«Respecto a convulsiones financieras anteriores, la crisis actual ofrece la novedad de que Italia está en el ojo del huracán. No es lo mismo albergar en el hospital financiero a Portugal, Grecia o Irlanda que tener ingresados a España (más del 11% del PIB de la eurozona) e Italia (más del 17%). La negligencia culpable de la avanzadilla europea (Alemania y su zona de influencia, más Francia) ha llevado a una situación en la que cada día que pasa es más probable la ruptura del euro.»
Angela Merkel y Nicolas Sarkozy tienen que decidir sin dilación sobre un roblema de supervivencia: o salvan la moneda única o se quedan en el refugio de sus electorados. Hasta ahora han hecho lo contrario de lo que exige el reforzamiento de la unidad económica: prestar más atención a sus votantes que al buen gobierno europeo. Pero con Italia en la UVI, la situación es crítica, la alarma de emergencia está sonando estruendosamente y las decisiones son obligadas. (EL PAÍS) LA VANGUARDIA.- Los mercados financieros han vivido momentos de histeria en las últimas 48 horas, a raíz de la crisis de la deuda de Grecia y de su contagio a Italia y España, con un comportamiento que roza lo irracional. El castigo contra la deuda pública de estos dos países como si estuvieran en la lista de espera de una eventual suspensión de pagos, olvidando que se encuentran entre los más desarrollados del mundo y que están amparados por la moneda única europea, es un hecho que carece de toda lógica, a menos que se aproveche la coyuntura griega para especular y garantizarse rentabilidades superiores al 6% anual en los bonos a diez años italianos y españoles, lo que constituye un buen negocio. CINCO DÍAS.- La tormenta bursátil desatada el lunes parece haber radicalizado ya a ambos bandos y complicado la posibilidad de un acuerdo. Tras el fracaso de las reuniones de ayer y anteayer, la zona euro no descarta celebrar esta misma semana una cumbre al más alto nivel para intentar limar las diferencias y pactar algún principio de acuerdo que apacigüe a los mercados. Berlín supedita cualquier avance a un compromiso para lograr una participación "sustancial" del sector privado. Y en aras de conseguir ese objetivo ya ni siquiera se descarta que la fórmula elegida provoque una degradación de la deuda griega por parte de las agencias de rating hasta el nivel de suspensión de pagos (D) o suspensión de pagos selectiva (SD). EL CONFIDENCIAL.- Mucho dinero, en todo caso, para un mercado ciclotímico obligado a absorber enormes cantidades de papel. Tan sólo en España el endeudamiento de todos los agentes económicos –a la luz de las cuentas financieras que elabora el Banco de España- alcanza los 3,085 billones de euros, casi tres veces el producto interior bruto. De esta cantidad, 706.405 millones los deben las administraciones públicas; 1,47 billones las empresas y 902.110 millones las familias. Y prácticamente la quinta parte de esta ingente cantidad (634.761 millones) hay que financiarlo en el exterior, lo que complica las cosas. Editorial. El País Emergencia a la italiana Mientras amainaba ayer ligeramente la tormenta sobre las deudas nacionales de Italia y España, debido a la convicción entre los inversores de que el Banco Central Europeo (BCE) está comprando bonos españoles e italianos y al brusco anuncio de que Italia prepara un plan de ajuste, el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, iniciaba las consultas para convocar una cumbre urgente del Eurogrupo que ponga remedio a la enloquecida situación financiera en Europa. Con retraso, porque esa es la cumbre que debió reunirse con urgencia el lunes. Al ritmo de la burocracia europea, incapaz de ofrecer un mensaje tranquilizador en medio de la crisis más grave que ha sufrido la eurozona, se cuecen en su propia salsa Grecia, Portugal, Irlanda, España y ahora Italia. Demoran sus posibilidades de recuperación y tienen que pagar intereses astronómicos por la deuda que necesitan refinanciar. Respecto a convulsiones financieras anteriores, la crisis actual ofrece la novedad de que Italia está en el ojo del huracán. No es lo mismo albergar en el hospital financiero a Portugal, Grecia o Irlanda que tener ingresados a España (más del 11% del PIB de la eurozona) e Italia (más del 17%). La