Grecia vota contra el saqueo y la intervención

El voto de la ira

El ministro germano de Finanzas en una aduana griega: «¿Nombre? Wolfgang Schí¤uble. ¿Nacionalidad? Alemana. ¿Ocupación? No, vengo solo unos dí­as». Este es el chiste más popular en Grecia, y explica mejor que algunos análisis el resultado de las elecciones.

El Wall Street Journal titulaba “El voto de la ira” su valoración de los comicios griegos. Y, efectivamente, la ira popular contra el sangrante saqueo impuesto por Washington y Berlín ha provocado un terremoto político.

El “bipartidismo de los recortes” ha sido barrido. Los grandes partidos –a la “derecha» Nueva Democracia y a la “izquierda” el PASOK, los únicos que defienden el rescate y los recortes, han caído desde el 78% de los votos en 2009 al 32,4%. «El «bipartidismo de los recortes» griego ha sido barrido en las urnas««

A pesar de que, en un intento desesperado de apuntalar el bipartidismo, la nueva ley electoral griega “regala” 50 escaños al partido más votado, la suma de los dos grandes no alcanza la mayoría absoluta necesaria para completar la ronda de recortes exigida por Washington y Berlín.

Como segunda fuerza política, desplazando a los socialistas, se ha colocado la Coalición de la Izquierda Radical (Syriza), que propone la renegociación del memorándum suscrito con la troika.

La irrupción en el parlamento de los neonazis de Aurora Dorada, con el 6,8% de los votos, puede ser un preocupante indicio de que, ante la necesidad de avanzar todavía más allá en la aplicación de los recortes, las grandes potencias estén promocionando –como han hecho otras veces- el avance de alternativas abiertamente fascistas.

Pero el aspecto principal de las elecciones griegas es el de una rebelión generalizada contra el saqueo y la intervención de Washington y Berlín. Tras la imposición del “rescate” –eufemismo bajo el que se esconde el atraco total al país- el poder adquisitivo de la población se ha reducido en torno al 40%.

Los griegos han dicho basta. Un conocido medio español anunciaba que “el problema no está en el Eliseo sino en Atenas”. Y tienen razón. A través de la negociación, Berlín y Washington pueden encontrar un “acomodo” a las exigencias de un presidente francés. Pero no se pueden asimilar la ira de los pueblos.

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