Manifestaciones en Turquia por el decimo aniversario de la captura de Ocalan.

El problema Kurdo una realidad latente en Turquia

El PKK tomó las armas en 1984 para reclamar la autodeterminación de los 12 millones de kurdos de Turquí­a

Las rotestas por el décimo aniversario de la detención del lí­der guerrillero kurdo Abdulá í–calan se han saldado en Turquí­a con al menos 100 personas detenidas y decenas de heridos, tras los violentos enfrentamientos entre manifestantes kurdos y la Policí­a en Estambul y otras ciudades.Los medios locales informaron de que las fuerzas antidisturbios emplearon gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar a los miles de manifestantes que se concentraron en las principales ciudades del paí­s.Además de en Estambul, las localidades de Diyarbakir, Van, Batman, Urfa y Mersin fueron escenario de marchas en favor del dirigente y fundador del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), capturado en Kenia el 15 de febrero de 1999 en una operación en la que participó la CIA.Las concentraciones, que habí­an sido prohibidas por las autoridades, fueron dispersadas por las fuerzas del orden y degeneraron en graves enfrentamientos en los que decenas de personas, entre ellos una veintena de agentes, fueron heridos.Los antidisturbios usaron bombas de gas, pelotas de goma y cañones de agua, y en la ciudad de Hakkari, los agentes tuvieron incluso que disparara al aire sus armas de fuego para dispersar a los manifestantes.En esta localidad, grupos de kurdos provocaron incendios y levantaron barricadas en las calles para impedir la intervención de la Policí­a y los bomberos. Dos agentes fueron ingresados con contusiones en la cabeza.Otros cuatro agentes, incluido el jefe de la Policí­a local, fueron heridos por las piedras lanzadas por los manifestantes en la ciudad de Mardin.En Batman, los medios locales informaron de que varios niños tuvieron que ser hospitalizados por haber inhalado gases lacrimógenos lanzados por la Policí­a.A comienzos de la semana, en muchas ciudades del sureste del paí­s, donde la población kurda es mayoritaria, se distribuyeron panfletos en los que se convocaba a participar en las marchas y se pedí­a a los asistentes que vistieran ropas negras.í–calan, fue condenado a muerte por la Justicia turca, acusado de actividades terroristas y separatistas. La pena fue conmutada luego por la de cadena perpetúa, que cumple aislado en la isla-prisión de Imrali, en el mar de Mármara.El PKK tomó las armas en 1984 para reclamar la autodeterminación de los 12 millones de kurdos de Turquí­a, en un conflicto aún latente y que ha provocado la muerte de unas 45.000 personas.La caí­da de su lí­der fue un duro golpe para el PKK, que declaró un alto el fuego unilateral y envió a su guerrilla al norte de Irak obedeciendo a un llamamiento desde la cárcel del lí­der de la organización.Además, í–calan declaró que su objetivo no era ya un Estado independiente para los kurdos, sino que estaban preparados para vivir junto a los turcos en una «república democrática» en la que los derechos culturales de los kurdos fuesen respetados.El Partido de la Sociedad Democrática (DTP), al que se acusa de ser el brazo polí­tico del PKK, algo que la formación niega, ha conseguido mucho más éxito que ningún otro partido kurdo y, tras las elecciones legislativas de 2007, consiguió formar un grupo parlamentario propio con sus 20 escaños.Aunque nuevos voluntarios siguen nutriendo las fuerzas del grupo, el cansancio por décadas de conflicto y miles de muertos han hecho mella en la idea de lograr una victoria por la ví­a de las armas.í–calan lleva 10 años en prisión sin poder dirigir el PKK que él fundó, pero ha logrado seguir siendo visto como un lí­der por muchos kurdos y, en contra de lo esperado por Ankara, el PKK ha seguido funcionando sin í–calan.

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