negligencia culpable de la avanzadilla europea (Alemania y su zona de influencia, más Francia) ha llevado a una situación en la que cada día que pasa es más probable la ruptura del euro. Angela Merkel y Nicolas Sarkozy tienen que decidir sin dilación sobre un problema de supervivencia: o salvan la moneda única o se quedan en el refugio de sus electorados. Hasta ahora han hecho lo contrario de lo que exige el reforzamiento de la unidad económica: prestar más atención a sus votantes que al buen gobierno europeo. Pero con Italia en la UVI, la situación es crítica, la alarma de emergencia está sonando estruendosamente y las decisiones son obligadas. Italia no ha descendido por casualidad al escalón de los países con solvencia dudosa. Su tasa de crecimiento en los últimos 10 años apenas llega al 2,5% (en el caso de España fue del 24,4%), su nivel de deuda es muy elevado (el 120% del PIB; el 53% está en manos de extranjeros), tiene probablemente el mayor volumen de economía sumergida de Europa (junto con Grecia), está perdiendo cuota de exportación en el mercado mundial de forma continuada y, a pesar de este mal diagnóstico económico, no cuenta con un plan de austeridad para reducir el endeudamiento. Aunque suele olvidarse o trivializarse, para los inversores también cuenta el desorden político del país. Es insólito que en una economía occidental, desarrollada, se admita una trifulca virulenta entre el primer ministro, en este caso Berlusconi, y el ministro de Economía, Tremonti, sin que se resuelva con las destituciones o dimisiones permanentes. En Italia está sucediendo. Un análisis optimista diría que los mercados de deuda han echado un órdago a Bruselas y a Berlín. Requieren una solución inmediata para Grecia; no aceptan aplazar el caso hasta septiembre. Por esa razón la prima de riesgo de España se disparó hasta más allá de los 375 puntos básicos, la italiana superó los 360 puntos y las Bolsas se desplomaron. Un análisis pesimista insistiría en que los Estados han vuelto a ceder. Si Van Rompuy no se equivoca, habrá cumbre extraordinaria el viernes. Este nuevo incendio solo se apagará definitivamente si se cumplen condiciones estrictas. La primera, que se apruebe un nuevo rescate para Grecia con reestructuración de la deuda y sin declaración de impago; la segunda, que el BCE siga comprando bonos de los países damnificados; la tercera, más difícil de articular, es que el Fondo de Estabilidad Financiera pueda operar en el mercado secundario. Esto es lo que tienen que decidir los ministros europeos. O más Europa así, o sus elecciones nacionales y regionales. Que, por cierto, muchos de ellos tienen ya perdidas. EL PAÍS. 13-7-2011 Editorial. La Vanguardia Crisis financiera y desgobierno europeo LOS mercados financieros han vivido momentos de histeria en las últimas 48 horas, a raíz de la crisis de la deuda de Grecia y de su contagio a Italia y España, con un comportamiento que roza lo irracional. El castigo contra la deuda pública de estos dos países como si estuvieran en la lista de espera de una eventual suspensión de pagos, olvidando que se encuentran entre los más desarrollados del mundo y que están amparados por la moneda única europea, es un hecho que carece de toda lógica, a menos que se aproveche la coyuntura griega para especular y garantizarse rentabilidades superiores al 6% anual en los bonos a diez años italianos y españoles, lo que constituye un buen negocio. El marcado carácter especulativo de los problemas que sufre la deuda italiana y española, sin embargo, no minimiza para nada la gravedad de la actual crisis. Diferenciales de trescientos puntos básicos con la deuda alemana y tipos de interés superiores al 6% para refinanciar el déficit público es algo que resulta insostenible en el tiempo. Si ambos países podían hasta ahora hacer frente sin problemas a sus compromisos de pago, los mercados financieros les han complicado el futuro. La persistencia de estos elevados costes de financiación puede dificultarles mucho –ahora sí– su situación económica y financiera interna. Italia tiene el problema más acuciante, porque debe refinanciar estas semanas gran parte de su deuda, que supera el 120% de su producto interior bruto. España, en cambio, no tiene compromisos importantes de refinanciación