Televisión

El Rey de las miniseries

Parece ser que algunas televisiones han decidido que el Monarca es un personaje con amplias posibilidades para la ficción. Primero fue «20-N: Los últimos dí­as de Franco», emitida por Antena 3. Después vino «23-F: El dí­a más difí­cil del Rey», de Televisión Española, que se convirtió en el telefilme más visto de los últimos 15 años. Y esta semana, de nuevo Antena 3, emitió «Una bala para el Rey». Precisamente la figura del Rey es el principal reclamo de estas series, que en la mayorí­a de casos, muestran una imagen coja, superficial, y edulcorada, de acontecimientos históricos de nuestro paí­s.

Los roductores de las tres series achacan este hecho a la casualidad y la pura coincidencia. El aumento considerable de los telefilmes de producción propia en los últimos años es un hecho real, y perfectamente loable. La mayor parte de estas producciones se basan en hechos reales, para aprovechar el interés que desatan entre la audiencia por si mismos, y correr menos riesgos –o prácticamente ninguno- a la hora de asegurarse la difusión de estos productos de ficción. Desde la desaparición de la niña Mari Luz, hasta los crímenes del Solitario, todo suceso real que centre la atención de la gente debe ser rápidamente ficcionado y relatado de forma “atractiva”.Sin embargo es una dudosa coincidencia el hecho de que el jefe de estado haya estado totalmente ausente en el cine y la televisión de nuestro país durante casi 30 años, hasta que algunas voces han empezado a cuestionarlo en los últimos tiempos. Las tres producciones en cuestión han salido casi al mismo tiempo, con el claro objetivo de popularizar y endulzar la imagen que del Rey se tiene, y magnificar tanto su participación en hechos relevantes, como su aspecto humano y personal.En “20-N” el Rey es un personaje secundario que espera su oportunidad para convertirse en abanderado de la democracia, eso si, sin olvidar que es un ser humano respetuoso con la vida y compasivo con el dolor de Franco. “23-F” mostraba la versión oficial de aquel derechazo que pretendía meternos en la OTAN a toda velocidad. Aquí el Rey era un brillante padre de familia y buen amigo de sus amigos, desbordado por los resquicios del fascismo, y apasionado defensor de la voluntad popular. Por último “Una bala para el Rey”, teje un relato de pretendido género negro, pero que ha quedado más cercano a la ciencia ficción, en el que el Rey funciona simplemente como reclamo para una inverosímil trama policíaca.Tres visiones muy similares, que pretenden volvernos a contar la historia al estilo americano, utilizando los hechos reales como excusa y no como referente documental, y que nunca aportarán una visión crítica o analítica de los acontecimientos ni de sus protagonistas. Una lástima.

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