Educación

Ellos tienen que ser culpables porque sino ¿qué soy yo?.

El pasado 12 de diciembre 1.000 personas se concentraron en Pozo Alcón, en Jaén, en apoyo a la madre que habí­a sido condenada a 45 dí­as de prisión y un año de alejamiento de su hijo por darle una bofetada; el crí­o no habí­a hecho los deberes. Rayando lo absurdo.

Escaando del autoritarismo hemos abrazado el modelo de la tolerancia, la comprensión y la explicación: “No se debe imponer, hay que razonar las cosas”. Los problemas que hoy padres y madres tienen con sus hijos no encuentran responsable – o lo somos todos – y la pelota cae en el tejado de la “sociedad consumista”, por eso lo quieren todo – se explica -. Y ya se sabe que “entre todos la mataron y ella sola se murió”. En nombre de una educación democrática, los pilares pedagógicos sobre los que se ha construido el modelo actual – no solo institucional, también social, cultural… y moral – están basados en los principios de equidistancia, ultra democratismo y falsa solidaridad. Todo hecho, además, “por su propio bien”. Los padres participan porque ese es el clima de opinión creado, “la corriente”, los maestros también porque es lo que se enseña en las facultades y lo manda el currículum del Ministerio, y los arquitectos del modelo… pues eso, le hechan la culpa a la “sociedad de consumo”, que es lo mismo que echarnosla a nosotros que somos los que consumimos y, a continuación, condenan a una madre por abofetear a su hijo. Los niños son lo que quiere quien les educa que sean, y se educa, dominantemente, de acuerdo a la corriente de opinión que se cree desde los medios y las instituciones educativas. Pero no se puede pretender que un niño que no se autodisciplina, que no respeta a quien le ha parido y dedica horas de trabajo de su vida, y que no aprende que lo que quiera debe conseguirlo con su esfuerzo, no puede pretenderse, decía, que practique principios democráticos y defienda valores como la libertad. Por eso ocurre que se cambian los papeles, los padres actúan como críos simulando que lloran para conmover a sus hijos, y éstos se ven con libertad de asumir el papel de adulto pudiendo decidir sobre qué se hace y cuándo se hace. Luego cuando estalla la bronca no se puede exigir con histeria lo que no se ha impuesto con autoridad. Los modales, la educación, el respeto… tienen el valor de principios populares basados en el cariño, la confianza y el respeto, no en los recuerdos de épocas pasadas o falsas etiquetas de “progresista” o “conservador”. Por lo que hace referencia a los padres… lo que los niños no aprendan ahora aunque – lógicamente – no quieran, serán incapaces de hacerlo después. Por lo que respecta a la condena, lo dicho, absurda. Y por lo que respecta a las autoridades educativas y culturales… nosotros tenemos que ser culpables porque sino ellos que son.

Deja una respuesta