Editorial

El verdadero coraje

Seguramente todaví­a debamos esperar para asistir a una verdadera convulsión artí­stica que refleje los profundos cambios que se están produciendo en el mundo y en nuestra sociedad… o quizás no. Porque lo cierto es que tarde o temprano se producirá. Todo el problema se reduce a si asistiremos a contemplarla o participaremos de ella, si la esperamos pacientes o contribuimos a empujar la realidad en esa dirección.

Desde luego sería ridículo, a estas alturas, convertirnos en “creyentes del cambio”, como los que esperaron el fin del mundo en diciembre de 2012. Nada sabemos de cómo han de desarrollarse los acontecimientos, y menos ahora, cuando el tiempo histórico y lo que en él ocurre es algo tan flexible.

Pero lo cierto es que no existe ni un solo fenómeno artístico en la historia de la humanidad que no haya existido como expresión de la correlación de fuerzas en la sociedad, también en el terreno del pensamiento y la expresión de éste. Nadie puede negar que lo que hasta hace poco se creía único y verdadero (o al menos así se presentaba, aunque muchos nunca lo creyesen) ahora se tambalea.

Como en un parto, no es posible avanzar sin desgarrar, sin producir dolor, por eso, además de cualquier valoración crítica decente, no podemos esperar más que un cúmulo de dificultades, de desprecios, ante las nuevas alternativas de producción y distribución artística. Todo está por hacer, pero hay que hacerlo, porque si nada se mueve es porque se retrocede. La quietud no existe más que en los cementerios.

En una entrevista para Foros21 Santiago Sierra decía: “El gran reto del arte contemporáneo es hacer arte para la gente. Está bien que se haga para gente rica, al fin y al cabo pagan bien, pero muy a su pesar no están solos en el mundo. Si quieres hacer arte solo para gente rica tu éxito dependerá de tu habilidad en complacer sus gustos y eso es muy limitante y te obliga a hacer obras troyanas. El pensamiento único y oficial es sin duda nuestro principal enemigo, es inaudito en la historia tal producción de patrañas vendidas como noticia o fascistadas vendidas como algo cool. Estamos en manos de peligrosos gansters armados como nunca antes pudieron hacerlo, y una de sus principales armas es su habilidad para meterse en nuestras cabezas. Un arte para la gente debería ayudar a expulsar el pensamiento único de nuestras vidas.”

Muchas de las voces que se reúnen y se alzan, tras un pincel, una cámara o una pantalla de ordenador, todavía titubean e incluso repiten viejas fórmulas con nuevos envoltorios. Pero lo importante es que han decidido caminar en otra dirección y eso lo es todo. Son muchas las páginas, y lo seguirán siendo, que en esta casa se han dedicado al desarrollo de un pensamiento hondo, plural e independiente, pero también es cierto que se hizo durante mucho tiempo prácticamente en solitario, o así lo parecía. Ahora, cada vez somos más los que apostamos por la independencia para poder equivocarnos por nosotros mismos. Ahí reside el verdadero coraje.

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