Cargando...Las elecciones en Kirguizistán se han cerrado con una victoria escandalosamente masiva del actual presidente Kurmanbek Bakíyev. El 88,9% de los votos y múltiples irregularidades hacen que el olor a fraude no se pueda ocultar. Tal cosa no dejaría de ser una noticia de segundo orden de no ser por la importancia que ha adquirido la república ex-soviética en el tablero geopolítico de Asia Central.
Bakíyev es conocido or mantener un hábil equilibrio entre las dos grandes fuerzas en presencia en la zona: Washington y Moscú, y girar siempre hacia donde sopla el viento. No es el gas y el petróleo –abundantes en Kirguizistán- las que le dan ese valor, sino su situación en el mapa. La base aérea estadounidense de Manás en suelo kirguizo, tiene un vital papel en el abastecimiento de las tropas en Afganistán. Y al este limita con la espalda de China, con la ahora conflictiva región de Xinjiang, el nuevo punto débil del dragón asiático. No se puede comprender el “irregular” proceso electoral kirguizo –sea quien sea el poder mundial que esté detrás- sin partir de la disputa imperialista por esta zona del mundo.