Almunia afirma que España comparte problemas con Grecia

El yugo de la banca alemana y francesa

Joaquí­n Almunia, el comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, es y ha sido, aunque no lo parezca, español y dirigente del PSOE. Dicho Almunia ha advertido que España comparte problemas con Grecia y otros paí­ses de la zona euro. Especialmente el problema de tener déficit públicos elevados. El problema no es lo que dice Almunia. El problema es lo que calla. Las exigencias que las potencias europeas dominantes, Alemania y Francia, y sus grandes bancos, están imponiendo a los paí­ses con economí­as más dependientes y débiles para que paguen la crisis.

Además de los roblemas de competitividad, Almunia ha incluido entre los problemas comunes de Grecia y España el de las necesidades de financiación exterior, que considera bastante grandes, incluso en estos momentos en que el crecimiento del PIB es bajo. Otra vez el problema no es lo que dice, que es una obviedad. El problema es lo que calla. Que durante los 8 primeros años de la década, Botín y un pequeño número de banqueros y monopolistas, teniendo a Zapatero como fiel servidor, se dedicaron a dar un salto en su expansión internacional y en su posición en la jerarquía de la banca mundial. Para ello nos convirtieron en el país proporcionalmente más endeudado del mundo. Porque necesitaron año tras año capital exterior en una magnitud equivalente al 10% de nuestro Producto Interior Bruto (PIB), la deuda privada española pasó, de 2002 a 2007, a ser la segunda mayor del mundo, sólo por detrás de la de EEUU. Y con el estallido de la crisis, el oportuno plan de rescate bancario presentado por el servicial Zapatero evitó el colapso de un sistema financiero español con una deuda exterior hasta las cejas, utilizando el endeudamiento público, nuestro dinero, en cantidad y velocidad insostenibles por nuestra estancada economía. Enseguida las agencias de calificación rebajaron el rating de la deuda española haciendo que los bonos españoles sean menos atractivos que los alemanes y franceses. Como ha destacado el primer ministro griego, George Papandreou, para su país, estar a merced de sus acreedores y los mercados que provoca el gran diferencial existente entre los bonos griegos y los alemanes, y que asfixia a la economía griega, sirve para el nuestro. Son estas condiciones las que aprovecha la banca alemana y francesa, dueñas de la mayor parte de la deuda española, para que las pérdidas que la crisis mundial les ha provocado no corran a su cargo, sino de sus deudores, nosotros. Los medios de comunicación económica más importantes en Europa se han sumado al ataque, como el diario económico británico Financial Times, afirmando que en España se está gestando un drama potencialmente más grande que en Grecia, y hablando de que es necesario aplicar drásticos ajustes. Es decir, descargar el peso de la crisis sobre nosotros procediendo a un inmenso trasvase de riqueza desde España hacia las cuentas de nuestros acreedores, la banca alemana y francesa, principalmente. Este es nuestro verdadero problema. Acabar con la dependencia de la financiación exterior para poder dar una salida a la crisis favorable a los intereses de la mayoría de los ciudadanos españoles. Y para ello se necesita disponer de los principales recursos financieros del país, hoy en manos de los mismos que nos han hundido en esta profunda crisis.

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