Ryszard Kapuscinski

El reportero del Tercer Mundo

Fascinado por el nacimiento del Tercer Mundo Kapuscinski quiso ser su cronista. Presenció 27 revoluciones, vivió 12 frentes de guerra y fue condenado cuatro veces a ser fusilado. La integridad y la honradez nacen de su voluntad de independencia ante los grandes oligopolios que sólo necesitan funcionarios.

La biografía de Artur Domoslawski ublicada recientemente pone a Kapuscinski, referente de toda una generación de periodistas y del mismísimo García Márquez, en la picota. Cuando los gemelos Jaroslaw Kaczynski subieron al poder, se desató una caza de brujas en Polonia que salpicó al propio Kapuscinski. Mucho ruido y pocas nueces, diferentes medios han intentado difamar y cuestionar a quien es quizá uno de los mejores periodistas de este siglo. Toda una generación de jóvenes periodistas ha visto en Kapuscinski un referente. Gabriel García Márquez lo reconoce como maestro indiscutible.Trabajó durante más de treinta años para la agencia polaca PAP, como reportero destinado en África, Asia e Hispanoamérica. Presenció 27 revoluciones, vivió 12 frentes de guerra y fue condenado cuatro veces a ser fusilado. El reportero polaco se confiesa “fascinado por el nacimiento del Tercer Mundo” y admite “querer ser su cronista”. “Nunca escribí sobre Europa. Durante la guerra fría la situación estaba fosilizada y además ya había muchos especialistas en Francia, en España… Yo en cambio estaba fascinado por el nacimiento del Tercer Mundo y quería ser su cronista. Empezó a surgir Asia, luego África, luego el continente americano…Las tres cuartas partes de la humanidad se independizaron. Ese nacimiento político y a la vez nacimiento de la conciencia de su propia cultura y su propio valor era un fenómeno que nunca se había dado, que sólo pasa una vez y que no se repetirá”.La oleada de luchas de liberación nacional que recorren el planeta en los años posteriores a la II Guerra Mundial conmocionó a Kapuscinski, consciente de estar viviendo un momento histórico. “Esta profesión está hecha a la vez de accidentes y sustancias, de instantes y de eternidad, de letras grandes y letras pequeñas, de gritos y de silencios” decía KapuscinskiLos pueblos, con los que compartió anhelos y desastres, son los verdaderos protagonistas de sus reportajes. Un camino hacia la libertad lleno de golpes de estado, sanguinarias dictaduras, invasiones…orquestadas por las grandes potencias para dominar los países formalmente independientes. Desde Polonia, emblema de la resistencia contra la URSS y los nuevos zares, Kapuscinski no podía sino desarrollar una especial sensibilidad ante la batalla por la independencia de los pueblos y países del Tercer Mundo.De esta experiencia surgieron libros como “Ébano“, apasionada mirada hacia el continente africano o “El Emperador”, sobre el derrocamiento del dictador etíope Haile Selassie.Kapuscinski defendió la independencia de su mirada en una época donde unos pocos oligopolios monopolizan la información. Conocía los complicados mecanismos de la censura en su país, sabía perfectamente cuando era el momento adecuado para publicar. La integridad y la honradez nacen de su voluntad de independencia ante los grandes oligopolios. Porque Kapuscinski prefería ver por sí mismo, con los cinco sentidos. Despreciaba a “los periodistas que llamaban a sus jefes en Nueva York o Londres y estos le decían “necesito confirmar esto…” No eran independientes, ya no eran reporteros sino obreros.“Para tener derecho a explicar se tiene que tener un conocimiento directo, físico, emotivo, olfativo, sin filtros ni escudos protectores, sobre aquello de lo que se habla. (…) Es erróneo escribir sobre alguien con quien no se ha compartido al menos un poco de su vida.”Cruzando la fronteraEl periodismo para él significa “cruzar permanentemente las fronteras”. No era un oficio sino una vocación. Para él no es posible mantener una distancia “objetiva”. Kapuscinski está tan lejos de la objetividad como cerca de la verdad. Solo desde la independencia y compromiso puede entenderse que para Kapuscinski: “Nuestra profesión no puede ser ejercida correctamente por nadie que sea un cínico. Una cosa es ser escépticos, realistas, prudentes. Esto es absolutamente necesario, de otro modo no se podría hacer periodismo. Algo muy distinto es ser cínicos, una actitud incompatible con la profesión de periodista”.Una nueva miradaPara Kapuscinski “los métodos tradicionales de periodismo no reflejan la riqueza de la situación que describe. Es entonces cuando tenemos que buscar ayuda en los métodos de la literatura de no ficción para enriquecer nuestro periodismo”.Para poder viajar por el mundo y escribir sus libros trabajó para agencias de noticias. Un trabajo según él para “esclavos”. Los cables de las agencias no bastaban, no se podía explicar el mundo en 800 palabras. Sus libros revolucionaron los cánones periodísticos de los años 80 y 90. Frente a un periodismo pobre y oficial Kapuscinski se encerraba en su cuarto a elaborar las notas que luego se convertirían en libros trasgrediendo los límites entre el reportaje y la literatura. Un nuevo periodismo que no cabe en la “noticia informativa”. El reportero explicaba así esta nueva forma de escribir: “Es como el cubismo en la pintura, porque entiende que una forma lleva en sí muchas formas y trata de mostrarla desde varios puntos simultáneamente”.Es este camino se cruzó con García Márquez, otro cultivador del reportaje profundo. Con el Nobel colombiano, Kapuscinski colaboró en varios talleres de la Fundación Nuevo Periodismo donde enseñó los principios básicos del periodismo.

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