hasta después del verano y su proporción de deuda con respecto al PIB es la mitad que la italiana. Las discrepancias entre los países miembros respecto al segundo rescate financiero que necesita Grecia, asi como la posibilidad de que se opte por una suspensión de pagos parcial de ese país, en contra del criterio del BCE, explican el fuerte castigo que los mercados financieros han dado a la deuda pública de los países más frágiles. La UE no sólo está perdiendo la batalla contra la especulación, alentada en buena parte desde Wall Street, sino que está ofreciendo una imagen de desgobierno que resulta realmente preocupante. Hace bien el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, en preparar una cumbre extraordinaria de los líderes europeos para tratar del agravamiento de la crisis de la deuda, sobre todo después del pobre espectáculo que dieron los ministros de Economía europeos en su reunión del lunes. La UE está obligada a encontrar una rápida solución para Grecia, ya que sus problemas tienen una dimensión todavía manejable para sus socios. Bajo ningún concepto, como dice el BCE puede permitirse que Grecia suspenda pagos, aunque fuese parcialmente. Sería abrir la puerta a la insolvencia de un país del euro y sentaría un grave precedente que encarecería sustancialmente la financiación de los déficits públicos de buena parte de los países europeos, con nuevos e importantes sacrificios para sus ciudadanos. LA VANGUARDIA. 13-7-2011 Crisis euro. Cinco Días La presión de Merkel en el Eurogrupo pone a Grecia al borde de suspender pagos Bernardo de Miguel Vuelta a la casilla inicial pero con mucho menos tiempo para llegar a la última. La imposibilidad de lograr un acuerdo sobre la participación del sector privado en el segundo rescate de Grecia, como desea Alemania, ha obligado a los ministros de Economía de la zona euro (Eurogrupo) a delegar en sus expertos la tarea de preparar una fórmula de consenso que permita una reducción del coste del servicio de la deuda griega para garantizar la sostenibilidad de las finanzas de Atenas. El encargo no tiene plazo concreto, pero los expertos deberán presentar "en breve" su propuesta a los ministros. Y el mandato se ha cursado con un lenguaje ambiguo que revela tanto la disparidad de opiniones en el seno del Eurogrupo como la disposición de algunos socios a aceptar las soluciones más radicales, incluida la quiebra de Atenas. Para el ministro holandés de Finanzas, Jan Kees de Jager, máximo representante junto al alemán de la línea dura frente a los acreedores privados, el Eurogrupo ya no excluye la suspensión de pagos en Grecia como medio para forzar a los bonistas a asumir parte de la factura del rescate. En el extremo opuesto y en apoyo de las tesis del Banco Central Europeo en contra de cualquier reestructuración, el titular de Finanzas de Luxemburgo, Luc Frieden, descartó ayer que algún país de la zona euro pueda entrar en suspensión de pagos. Más tajante aún se mostró España, que rechaza ya cualquier tipo de participación del sector privado en el rescate aunque sea aparentemente voluntaria, sin términos definidos. Francia, cuyos bancos son los principales acreedores de Grecia, acepta a regañadientes la exigencia alemana de incorporar a los bonistas al rescate. Pero el endurecimiento de la posición de Berlín puede llevar a París a alinearse de nuevo con Fráncfort y Madrid. Y la tormenta bursátil desatada el lunes parece haber radicalizado ya a ambos bandos y complicado la posibilidad de un acuerdo. Tras el fracaso de las reuniones de ayer y anteayer, la zona euro no descarta celebrar esta misma semana una cumbre al más alto nivel para intentar limar las diferencias y pactar algún principio de acuerdo que apacigüe a los mercados. Berlín supedita cualquier avance a un compromiso para lograr una participación "sustancial" del sector privado. Y en aras de conseguir ese objetivo ya ni siquiera se descarta que la fórmula elegida provoque una degradación de la deuda griega por parte de las agencias de rating hasta el nivel de suspensión de pagos (D) o suspensión de pagos selectiva (SD). Ambas calificaciones podrían dejar a la banca griega sin acceso a la financiación del BCE, un arma que Trichet amenaza con utilizar para frenar la ofensiva