España será el último paí­s en salir de la crisis. En el informe del FMI España es el único paí­s que empeora sus previsiones.

El último de la fila

El FMI prevé para España este año una caí­da del PIB del 4% y casi otro 1% más en 2010. Y concluye: España será el último paí­s en salir de la crisis. España es el paí­s con más paro de los paí­ses desarrollados, con una tasa del 18,7% y casi 4,5 millones de parados, con más de 114.000 empresas destruidas y 170.000 autónomos desaparecidos desde que estalló la crisis, y un endeudamiento exterior del 165% del PIB. Son las devastadoras consecuencias de dos crisis combinadas: la crisis financiera mundial y la propia crisis interna de la economí­a española.

Una crisis ropia provocada por el estallido del modelo de crecimiento basado en el “ladrillo” y un altísimo nivel de dependencia del exterior. Cuatro grandes dependencias -la dependencia financiera, la energética, la dependencia de las cuotas y limitaciones impuestas por Bruselas y la dependencia de unos pocos mercados- que lastran nuestro desarrollo económico y hacen aún más difícil el cambio de modelo de crecimiento y la salida de la crisis. Y que nos llevan, como ya estamos viendo, no sólo a ser el país que sufre las peores consecuencias de la crisis sino el que más tiempo tenga que soportarlas.El gobierno de Zapatero, sin embargo sigue empeñado en ocultar la realidad a los ciudadanos. Cualquier dato (como ha ocurrido con el empleo provisional creado por las obras de los ayuntamientos) le sirve para decir que “lo peor de la crisis ha pasado ya” y hablar de “brotes verdes” que anuncian el fin de crisis. Pero mientras narcotiza a la sociedad y trata de adormecer a la población trabajadora, Zapatero sigue con sus planes de rescate a la banca, los monopolios del automóvil, las eléctricas y ahora también a la financiación de las castas políticas de las autonomías, a costa de endeudar al país hasta límites insoportables.Ante la perspectiva de un otoño terrorífico y un largo periodo de recesión y paro por encima del 20% es preciso empezar a preparar una respuesta popular a la crisis. Ante unos sindicatos ausentes, con una gran responsabilidad en la narcotización de la sociedad, es cada vez más urgente tomar en nuestras manos, los trabajadores asalariados, los autónomos y pymes, los inmigrantes, jóvenes, mujeres y pensionistas, la responsabilidad de la movilización para imponer una salida a la crisis favorable al país y a la mayoría de los ciudadanos.

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