Salud

El secreto de la tuberculosis

La investigación que dirige Octavio Rivero en la Unidad de Investigación del Hospital de León aspira a dar respuesta a uno de los interrogantes centrales de la tuberculosis. ¿La clave para su derrota?

La tuberculosis es una de aquellas enfermedades tradicionalmente consideradas del Tercer Mundo. Los aíses con una menor renta per cápita coinciden con aquellos países donde el número de enfermos de tuberculosis es más elevado. India, China, Indonesia, Sudáfrica y Nigeria encabezan el ranking y África es la región con mayor tasa de incidencia, 363 por 100.000 habitantes cuando la media mundial es de 139. La OMS estima que en el mundo se dieron el año pasado 9,2 millones de casos. Swazilandia es el país tiene la esperanza de vida más baja del mundo, 32 años. A la pobreza y las desigualdades económicas se suman como factores desencadenantes de la tuberculosis, la infección por VIH, la inmigración de afectados de países con alta endemia, el impacto de la tuberculosis multi-resistente (MDR) y el no aplicar buenos programas de control. Los países desarrollados no se libran de padecer la tuberculosis. España ya era zona endémica antes de que el SIDA y la globalización produjera un auge de su incidencia y gravedad. La mitad de los casos en España son inmigrantes. La incidencia en España es de 18,3 casos de tuberculosis cada 100.000 habitantes, una tasa con la que España se sitúa en noveno lugar tras Rumania (126,4), Lituania (75,2), Letonia (57,9), Bulgaria (41,9), Estonia (33,8), Portugal (32,4), Polonia (22,5) y Hungría (18,8). Seis países europeos (Rumanía con 27.300 casos, Polonia con 8.600 casos, Reino Unido con 8.500 casos, España con 8.000 casos y Francia y Alemania con más de 5.000), suman más de dos terceras partes de los enfermos de tuberculosis en Europa. Pues bien, todos estos números son tan sólo el 10% de las personas infectadas por el bacilo. El 90% de los infectados nunca desarrolla la enfermedad porque el sistema inmunitario, en concreto los macrófagos (células inmunitarias de los tejidos encargadas de combatir las infecciones y activar el resto de defensas) mantienen, sin destruirlo, el microbio latente en su interior. En lugar de cumplir su misión y activarse frente al bacilo, lo fagocitan y actúan como un caldo de cultivo donde la bacteria se multiplica. El objetivo del estudio que desde 2002 está realizando la unidad de investigación del Hospital de León es desentrañar el por qué el sistema inmune es capaz de mantener latente la enfermedad pero no acabar con ella, a diferencia de la legionella, en la que los macrófagos sí tratan de eliminar al invasor. Este trabajo, dirigido por el investigador y coordinador de la unidad, Octavio Rivero, está respaldado por el Instituto de Ciencias de la Salud de Castilla y León y el FIS (Fondo de Investigación Sanitaria) y pretende determinar, principalmente, "por qué la Mycobacterium Tuberculosis sobrevive a la respuesta inmune del ser humano". Partiendo de la diferencia con respecto a la legionella, el equipo leonés ha estado recogiendo sangre de voluntarios y ha desentrañado los genes involucrados. Guarda celosamente su nombre hasta que el estudio no rinda datos más relevantes. Son la "materia gris" más importante, hoy por hoy, de su investigación. Su objetivo es crear un grupo científico a escala internacional. De momento se ha ganado el interés de jóvenes investigadores de países como India, pero la imposibilidad de becarles hace que la financiación pública de los países sea la única vía. Venezuela ya ha enviado a una investigadora becada a León. Se trata de un trabajo largo, lento y sin resultados certeros, admite Rivero, pero esclarecer esta cuestión puede ser decisiva para dar un salto en la comprensión de la enfermedad y en las posibilidades de combatirla con mayor efectividad..

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