Televisión

El «sheriff» y su banda

La televisión es mucho más veloz que la justicia. Esto es algo que a estas alturas es más que evidente. No hay caso en España -ya sea asesinato, desaparición o trama corrupta-, que una vez haya captado la atención de la población sea ficcionado rápidamente por alguna cadena de televisión. El 8 de mayo de 2008, la Policí­a Nacional poní­a en marcha la «operación Bloque». Seis dí­as después, TVE y Mundo Ficción comenzaban a trabajar en la grabación de una miniserie inspirada en esta trama de corrupción policial ocurrida en Coslada. Tiempo récord para el guión y para el rodaje, entre noviembre y diciembre del año pasado. El vací­o legal existente en España acerca de las historias de ficción basadas en causas todaví­a pendientes par ala justicia es aprovechado incluso hasta por la cadena pública, que ayer estreno el primero de los dos capí­tulos de esta producción hecha a toda velocidad.

Aunque, como es evidente, las risas no son buenas consejeras, y el resultado, a tenor de lo comprobado, se estanca en la mediocridad. No importa, lo que se trata es de hacer rentable el tirón mediático de los casos reales mientras perduran en la memoria de los ciudadanos, y eso si lo ha conseguido la cadena pública, al menos en una medida, ya que el programa quedo muy lejos de los índices de audiencia esperados y apenas sobrepasó el millón de espectadores. Una vez más, la audiencia sabe rechazar los productos de baja calidad.Según confiesan los propios guionistas, el texto del telefilm se escribió exclusivamente a partir de recortes de prensa, y a toda prisa, por encargo de la cadena pública, para intentar reproducir el éxito de otras producciones similares como “Fago” –basada en el asesinato del alcalde de esta localidad, todavía pendiente de un veredicto-, “Días sin Luz” o “El Castigo”.El resultado es una película llena de tópicos, que asienta una trama propia del cine de serie B, en la que unos policías muy malos son descubiertos por otros que son muy buenos. Una forma más de desvirtuar el trabajo de los investigadores que tratan de resolver una caso tan escandaloso como el ocurrido en la población madrileña, que se convierte en un gesto más deplorable todavía al venir desde la televisión pública nacional.Como ya es habitual en estas circunstancias, tanto los implicados en el caso, como las autoridades judiciales que se ocupan de él, presentaron un sinfín de oposiciones a que la producción fuera emitida. Pero, a diferencia de otros países, España no cuenta con ningún tipo de legislación que impida la realización de estos productos de “comida rápida” audiovisual sobre complicados casos sobre los que todavía no existe sentencia. Todo vale con tal de ganar audiencia, incluso agarrarse como un clavo ardiendo a sangrantes realidades para convertirlas en mediocres peliculillas de sobremesa. Afortunadamente esta vez la audiencia le ha dado la espalda.

Deja una respuesta