Se hunde el bipartidismo en Grecia

El pueblo griego planta cara al imperio

El pueblo griego ha hablado. Y lo ha hecho de forma clara y rotunda. El modelo bipartidista se ha derrumbado con estrépito. Y en su lugar emergen fuerzas antihegemonistas que enarbolan el rechazo a los planes de rescate y la defensa de la soberaní­a nacional como principal bandera de su programa de lucha.

Hace unos meses, a raíz del frustrado intento del ex-primer ministro Papandreu de celebrar un referéndum sobre el segundo plan de rescate, dijimos en estas mismas páginas que cuando los pueblos hablan, las grandes potencias tiemblan de pánico. Entonces consiguieron frenar el referéndum, defenestrar a Papandreu y colocar un gobierno tecnócrata dirigido por un oscuro personaje amamantado en Franfurkt y Wall Street.

Seis meses después, sin embargo, no han podido evitar que el pueblo griego se exprese en las urnas. Y su decisión ha provocado un auténtico terremoto con epicentro en la Acrópolis ateniense, pero cuyas ondas sísmicas se han dejado sentir con fuerza en Berlín y Washington. Y amenazan con tener hondas repercusiones sobre el resto de países de la eurozona.

El régimen bipartidista –diseñado en 1974 por Washington para seguir dominando la vida política griega tras la caída de la dictadura de los coroneles que ellos mismos habían impuesto– literalmente se ha hundido. Las reformas constitucionales de 2004 y 2008, impulsadas de común acuerdo por Nueva Democracia y el Pasok para blindar sus mayorías absolutas y “regalar” al partido mas votado 50 diputados tampoco les ha salvado de la quema.

La suma de ambos partidos ha caído de cerca del 80% en 2009, al 32% en estas elecciones. Ni siquiera los 50 diputados “extras” de Nueva Democracia les permiten alcanzar la mayoría absoluta.

Y Washington y Berlín se enfrentan a un serio problema. El chiringuito a través de cual han podido imponer hasta ahora un salvaje programa de recortes brutales e intervención y ocupación de Grecia se les ha caído por los suelos. Y no les va a ser fácil encontrar en lo inmediato una alternativa de recambio. Por eso la cancillería alemana ha pasado a elevar el tono de sus amenazas.

Primero anunciando que no habrá más dinero del Fondo de rescate si no se cumplen al pie de la letra los nuevos recortes y ajustes exigidos por la llamada troika, la delegación conjunta de altos funcionarios del FMI, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo encargada de ejecutar la intervención del país. Después, y a medida que se hacía evidente la imposibilidad de formar un gobierno títere, abriendo por primera vez la puerta a la salida de Grecia del euro.El desafío de nuevas eleccionesSi en las próximas horas el presidente de la Republica no consigue que se forme un gobierno con mayoría parlamentaria, estará abocado a convocar la repetición de las elecciones en el mes de junio. Y todas las encuestas coinciden en señalar a la coalición de izquierdas antihegemonista SYRYZA como la más firme candidata a ser la fuerza mas votada en ellas.

SYRIZA es una coalición formada por distintas fuerzas de izquierdas antiimperialistas, en la que participan desde grupos escindidos del Partido Comunista Griego (anclado todavía en la vieja ortodoxia pro-soviética) hasta la Organización Comunista de Grecia, un partido marxista-leninista-pensamiento Mao Tsé Tung, que aporta 3 nuevos diputados al parlamento griego. Lo que les une es el proyecto de una Grecia soberana, independiente y con capacidad de tomar decisiones autónomas al margen de los dictados de Washington y Berlín. Y una política de redistribución de la riqueza frente al empobrecimiento masivo provocado por las recetas impuestas por el FMI y Bruselas. Con gran fuerza en los sindicatos, los movimientos sociales de base y los ayuntamientos, SYRYZA recoge ahora los frutos políticos y electorales de haber encabezado en estos dos últimos años la resistencia del pueblo griego al implacable saqueo que está sufriendo. Ni siquiera la amenaza del ascenso de los neonazis parece a día de hoy capaz de detener su ascenso.

A Washington y Berlín les ha surgido en Grecia un grave problema. Y a los pueblos europeos una gran esperanza.

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