Tino di Geraldo

El productor de almas

No puede hablarse de la historia reciente de nuestra música sin hablar de Tino di Geraldo, el músico que empezó con las percusiones y de «invitado» en el flamenco, y que ya es uno de los productores con más «pellizco» del panorama musical.

Desde Paco de Lucía, como ercusionista, a “elbicho”, como productor, se dibuja el trabajo de un músico honesto que busca a través de la producción su propia alma, sin quererlo. Por el camino eleva las de los demás, si hay fidelidad… y duende. ¿Cómo ha sido el proceso de ascenso de “elbicho”, y por qué ha conectado así con la gente? La razón es que Miguel es un geniecillo. Cualquier cosa que haga con quien quiera que lo haga siempre va a estar muy bien. Es un compositor que es músico, no solo compositor y cantante. Toca todos los instrumentos, ninguno bien porque no se pone, pero los coge y les saca partido. Y además escribe. Es un poeta como la copa de un pino, y con carácter. Y eso lo reconoces en seguida. Es que hasta pinta… ves un cuadro suyo y en seguida sabes que es suyo. Es un artista con mucho genio y que da muchos palos. Lo mismo te hace una torre que una canción. Tuvo la suerte de encontrarse con Víctor Iniesta, el guitarrista, que es con quien ha hecho la música, el “cotarro” del grupo. Es un tío callejero que le cae bien a todo el mundo. A la primera conectas con él. Además empezaron tocando en la calle… desde cero. No fue aquello de que en seguida quieren grabar. Antes de hacer el primer disco la gente ya cantaba sus estribillos en los conciertos. Es una de esas cosas que está tan claro que gusta que solo hace falta que te vean. Uno viene, se lo dice a veinte, y quieren venir a ver si es verdad que mola tanto. Es una cosa natural y nada forzada. Entonces el directo ha sido crucial, ¿no? Parece que cada vez más queda de manifiesto que la gente lo que valora es eso. Claro. Luego es que es un tío que, a parte de las piruetas que pega, tiene carisma… ese algo especial que o lo tienes o no lo tienes. Y le sale de forma natural. Tal y como es en el escenario lo es en su casa. En el caso de elbicho el componente instrumental aparece con una combinación muy acertada de pop, flamenco, piezas cantadas y partes instrumentales… Yo hice el primer y el tercer disco de “elbicho”, con Guillermo Quero, que se encargaba de toda la parte técnica. Yo siempre digo que a los miembros del grupo se les apareció la Virgen el día que se encontraron con Miguel. Independientemente de que toquen mejor o peor, Miguel no es alguien elegido en una búsqueda que dura hasta que se encuentra a ese cantante que tú quieres. Son colegas que se encontraron y se pusieron a tocar solo pensando en mañana, sin intención ninguna. Gracias al tirón Miguel y Víctor, y su propio rollo… porque grupos con la estructura de “elbicho” hay trescientos mil; ese toquecillo flamenco pero sin llegar a serlo, con un rollo callejero y alternativo, mezclando todos los palos y montando mucha bulla en el escenario. Ellos han sido los precursores sin darse cuenta. Y luego está el gusto por el flamenco y que son gente con mucho gusto musical que ha ido evolucionando. Luego tengo que decir que yo me lo he tenido que currar mucho en el estudio. Siempre he procurado que tocaran ellos, y cuando empezaron si los coge otro productor no toca ni uno en el estudio. Aunque uno estuviera más verde que otro había que darle vueltas, editando una y otra vez hasta que saliera. En el nuevo disco de Miguel Campello es inevitable escuchar el sello de “elbicho”... Es que “elbicho es él, en realidad. Lo que pasa es que quedó como nombre del grupo, pero a él le llaman “bicho”. Ahora es un nombre registrado y, claro, no puede utilizarlo. Hace años decías que tú trabajabas con aquello que te gustaba, y que ojalá que te encontraras con algo que no solo te gustase sino que tuviese éxito… Y por fin me ha pasado. Esto es el paraíso para cualquier productor o cualquier músico. Ahora estamos ensayando con músicos que todos los días me dan las gracias… en ningún momento sufren y están dispuestos a lo que haga falta, porque no solo es buen músico y cantante, sino también buena gente. A ver si me pasa más veces… Pero quien la sigue la consigue… Ya, pero estas cosas ocurren realmente por casualidad. Yo no lo he buscado. Está bien que lo digas tú, pero en España está Javier Limón, Suso Sáiz… y Tino di Geraldo. Tienes un sello muy particular. Bueno. Lo intento. Que luego se te reconozca, incluso en las primeras notas de tu trabajo, es estupendo. Eso sí se busca, claro. No se trata de poner solo un ladrillo encima del otro, sino que se sepa que eres tú el que los has puesto. Si no es trabajar por trabajar, que también está bien. Pero cuando sales del estudio tienes que pensar en cómo quieres que suene esto y cómo hacer que salga bien. Y eso no se puede forzar. Es un problema de actitud que es la que marca tu sello, pensar un disco en su conjunto y hacia dónde quieres que vaya. Si luego además eres honesto y busca aquello que te convenza, cuando lo encuentras… ahí está tu sello. Unas veces aciertas y otras no. Yo con lo que más disfruto es haciendo discos, aunque no toque. En este caso he tocado en todos los temas, pero en otro disco que hice con “69 revoluciones” no toqué nada y disfruté muchísimo cogiendo los mandos, llevando la nave para un lado o para otro ¿Cómo ves el panorama musical? Los músicos estamos indefensos, a expensas de lo que salga. Ahora mismo no se graban discos. El presupuesto se ha reducido como diez veces respecto a hace quince años. La gente hace los discos en su casa, de mala manera, y eso se nota mucho en la calidad del sonido… “con una batería en mi casa, luego la edito, luego viene un colega que entiende…”, pero no. Bueno. Los músicos no podemos hacer mucho. Yo soy optimista y espero que la cosa se arregle, que la gente se conciencie, que la música sea asequible y fácil de conseguir. Hay gente que lo está pasando muy mal, gente que vivía de trabajar con temas de segunda fila, que sigue habiendo mucho, pero son más los que “viven en casa de sus padres”. Estamos hablando de profesionales con más de cincuenta tacos. Somos cuatro o cinco los que hacemos cosas, y yo grabo lo que hago yo, porque son pocos los que te llaman. Y cuando lo hacen para alguna colaboración… pues eso no te saca de pobre, la verdad. Además aquí la cosa está muy mal, y más para gente de cincuenta tacos. Ni pensión, ni paro… es la ley de la jungla.

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