Simón Peres encarga gobierno a Netanyahu

El vector Netantahu

Derribaremos el gobierno de Hamás», ha proclamado Netanyahu muchas veces a lo largo de la campaña, asegurando si es necesario la reconquista de Gaza a sangre y fuego. Y observando su trayectoria, sus palabras tienen una siniestra credibilidad. Ante la imposibilidad de Tzipi Livni de lograr los apoyos necesarios para formar gobierno, el presidente de Israel ha encargado formar gobierno al lí­der del Likud. La cabeza del próximo ejecutivo -que decidirá el vector principal de la polí­tica israelí­- ya ha sido decidida. Sin embargo, todaví­a hay dos caminos para Tel Aviv. Netanyahu puede ceder ante las presiones de la embajada de EEUU y formar in extremis un gobierno de unidad nacional con sus rivales de Kadima y los laboristas, o gobernar con aquellos con quienes tiene una sintoní­a ideológica plena: los ultranacionalistas de Israel Beitenu y los ultraortodoxos del Shas

Un gobierno de corte ultraderechista que arremetiera contra cualquier comromiso con los palestinos es un peligro para los planes de Obama en Oriente Medio, y así se lo ha hecho saber Washington a Tel Aviv con la visita sorpresa del líder demócrata John Kerry a Gaza. EEUU está comprometido con la seguridad de Israel, y no abandonar al gendarme a su suerte es una de las normas no escritas, de las líneas rojas que cualquier inquilino de la Casa Blanca sabe que no se puede cruzar. La existencia y fortalecimiento del Estado de Israel es una clave geoestratégica para el dominio hegemonista de Oriente Medio. Sin embargo, la línea Obama necesita apagar –o dejar a fuego lento- el permanente incendio palestino israelí, como condición previa al entendimiento con Irán.Pero Netanyahu no sólo ha señalado como némesis a Hamás, sino a su valedor internacional: "Irán está desarrollando armas nucleares que representan la más grave amenaza para nuestra existencia desde la guerra de la independencia".Los intentos de Simón Peres y de Tzipi Livni por formar un gobierno de unidad nacional bajo la dirección de Kadima han fracasado, así que la opción menos mala para los intereses de la Casa Blanca es que Netanyahu incluya en el gobierno a sus rivales de centro-derecha y a los laboristas, que si bien son los responsables de la carnicería del "Plomo Fundido", parecen tener las dosis de pragmatismo suficientes para adaptar su política a la nueva orientación de la "diplomacia inteligente" del Departamento de Estado.Pero es probable que las presiones de Washington sobre un Netanyahu que parece tener conexiones directas con otros centros de poder hegemonistas –fue numero dos de la embajada israelí en EEUU- no den resultado y el halcón no forme gobierno con Livni y Barak, sino con el fascistoide Avigdor Lieberman y los ultraortodoxos, feroces enemigos de cualquier proceso de paz. Al no poder reconducir o limitar la política de Netanyahu desde dentro, la Casa Blanca tendría que optar seguramente por forzar que el gobierno de los halcones tuviera corta duración. Como ha señalado un miembro de la izquierda pacifista: "Creo que el próximo gobierno será de Naufragio Nacional, y que Kadima y los laboristas prefieren quedarse en la costa".Distintos escenarios posibles en el endemoniado puzzle de Oriente Medio. Pero todos prefiguran un panorama amenazador para el pueblo palestino en el futuro inmediato.

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