alemana. Crisis sistémica El comisario europeo de Economía, Olli Rehn, consideró ayer inevitables estos regateos para una decisión que debe tomarse por unanimidad de los 17 socios de la zona euro. Pero admitió, al término de la reunión del Ecofin (consejo de ministros de Economía y Finanzas de a UE) celebrada en Bruselas que "hemos entrado en una fase muy seria de la crisis de la deuda soberana", El comisario finlandés advirtió que la virulencia de la crisis ya no puede atajarse con parches nacionales sino que "requiere una solución sistémica". Solución que no acaba de llegar. CINCO DÍAS. 13-7-2011 Crisis euro. El Confidencial La UE prepara ya una quiebra parcial de Grecia Carlos Sánchez Los banqueros de Fráncfort lo llaman “ambigüedad constructiva”. Pero sus efectos son contundentes y para nada equívocos. Todo lo contrario. Pese a esa ambigüedad calculada, sólo el rumor -no confirmado- de que el Banco Central Europeo ha vuelto a adquirir deuda pública de los países periféricos sirvió ayer para calmar a los mercados. ¿Hasta cuándo? Al menos hasta la semana que viene (los martes el BCE hace públicos sus estados consolidados), no se conocerá la intensidad de la intervención, pero lo que está claro es que la autoridad monetaria continúa engordando su balance con deuda pública degradada por las agencias de calificación. Aunque ya el pasado jueves Trichet anunció que no las haría el menor caso. Lo cierto es que los últimos datos –referidos al 8 de julio- reflejan la adquisición de 134.300 millones de euros. De ellos. 74.200 millones corresponden al programa de mercado de valores y 60.100 millones al programa de adquisición de bonos garantizados. El BCE, en un alarde de transparencia, no comunica el destino de sus compras. Trichet, de esta manera, está intentando controlar unos mercados histéricos que se mueven a golpe de rumor o simple interpretación de declaraciones oficiales.Y que con muy pocas operaciones -como aseguran fuentes de uno de los mayores intermediarios de renta fija del país- están colocando los diferenciales de prima de riesgo en niveles históricos. Hasta el punto de que el spread español con el bono alemán a diez años llegó ayer a superar la barrera de los 375 puntos básicos. O lo que es lo mismo, la rentabilidad en los mercado secundarios ha llegado a alcanzar un increíble 6,30%, cuando el precio oficial del dinero está situado en el 1,5%. En todo caso una enorme volatilidad de más de 10% hacia arriba o hacia abajo en sólo un día. El hecho de que en los mercados secundarios se crucen operaciones (escasas) con esa rentabilidad presiona, sin duda, al Tesoro Público, que en julio tiene que hacer frente a fuertes volumen de emisión. Nada menos que 15.000 millones de euros (ver gráfico). Pero también durante el segundo semestre. Sólo el Gobierno central -sin contar las administraciones territoriales- acudirá este año al mercado para obtener 47.200 millones de euros. O 93.800 millones si se incorporan los vencimientos. Al final de año, las emisiones del Tesoro escalarán hasta los 588.000 millones de euros. La próxima subasta está convocada para el día 21 de julio. Y está por ver si el Tesoro no vuelve a tirar de inversores institucionales en lugar de acudir al mercado De esta manera, esquiva un posible mal resultado de la subasta, aunque sea algo más cara. La financiación de la deuda en el caso español representa menos del 3% del PIB, por debajo de la mayoría de los países europeos. Papel, mucho papel Mucho dinero, en todo caso, para un mercado ciclotímico obligado a absorber enormes cantidades de papel. Tan sólo en España el endeudamiento de todos los agentes económicos –a la luz de las cuentas financieras que elabora el Banco de España- alcanza los 3,085 billones de euros, casi tres veces el producto interior bruto. De esta cantidad, 706.405 millones los deben las administraciones públicas; 1,47 billones las empresas y 902.110 millones las familias. Y prácticamente la quinta parte de esta ingente cantidad (634.761 millones) hay que financiarlo en el exterior, lo que complica las cosas. Como las complica el hecho de que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, lanzara ayer un dardo envenenado contra la canciller Merkel, a la que acusó, sin citarla, de avivar la actual