SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

El rescate, el pacto y el concierto

Si como parece descontado, el Gobierno solicita el rescate para afrontar los vencimientos y nuevas compras de deuda soberana a intereses soportables, España entraría en un periodo de excepcionalidad que afectaría a la capacidad de decisión política de todas sus instancias institucionales. Se trataría de una fase -con duración indeterminada- durante la que el Estado se sometería a excepcionalidad y reducidos márgenes de actuación del Gobierno, del Parlamento y de las comunidades autónomas. La clase dirigente teme la condicionalidad política tanto o más que la económica, porque la convierte en mera ejecutora de instrucciones ajenas. Y en ese contexto, el planteamiento de un posible pacto fiscal entre la Generalitat de Catalunya y el Estado no dispondría de posibilidad alguna de debate.De ahí que no sea errado sostener que esta cuestión se ha planteado excéntricamente en relación con las prioridades del tiempo presente, agravada su inoportunidad por la ausencia de respaldo masivo de los partidos políticos catalanes y en un ambiente general de alarma que propicia, fuera de Catalunya, displicencia y una evidente indiferencia ante reclamaciones de esta naturaleza. Ese 39% de encuestados por el CIS en julio que recelan de las competencias de las autonomías no distingue entre la de Catalunya y las demás y crea el caldo de cultivo para que en el cuadro de las condiciones del rescate se produzca una reforma del modelo de Estado, al modo en que lo abordaron hace más de un década los alemanes que reescribieron con éxito su diseño federal. Algún error de fondo -la ausencia del representante catalán en el Consejo de Política Fiscal y Financiera- ha enviado al ámbito europeo un mensaje negativo que ha acendrado estas críticas.Es preciso que la opinión pública sea consciente de que el rescate obligará a reformas económicas y algunas políticas pero la fragmentación del espacio fiscal no está entre ellas, sino todo lo contrario.

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