Huelga "xenófoba" en Reino Unido

El secreto de las Trade Unions

En las últimas semanas, la huelga que han mantenido los trabajadores de la refinerí­a de TOTAL en el condado de Lincolnshire, Inglaterra ha saltado a los medios de comunicación europeos como una «huelga xenófoba». Y en efecto, las consignas exhibidas en las manifestaciones -«British job for british workers» (empleo británico para trabajadores británicos) y la presencia en las mismas de elementos de partidos ultraderechistas como el Partido Nacional Británico (BNP) es un motivo más que justificado de alarma y preocupación, sobretodo cuando en distintos paí­ses de Europa el racismo y la xenofobia están haciendo su aparición como forma de dividir y enfrentar a la clase obrera por parte de las oligarquí­as financieras. Siendo cierto todo esto, reducir la huelga de los trabajadores ingleses sólo a su aspecto reaccionario y de división es resaltar el aspecto menos importante del problema.

Reino Unido es una sociedad con una alta tasa de mestizaje. Metróolis como Londres concentran cientos de miles de gentes de procedencia multicultural. Y si bien no han faltado brotes de racismo en la sociedad inglesa, no han sido hasta ahora de la magnitud de esta huelga, que además ha conseguido sus objetivos. Los sindicatos han obligado a la empresa a que la mitad de sus trabajadores sean británicos, lo cual no obliga a la expulsión del centenar de obreros italianos y portugueses, pero sí veta la posibilidad de que se contrate a más extranjeros, y sobretodo sienta un peligroso precedente. Lo que subyace a esta huelga no es –principalmente- un problema de racismo o xenofobia, sino la existencia en Reino Unido de una clase obrera que desde hace más de un siglo ha sido despojada de sus objetivos de clase y mantenida en una especie de “pacto” con la clase dominante, a través de las líneas reformistas ultradominantes en el laborismo y en las trade union inglesas, que precisamente han defendido esta huelga. Ahí es donde no quieren que miremos los medios de comunicación, sino que nos quedemos en la reaccionaria forma que ha tomado esta protesta.A cambio de renunciar a cualquier tentativa revolucionaria, los trabajadores británicos han disfrutado durante décadas de unos privilegios notables, incluso con gobiernos ferozmente antiobreros como los de Margaret Thatcher. A finales del S XIX, Marx denunciaba la pretensión de la burguesía inglesa no sólo de rodearse de una “aristocracia burguesa” sino también de un “proletariado aburguesado”. Con la llegada del capitalismo monopolista y el cenit del poderío británico, que se adueñaba de ingentes cantidades de plusvalía de todo el planeta, el tradeunionismo ingles fue el vehículo político por el que se va a crear una “aristocracia obrera”. Una ínfima parte de la plusvalía fue empleada en crear una capa superior del proletariado con condiciones de vida con unas condiciones de vida infladas… Una clase obrera emasculada y dócil, que se limita a luchar por el mantenimiento o la ampliación de sus prebendas, nunca por el poder. La socialdemocracia inglesa ha conducido a la clase obrera por la senda del reformismo y tradeunionismo que son el caldo de cultivo idóneo para las posiciones más chovinistas e insolidariasLos contratos con extranjeros de la subcontrata IREM violan ese pacto histórico, algo que ha soliviantado a los obreros de Lincolnshire, dirigidos por sus sindicatos reformistas. Ante la crisis, la burguesía inglesa cuestiona el mantenimiento del relativo alto nivel de vida de sus trabajadores y se plantea contratar fuerza de trabajo más barata. Pura lógica capitalista, ante la cual no se puede luchar con el “british first”, aunque se consigan victorias momentáneas. La semilla del enfrentamiento y de la división promete una buena cosecha de futuras derrotas.

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