Obama en Moscu

El «reset» entre Moscu y Washington

En el actual contexto de crisis económica que ha acelerado, que se revelen las debilidades de EE UU como gendarme mundial, hacen que la retirada de Irak y lo que el Pentágono denomina el Afpak, necesiten de una solución desde una perspectiva multipolar. EE UU necesita a Rusia en esos dos frentes. La nueva administración norteamericana quiere fomentar lo que llaman una solución regional y para ellos necesitan a Rusia y a Irán. Uno de los principales puntos que obligan a un acercamiento hacia Rusia son las nuevas rutas de abastecimiento hacia Afganistán que necesariamente pasan por Rusia o su área de influencia. Rusia ve en la actual situación, la oportunidad de recuperar su rol de peso pesado en las decisiones clave del mundo, que fue «ninguneada» hasta lí­mites insoportables para el orgullo ruso por la administración anterior. Y, de hecho, hizo el fin de semana una importante concesión: admitió el vuelo a través de su espacio aéreo de aviones con armas y militares en tránsito hacia Afganistán. Un oxí­geno que el Pentágono viene necesitando.

El famoso «reset» ropuesto por Hillary Clinton a su homologo Labrov, pasan por avanzar en una agenda común, principalmente el desarme nuclear, el tema energético, el Afpak, Iran y Corea del Norte. Y desbrozar tres puntos donde las posiciones son encontradas y hostiles: La expansión de la OTAN por el área de influencia rusa, lo que conlleva delimitar como pide Rusia al estilo de Yalta los limites del área de influencia de cada parte. El despliegue del escudo antimisiles, que Rusia condiciona al pacto nuclear, considerándolo una amenaza y que EE UU con la escusa de la amenaza iraní­ lo utiliza para forzar una posición más beligerante de Moscu respecto al programa nuclear de Teherán.Para lograr un nuevo tratado sobre el desarme nuclear, las partes estadounidense y rusa necesitan resolver ante todo algunos problemas esenciales y técnicos. En primer lugar, el problema de la defensa antimisil. Tras retirarse Estados Unidos del tratado antimisil, el desarrollo de su capacidad antimisil ya no tiene ninguna restricción. Rusia tiene razón para preocuparse porque a medida de la enorme reducción de armas nucleares de la parte rusa, el futuro desarrollo de la capacidad antimisil estadounidense afecte al efecto de la disuasión nuclear rusaEn segundo lugar, Rusia desea que el nuevo tratado no sólo reduzca el número de ojivas nucleares, sino que también restrinja los portadores de armas estratégicas. Además, Rusia también desea que ambas partes destruyan las ojivas nucleares reducidas. Esta propuesta rusa no corresponde al gusto de EEUU, pues éste desea reducir primero el número de ojivas nucleares en estado de guardia para el combate, pero no tiene intención de tratar integralmente el depósito de armas nucleares.En tercer lugar, Rusia también pide que el nuevo tratado estipule que ninguna de las partes debe desplegar armas estratégicas fuera de su propio paí­s, lo que constituye un reto contra la «disuasión extensiva» de Estados Unidos. Rusia desea al mismo tiempo que las negociaciones relacionen con el problema de la desmilitarización del espacio exterior, lo que también es algo que no está dispuesto a aceptar Estados Unidos.Uno de los fines del nuevo tratado a negociar es el de fijar un nuevo lí­mite para ojivas atómicas y sus sistemas de lanzamiento, a nivel diplomático, se da por hecho que ambos mandatarios, tanto el ruso Medvedev, como el estadounidense Obama, están comprometidos en la reducción del armamento nuclear de ambas naciones. Un compromiso que obedece, según observadores, más bien a los problemas económicos que aquejan a ambas naciones y no a una nueva filosofí­a pacifista. Hasta ahora, por lo menos, no hay señales consistentes de que así­ sea. También es cierto que tras la limitación propia de armas atómicas, Estados Unidos y Rusia están interesados en impedir o, por lo menos, frenar la adquisición y posesión de armas de destrucción masiva por parte de terceros Estados. Pero tan convencidos del desarme no parecen estar los rusos. El hecho que Estados Unidos mantenga una ventaja material sobre Rusia en armas convencionales, hace temer a éstos que si se llega a un acuerdo de reducción de armas nucleares, puede significar una considerable desventaja. Es a ello que se debe la «reservada reacción» de Moscú al anuncio de la visión de Obama de crear «un mundo libre de armas nucleares». De la visita de Obama a Moscú deberá salir el borrador de la intención de acuerdo entre las dos mayores potencias nucleares del mundo.

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