Elecciones vascas y gallegas:

Elecciones en crisis

El próximo 1 de marzo las elecciones a los parlamentos vasco y gallego nos colocan ante la primera cita electoral de la crisis y cuando ésta empieza a descargar sus efectos sobre el pueblo trabajador. Cualquier programa o alternativa dirigida a los electores vascos o gallegos, deberá tomar como prioritario dar respuesta la gravedad que poco a poco va tomando la situación.

A nivel nacional la cifra de arados ha alcanzado su récord en Enero situándose ya en tres millones trescientos mil parados, un 6,35% de aumento, que supera ya el 14% de la población activa y que es lo equiparable a como si toda la población activa de Cataluña estuviera desempleada. Y esto es sólo el principio, de seguir a este ritmo en Abril se habrá superado los 4 millones de parados. La situación en Galicia y el País Vasco no es muy diferente. Por mucho que Ibarretxe intente maquillarlo, ocupa un lugar destacado con el 9,4%, tres puntos por encima de la media nacional, y que afecta fundamentalmente al sector industrial. En cuanto a Galicia, con un aumento del 6% cuenta ya con más de 200 mil parados (un 15% de la población activa), de los que 180 mil son mayores de 25 años. Sin embargo, la percepción mayoritaria dista aún de lo alarmante de las cifras. De alguna manera las falsas palabras del gobierno central y los autonómicos, forman la opinión mayoritaria de que “aquí va a ser lo mismo que en otros países”, pero la realidad es que no es lo mismo, es mucho peor y lo va a ser para hoy y para mañana. No es cuestión de ponernos alarmistas, pero sí de darle la cara a la urgencia que muestran los hechos y actuar en consecuencia. Estamos ante una situación de emergencia nacional. España va a sufrir más duramente las consecuencias de la crisis debido fundamentalmente al grado de endeudamiento alcanzado y a la caída del hipertrofiado sector de la construcción. La salida de la crisis va exigir seguir endeudándose a mayor interés. Y lo que nadie dice es que el dinero que el gobierno ha dado a los bancos lo vamos a pagar cada uno, es nuestra “hipoteca bis”. Y esto va a ser igual para vascos o andaluces, madrileños y gallegos. Los bancos han cerrado el crédito a pequeñas empresas y familias y las medidas que la oligarquía financiera le exige al gobierno –y éste disciplinadamente va a cumplir- van en la dirección de que la crisis la paguemos los trabajadores. Hoy con el recorte de salarios, prestaciones y el paro, mañana teniendo que pagar los intereses de la deuda que bancos y monopolios han contraído, mientras ellos, que han ganado en plena crisis 46 millones de euros diarios, aún no satisfechos, buscan recuperar rápidamente su tasa de ganancia. La crisis, que empezó siendo financiera, se ha trasladado ya a la economía real y está dando los primeros pasos para convertirse inevitablemente en una crisis social y política, y el descontento popular contra el actual modelo político va a ir en aumento. Existe ya un malestar creciente con los bancos y ya está siendo cuestionado el gobierno de Zapatero, cuya naturaleza de gestor directo de la oligarquía agrupada en torno a Botín, es cada vez más manifiesta. Respecto al PP, en tanto que no denuncia la situación actúa como cómplice y también saldrá perjudicado. Lo que requiere la situación en el conjunto de España y por supuesto también en cada una de sus autonomías es una línea de actuación que: 1º.- Alerte y de conciencia sobre la gravedad de la situación actual y la que se avecina. Evidenciando los responsables y los “por qués”. 2º.- Encabece la propuesta de que la primera medida ha de ser la reducción de los gastos superfluos de las administraciones desde el Estado hasta el último Ayuntamiento, pasando por los gobiernos autonómicos que deben ser espejo y ejemplo de recortes presupuestarios en sus gastos burocráticos y los destinen a la inversión en tejido productivo. Al mismo tiempo que son ejemplares en la “tolerancia cero” con las tramas de corrupción. 3º.- Que de alternativas concretas para la redistribución de las rentas. Que la crisis la paguen los que más han robado y los que más tengan. 4º.- Que proponga un pacto nacional y pactos regionales y locales para salir de la crisis, iniciando un proceso de cambio en el modelo económico, invirtiendo en la economía productiva que genera riqueza y empleo. Estos son los puntos de partida para diseñar cualquier programa o propuesta que se haga el 1 de marzo a los electores vascos o gallegos. Programa que ha de venir acompañado de promover la imprescindible movilización y organización que creen la correlación de fuerzas que fuerce a que los que nos han llevado a esta crisis tengan que ceder terreno a los derechos de los trabajadores.

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