tormenta con su propuesta de que la banca privada participe en el rescate griego con una quita parcial. La crítica de Zapatero llega en el peor momento, justo cuando los mercados están pasando factura por la desunión europea, lo que, sin duda, alimentará nuevos vaivenes financieros. Y lo peor es que sus palabras sólo ponen de relieve que España ha vuelto a quedarse con escasos apoyos en Europa. Según la corresponsal de la agencia Efe, la tesis liderada por Alemania para lograr una sustancial contribución de los acreedores privados al rescate de Grecia gana fuerza dentro de la Unión Europea, donde ya se da por hecho que será muy difícil evitar la declaración de una quiebra parcial. España se niega a esta hipótesis porque teme que tras Grecia vendrá Portugal, y ahí la banca española tiene muchos intereses. El ministro holandés de Finanzas, Jan Kees de Jager, gran aliado de Alemania, confirmó que se ha eliminado de la ecuación un requisito que hasta ahora era considerado esencial: esquivar la declaración de impago selectivo de un país miembro de la zona euro. Una quiebra sin que se note De esta manera explicó muy claramente algo que ya se comentaba en los pasillos de Bruselas: que el objetivo que se había marcado hasta ahora la zona euro de lograr una contribución privada sustancial sin declarar una quiebra era "una contradicción" en sí misma, tal y como han advertido las agencias de calificación. Según informó el ministro holandés, los titulares de Finanzas del euro dieron "un paso adelante en ese sentido" durante la reunión que mantuvieron el lunes en Bruselas, al "romper" esa "difícil" contradicción y determinar que el impago "ya no está excluido". Fuentes europeas explicaron que esta contribución del sector privado se integrará en un plan global para Grecia, que incorporará un segundo rescate para el país con un interés más exiguo y plazos más largos, así como un programa de recompra de bonos griegos en los mercados secundarios. El objetivo de la zona euro es reducir el volumen de deuda griega en circulación desde el 166% del PIB que está previsto que alcance en 2012 hasta un 120% (a finales de 2010 se situaba en el 142,8%), explicaron las fuentes. El (mal) ejemplo de Lehman Este plan, defendido por Alemania, Holanda y Finlandia, gana fuerza pese a la oposición del Banco Central Europeo, que ha insistido en que debe evitarse a toda costa la declaración de quiebra parcial de la deuda griega, por considerar que tendría unas consecuencias para la economía mundial peores que la caída de Lehman Brothers e incrementaría el riesgo de contagio a otros países. También la vicepresidenta económica del Gobierno español, Elena Salgado, ha insistido en los dos últimos días en que la participación de los acreedores privados de Grecia debe ser completamente voluntaria, con objeto de no contribuir a la inestabilidad financiera. Así las cosas, el fondo estadounidense Pimco, el mayor inversor del mundo en bonos estatales, es favorable a una "reestructuración ordenada" de la deuda griega, avanzó el diario alemán Die Welt. El responsable de la cartera de Pimco en Múnich (Alemania), Andrew Bosomworth, dijo al diario, informa Efe, que hay que reconocer la insuficiencia de las medidas adoptadas hasta ahora por Atenas y Bruselas para atajar la crisis de la deuda griega. "La política debe por fin reconocer que sólo las medidas de ahorro allí no ayudan", afirma, para señalar que la salida pasa por una "reestructuración ordenada". Opina que es "imposible" que Grecia abandone en la actualidad la eurozona e indica que una decisión en este sentido provocaría "el caos en los mercados". Asimismo, argumenta que "Italia no es Grecia" y se mostró convencido de que la calma volverá a los mercados financieros y de divisas. De no ser así, prosigue, el Banco Central Europeo (BCE) tiene la obligación de evitar el "efecto dominó" y que más naciones del continente caigan en la suspensión de pagos con dos herramientas: la compra de deuda pública y los tipos de interés. "Debería comprar deuda estatal de forma masiva y mantener congelados los tipos de interés", precisa Bosomworth. Pimco, filial de la aseguradora alemana Allianz, gestiona activos por un valor total aproximado de un billón de dólares. EL CONFIDENCIAL. 13-7-2011