La OEA expulsa a honduras

El viaje de Zelaya y los presidentes

El margen de tres dí­as que la negociación en la OEA EE UU consiguió para intentar meterle mano a una situación en que por una parte si quiere que su nueva polí­tica internacional, funcione en consonancia con la nueva realidad en Latinoamérica donde el patio trasero ha dejado de serlo y necesita llegar a acuerdos con el frente antihegemonista. Y por otro no puede defraudar a sus mas fieles aliados en Centroamérica lo que le supondrí­a tener que condenar lo sucedido como un golpe de estado, por tanto, tendrí­a según la legislación norteamericana que retirar toda ayuda militar en el plano económico sino que también retirar fí­sicamente sus soldados de unas bases de infame recuerdo, perdiendo uno de sus portaviones mas importantes en Latinoamérica.

La decisión Unánime de exulsar a los golpistas hondureños, puede quedar en algo ceremonial si no esta seguido de un apoyo, a la valiente posición del presidente Zelaya de viajar escoltado del secretario general de la OEA, y los presidentes Latinoamericanos. Después de la resolución se supo que se estaba a un paso de desestimar que su secretario general, el chileno José Miguel Insulza, acompañara al presidente derrocado Manuel Zelaya a retomar el poder, ante la evidencia de que eso llevarí­a a una situación de extrema violencia. Si Insulza no regresa con Zelaya a Honduras, tampoco lo hará la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y sus colegas Rafael Correa (Ecuador), Fernando Lugo (Paraguay) y Leonel Fernández (República Dominicana), que se proponí­an viajar acompañando a la OEA en respaldo de Zelaya.Zelaya sostení­a para convencer a sus interlocutores que entre 100.000 y 200.000 personas irí­an a esperarlo al aeropuerto en su apoyo. Pero Insulza regresó ayer de Tegucigalpa, después de reunirse con miembros de la Corte Suprema, dirigentes de partidos polí­ticos y de la jerarquí­a eclesiástica, con la negativa rotunda de devolverle el poder a Zelaya. Y a la vez planteó un panorama sombrí­o y de casi inevitable violencia. Así­ el caso Honduras, quedó atrapada entre permitir que siga el régimen de facto o atizar enfrentamientos violentos entre el nuevo régimen y los partidarios de Zelaya. Nadie parecí­a querer ninguna de las situaciones, pero sabí­an que tení­an que optar y que cualquiera de las dos decisiones dejarí­a una sensación de desazón.Es que antes de su informe oficial, Insulza habí­a declarado a la prensa que no podí­a inmiscuirse en lo que decida Zelaya respecto a regresar o no a su paí­s. Pero indirectamente le aconsejó no hacerlo: «Nosotros no nos vamos a involucrar en la decisión. Ahora creo que sí­ existe un clima de mucha tensión y de violencia y por cierto que él tendrá que evaluar bien la situación que se produce. Nadie más que él quiere mantener la paz en su paí­s y que no haya hechos que lamentar». Lo mismo repitió anoche ante sus pares, con el agravante de que el representante de Nicaragua denunció que el gobierno de facto de Roberto Micheletti, si regresaba Zelaya, iba a generar un autoataque a miembros de sus fuerzas armadas para acusar luego de ello a su paí­s, a Cuba y a Venezuela. La denuncia de Nicaragua, lejos de favorecer los planes de regreso, no hizo más que reforzar la idea de inminente violencia, temida por muchos de los 34 paí­ses que integran la OEA, entre ellos Canadá, que la hizo explí­cito en la asamblea, y Estados Unidos, que dio a conocer la misma posición reservadamenteHay empezaron los discursos banales contra la violencia y sobre de lo oportuno de el viaje de retorno a Honduras, todo sometido a los intrincados galimatí­as de declaraciones banales, un intrincado sistema diplomático que puede llegar a empantanar cualquier decisión. Empezó con el famoso ultimátum, que en principio parecí­a encerrar una decisión firme pero que en los hechos puede quedar como una declaración de intenciones, si detrás de esto esta la mano de la diplomacia yanqui o no, como dice «El Paí­s» no se puede afirmar. no tenemos una bola de cristal que nos lo diga pero los hechos hablan por si solos, pero cuando hablamos de golpes de estado y manipulación diplomáticas generalmente vale el dicho de » si tiene pico, plumas y cacarea, lo mas probable es que sea una gallina y no otra cosa». Si nos vamos a la terminologí­a cientí­fica, podremos nombrar el principio de la navaja de Occam «en igualdad de condiciones la solución más sencilla es probablemente la correcta» y en este caso y con los hechos en la mano y el historial de intervención del imperialismo no debemos pensar lo contrario.La OEA institución cuestionada por su innegable papel como uno de los ejes de intervención regional de EE UU en Latinoamérica y que esta en tela de juicio para muchos de sus integrantes, se ha visto llamada a ser la sede de debates y la fuente de acciones mucho más decisivas que las que nadie le hubiera atribuido hace escasos meses. Llevar a cabo con éxito la tarea de restituir a Zelaya podrí­a valerle una dosis de prestigio que puede ser preciosa para darle el lugar de relieve en el escenario hemisférico que los EE.UU parecen querer asignarle, alejándola definitivamente de una imagen de reliquia de la Guerra Frí­a que ha hecho que muchos de sus miembros le resten prioridad.Una situación preocupante y degradable para la nueva administración Obama, en la que seguramente, los halcones de Washington que no por perdedores en las elecciones se han desactivado, le han dejado un regalito radioactivo justo en la lí­nea de flotación de su nueva estrategia hemisférica, el embajador norteamericano y portavoces de los golpistas admiten que llevaban un mes de reuniones, en las que la recomendación de la embajada fue parar la consulta mediante ardides legales o la destitución de Zelaya, la administración Obama consideraba la via militar como muy peligro sa para su nueva estrategia y llevaria a todo el frente antihegemonista en Latinoamérica y al mundo entero a señalarles con el dedo.La solución para la administración norteamericana es utilizar todo su arsenal diplomático y de inteligencia, para primero denunciar de cara a la galerí­a el golpe militar y darse los consabidos golpes de pecho democrático. La otra era la que no les quedaba mas remedio llevar adelante, a la vez que firman las resoluciones de la OEA, mantienen una posición ambigua, amenazan pero no cortan el cordón umbilical con sus aliados golpistas, una vez el golpe esta en marcha, tampoco los pueden abandonar hay demasiados intereses en honduras para EE UU como para abandonarlos a su suerte. Han preferido retrasar la vuelta de Zelaya, que si hubiera sucedido, habrí­a encontrado una reacción menos preparada para lo que se les venia encima. Estos tres dí­as de dilación y le darí­an un margen para legitimar, enquistar y fortalecer a los golpistas y por lo menos si Zelaya vuelve, no llegue como presidente y la consulta no se cumpla, dando tiempo a las nuevas elecciones. Evitar el viaje de los presidentes Latinoamericanos, es una de los primeros pasos para darle tiempo a los golpistas y consolidarse. Parece que los golpistas no le tienen tanto miedo a quedar aislados, mientras EE UU no corte el cordón umbilical y puedan continuar reprimiendo y conteniendo la respuesta popular con métodos expeditivos.

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