La matemática Karen Uhlenbeck es la primera mujer en obtener el Premio Abel considerado el Premio Nobel de las Matemáticas.
Es la primera mujer en obtenerlo tras 19 hombres que tuvieron ese honor otorgado por la Academia de Ciencias y Letras de Noruega. Está dotado con unos 600.000 Euros y es junto a la Medalla Fields la máxima distinción en el campo de las matemáticas. La Medalla Fields sólo puede ser otorgada a personas menores de 40 años, mientras que el Premio Abel no tiene esta restricción y en ese sentido es más comparable al Nobel que tampoco tiene esa restricción. En 2014 Maryam Mirzakhani fue la primera mujer en obtener la Medalla y ahora Uhlenbeck pone punto y final a la ausencia de galardonadas en los Premios Abel.
Sus contribuciones residen en el campo de las ecuaciones en derivadas parciales geométricas, los sistemas integrales y las teorías gauge. Uhlenbeck de nacionalidad estadounidense, se mueve en la frontera entre la física y las matemáticas.
No solamente está muy agradecida por haber recibido el premio, sino también lo está al feminismo que en las décadas de los 60 y 70 empezó a derrumbar algunos muros, aunque todavía queden muchos por eliminar. Su trabajo y este premio son otro avance en esa dirección. Como comenta la matemática vasca Marta Macho-Stadler, profesora de la Universidad Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea, la otorgación del premio “empodera y da autoridad a las mujeres como científicas de gran nivel. Nos da un subidón terrible. Hay que animar a las personas a que propongan a esas grandes mujeres porque sí las hay.”
El campo en el que Uhlenbeck trabaja es muy complicado. Las ecuaciones en derivadas parciales son un tema avanzado. Aunque el concepto no es tan difícil de explicar, resolver esas ecuaciones es muy difícil en general. Una ecuación diferencial ordinaria es una ecuación donde la incógnita es una derivada, es decir una magnitud que expresa el cambio de una variable en función de otra. Se llama en derivadas parciales, si la variable cambia en función de más de una variable. Eso hace que las cosas se compliquen muchísimo. Como consecuencia ocurre mucho que los matemáticos se especialicen en determinados tipos de esas ecuaciones y sean expertos en sólo ese tipo.
La profesora emérita de la Universidad de Texas que actualmente es profesora visitante en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton no sólo es un ejemplo a seguir para muchas matemáticas. En uno de sus libros y en entrevistas recientes remarca que lo más importante no es ser un modelo, sino enseñar a los estudiantes a que las personas imperfectas también pueden tener grandes éxitos. Lo que de verdad importa son las heroicidades diarias.