia de China ya no se encuentra en sus bajos costes de producción, porque se han conseguido constantes aumentos salariales. Así, el 71% de dichas empresas destaca que el principal motivo para instalarse en China es poder suministrar productos al mercado chino.

Europa en la encrucijada

El ascenso tecnológico de China, un hecho que han tenido que aceptar las burguesías monopolistas europeas, les genera un conflicto entre la realidad que ven y su posición de clase. Porque la realidad china pone en cuestión la teoría, según su punto de vista burgués, de que China, país con un régimen político “autoritario”, estaría seriamente limitada para desarrollar su capacidad tecnológica e innovadora. Sin embargo, el hecho que también tienen que reconocer es que la clave del persistente crecimiento chino está en la absoluta independencia del Estado socialista, y en la dirección del Partido Comunista de China sobre una economía firmemente asentada en el sector estatal, es decir, con un papel protagonista en la transformación económica, mediante las necesarias financiación y legislación.

¿Por qué no seguir el ejemplo de China? En los hechos, China ofrece un modelo de éxito, que ofrece una nueva opción para otros países y naciones que deseen acelerar su desarrollo preservando su independencia. Porque el problema clave europeo reside en si se promueve un desarrollo económico, político y militar de Europa no sometido a los intereses y las órdenes de Washington, o se sigue el camino de sumisión al imperio, que, en su ocaso, no deja de saquear a sus “aliados” europeos -incluyendo las últimas medidas proteccionistas y otras que vendrán- y que se esfuerza cada vez más en dividirla. Por todo ello, golpear la actual hegemonía norteamericana favorecería el tránsito hacia un mundo multipolar.

9 comentarios sobre “Emergencia tecnológica china, perplejidad europea”

  • Si,yo lo sé por própia experiencia.China encabeza el ranking de inversión en software de «Inteligencia Artificial(IA)»,por delante de los EEUU,que es el ftuturo del software.En el último Congreso del Partido Comunista,se hizo hincapié en «bienestar al Pueblo y fuertes inversiones en Inteligencia Artificial»,aplicándolos a campos como la medicina,defensa,etc,etc,etc.Si os metéis en el navegador chino «Baidu» encontraréis miles de libros de «deep learning» o redes de software neuronales

  • No da lo mismo el color del gato, porque al desarrollo de las fuerzas productivas subyacen siempre unas u otras relaciones de producción. Debemos denunciar la sangre y el sudor del proletariado chino y del pueblo tras el revisionismo al mando.

  • Alberto Esparcia. dice:

    El que China pueda acceder a las cuotas de PIB, desarrollo, etc. es un hecho positivo, pero todos sabemos los costos ambientales, humanos etc. Tienen su derecho a llegar a los estándares que tenemos nosotros, pero ya sabemos las limitaciones de nuestro modo de vida. No os engañéis del Capitalismo corporativo Chino no esperéis otro modelo de sociedad que el nuestro y su miseria espiritual.

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