Los bancos se han corrido la juerga del siglo durante los años de bonanza, acumulando inimaginables beneficios a través de la hiperexplotación del boom inmobiliario o el encadenamiento de la población a la implacable rueda del crédito. Y cuando, con el estallido de la crisis, ha llegado el momento de pagar la cuenta nos han hecho llegar las facturas de sus gastos para que seamos nosotros quienes las paguemos, a través de los multimillonarios planes de rescate aprobados por el gobierno de Zapatero.
Si sumamos el dinero emleado para financiar los dos planes de rescate de la banca aprobados por el gobierno, el montante asciende nada menos que a 340.000 millones de euros…Una cifra que multiplica por diez el conjunto de prestaciones por desempleo que se reparten los más de cuatro millones de parados; por veinte el valor de todas las líneas de crédito puestas por el ICO al servicio de las pymes; o por treinta el montante del Plan E, presentado por el gobierno como la gran alternativa para salir de la crisis.El dinero público puesto a disposición de la banca supone… ¡un tercio del PIB español!De cada diez euros de la nueva riqueza producida en España cada año, al menos tres han ido a parar a “rescatar” al sistema financiero.¿Y todo para qué? Para pagar la cuenta y los destrozos de la faraónica fiesta que ha disfrutado el capital financiero durante la última década.Con un país castrado en sus fundamentos productivos –desmantelados o entregados al capital extranjero-, la hiperexplotación del boom inmobiliario ha sido la gallina de los huevos de oro.Bancos y cajas de ahorros se lanzaron al vacío para apurar hasta el último euro de beneficio de la desmesurada expansión del ladrillo.Al mismo tiempo, nos han encadenado a todos a una rueda del crédito insaciable, que no cesa de incrementar la deuda de la familia, y la parte de nuestros ingresos que debemos entregar a los bancos.¿Qué los bancos españoles no disponían de suficientes recursos para financiar esta orgía?No había problema. Pedían prestado al capital extranjero, lastrando a España con una deuda exterior que supone el 165% del PIB.Mientras duró el periodo de expansión todo funcionó de maravilla, reportando a los bancos y monopolios españoles beneficios antes impensables.Pero, con el estallido de la crisis, la realidad emergió con toda su crudeza. La venta de pisos se paralizó, el precio de la vivienda descendió, constructoras e inmobiliarias se mostraron incapaces de devolver los préstamos asumidos… y la deuda contraída por los bancos para alimentar el boom pasó de ser fuente de ganancias a agujero negro que amenaza con provocar un estallido del sistema financiero español.A conjurar esa amenaza acudió el gobierno de Zapatero, alumbrando dos planes de rescate bancarios que han saqueado las arcas públicas, y que constituyen un auténtico atraco al conjunto de la población.La doctrina de “privatizar los beneficios y socializar las pérdidas” adquiere con el rescate bancario su máxima expresión. Durante los años de bonanza, bancos y monopolios han multiplicado sus ganancias, y ahora somos nosotros –a través del dinero público- los que debemos rescatarlos.