Atentado en San Petersburgo

El terror en Petrogrado tiende un puente hacia Washington

La lucha contra el terrorismo yihadista es un poderoso factor de acercamiento entre Washington y Moscú.

Poco antes de las tres menos veinte de la tarde, el terror estalló en las entrañas subterráneas de San Petersburgo. Una explosión de un artefacto casero en uno de los vagones de la línea azul segaba la vida de 11 inocentes y dejaba 45 heridos. Las indagaciones llevan a un joven de ascendencia kirguisa vinculado con grupos radicales islamistas. EEUU ha ofrecido a Rusia «apoyo total» en la investigación, y el ministro ruso de exteriores ha remarcado que «tanto el presidente Trump como el presidente Putin han coincidido en que el terrorismo debe ser eliminado de manera decisiva y rápida».

Era un día como otro en San Petersburgo, la antigua capital imperial de Rusia, y una multitud de ciudadanos corrían apresurados por los túneles del populoso metro de la ciudad, el cuarto más utilizado de Europa después de los de Moscú, París y Londres. Una onda expansiva les golpeó en la cara. Una bomba había estallado en el trayecto de la línea azul, entre las estaciones del Instituto Tecnológico y Sennaya Ploschad, haciendo saltar al tren de sus raíles. El maquinista tuvo la sangre fría de no parar el convoy y llegar a la siguiente estación, acertada decisión que permitió asistir rápidamente a los heridos y comenzar la evacuación.

El análisis de las cámaras del metro ha permitido identificar al terrorista, Akbarzhon Dzhalílov, ciudadano ruso aunque nacido hace 23 años en Kirguistán (Asia Central). Los servicios secretos kirguisos han confirmado al FSB (servicio de seguridad heredero de la KGB) sus vínculos con el yihadismo.

Aún es pronto para conocer los pormenores de este abyecto crimen y su grado de vinculación con el terrorismo yihadista. Pero de lo que podemos estar seguros es que el terrorismo, venga de donde venga y bajo la forma que adopte, siempre sirve a los más oscuros intereses… de Estado.

Los atentados terroristas contra Rusia se han incrementado en los últimos años, sobretodo a raíz de su intervención en Siria contra el Estado Islámico. El FSB ha denunciado que al menos 7.000 ciudadanos de la antigua URSS, entre ellos 2.900 rusos, se han unido a grupos yihadistas en Irak y Siria en los últimos años.

El ataque ha escogido el momento en el que el presidente ruso, Vladímir Putin se encontraba en San Petersburgo para una reunión con el líder bielorruso Lukashenko. No ha tardado en recibir la llamada de su homólogo norteamericano, entre los que hay una conocida sintonía. Donald Trump intenta reconstruir las buenas relaciones con Rusia -dañadas durante los últimos años de Obama- y alejar al Kremlin de los lazos con Pekín, incluso en la perspectiva de atraer a Rusia a un frente mundial antichino. Y la lucha contra el terrorismo yihadista es un poderoso factor de acercamiento entre Washington y Moscú.

La Casa Blanca ha ofrecido un «apoyo total» en la investigación del atentado. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ha señalado que «los presidentes [Putin y Trump] recalcaron que el terrorismo es un mal contra el que se debe luchar juntos». Y el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, ha declarado que el atentado plantea la necesidad de librar una lucha conjunta contra el terrorismo. La onda expansiva de este execrable crimen -de momento- lleva una dirección clara.

2 comentarios sobre “El terror en Petrogrado tiende un puente hacia Washington”

  • sargento arensivia el del kgb dice:

    Pues me importa un pepino si eso acerca a los rusos y yankees,los del Estado islámico son una escoria.Ah!,que dice Jimenez Losantos,que ha sido ETA,jojojo.Bromas aparte…pobres rusos,mis condolencias..¿quién es el cobarde que pone una bomba en el metro,como el 11-M en Atocha?..panda psicópatas

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