Ideologí­a, filosofí­a y ciencia

El sello de clase

En una sociedad de clase, cada individuo existe como miembro de una clase y todas las ideas, sin excepción, tienen un sello de clase. Frente a considerar que pueden haber ideas, o incluso una ideologí­a, al margen de las clases y la lucha de clases. Todas y cada una de las ideas o corrientes ideológicas pertenecen a uno de los dos grandes campos de la batalla de clase entre la ideologí­a burguesa y la ideologí­a proletaria.

En una sociedad de clases las ideas están recorridas or una aguda lucha de clases. Todas las ideas, sin excepción, tienen un sello de clase. Las relaciones de producción -cuando son de explotación, es decir cuando se produce una apropiación privada, por parte de una clase, del excedente de la producción- dividen a la sociedad en clases con intereses irreconciliables. Todas las ideas tienen su base en esta realidad, están recorridas por la contradicción de clase antagónica entre burguesía y proletariado. No existe una sola idea neutra, que pueda servir indistintamente a la burguesía y al proletariado, que no se sitúe radicalmente en el campo burgués o en el campo proletario. Pretender que pueden existir ideas al margen de esta batalla de clases antagónica es en primer lugar falso. Sólo existen dos destinos, el burgués y el proletario, justificar y reproducir la explotación o combatirla resueltamente. Y cada idea y posición sirve a uno de los dos campos, tiene un sello de clase. Incluso los principios “más elevados”, situados en un terreno ideológico puro, están recorridos por la batalla de clase entre burguesía y proletariado. No existe “la Libertad”, con mayúsculas y situada en un terreno neutral. Existe la libertad burguesa -la libertad para comprar y vender, para que cualquier cosa pueda convertirse en mercancía, la libertad, en definitiva, de explotar, que se traslada al proletariado como la libertad para vender su fuerza de trabajo al capitalismo que más salario ofrezca- y la libertad proletaria -la libertad para decidir el destino individual y colectivo, en particular la libertad para disponer de la riqueza que los obreros producen-. Lo mismo ocurre con cualquiera de las principales nociones ideológicas: justicia, democracia, paz, igualdad…La ideología es propia de una clase o grupo social -en las sociedades sin clases-. Es colectiva. No puede existir una “ideología individual” o de un grupo de individuos. Cada individuo existe y se representa el mundo como miembro de una clase o grupo social. Y sólo puede representarse el mundo, adoptar una concepción ideológica, desde la práctica social -colectiva e históricamente determinada- en la que está inmerso.No existe “un pequeño rincón personal” al margen de la realidad social, al margen de las clases y la lucha de clases.Hasta las ideas que hacen referencia a los sentimientos más íntimos del individuo, que teóricamente pertenecen al terreno “más personal”, son colectivas y están históricamente determinadas. Las ideas relacionadas, por ejemplo, con el amor están determinadas por unas determinadas relaciones de producción y un determinado desarrollo de la lucha de clases. En las sociedades de comunismo primitivo -donde las relaciones de producción eran de colaboración y apoyo mutuo y no de explotación, y no existía propiedad privada sobre los medios de producción- no había lugar para los celos o para relaciones determinadas por la posesión. En el mundo greco-romano, las relaciones esclavistas se reproducían en el seno de la familia. La familia romana comprendía a todo el que vivía bajo la autoridad del pater familias, incluyendo a los esclavos. El pater familia era el dueño legal de todos los miembros de la familia. En la Edad Media, las relaciones del “amor cortés” eran una transposición al terreno sentimental de las relaciones de vasallaje.

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