«Para EEUU, un renminbi más fuerte será sinónimo de productos estadounidenses más competitivos en China, a la vez que los consumidores estadounidenses se sentirán menos atraídos por lo que exporta China. De tal forma, argumentan, se reducirá el déficit comercial estadounidense, habrá más puestos de trabajo disponibles en EEUU y se producirá una rápida recuperación económica en ese país. Estos objetivos son admirables, pero son también idealistas, y resulta cuestionable, en el mejor de los casos, que dicha legislación cumpla lo que promete.»
Las advertencias de exertos y de organizaciones internacionales, tales como el FMI, han proporcionado pruebas contundentes de que la apreciación del renminbi no solucionará el déficit comercial de EEUU, ni ofrecerá ayuda apreciable en su recuperación económica. La historia arancelaria de EEUU revela que los malos tiempos económicos suelen producir decisiones políticas desatinadas. Por ejemplo, una consecuencia de la Gran Depresión en los años 30 fue el Acta Arancelaria de Smoot-Hawley. La misma es vista como un trascendental dislate que produjo una amplia gama de medidas de represalia desde el exterior y que terminó por socavar el ambiente comercial mundial. (DIARIO DEL PUEBLO) THE WALL STREET JOURNAL.- Las economías de los mercados emergentes, desde Sudáfrica hasta Brasil pasando por Tailandia, se están llevando la peor parte de las medidas monetarias expansivas que el mundo desarrollado ha adoptado, a medida que el dinero fluye a los mercados que ofrecen altos rendimientos, impulsando sus divisas y complicando sus políticas económicas. "La Fed está inundando los mercados con liquidez, Japón está inundando los mercados con liquidez y el Reino Unido está inundando los mercados con liquidez. El problema es que un montón de dinero no se está quedando donde fue puesto", explicó David Carbon, economista de DBS en Singapur. China. Diario del Pueblo Las políticas comerciales de EEUU siguen siendo el problema Zhang Lijuan En mayo de 2009, los congresistas de EEUU Tim Ryan y Tim Murphy introdujeron el Acta de Reforma Monetaria por un Comercio Justo (H.R. 2378). La misma sirvió como solictud de legislación congresional en respuesta a lo que se percibía como manipulación de la moneda china. En fecha reciente se aprobó una versión de la propuesta, tras lo cual algunos senadores han presentado un proyecto similar – el S. 3134, denominado Acta de Revisión de la Reforma de Cambio Monetario de 2010. Con el telón de fondo de continuados debates en China y EEUU sobre el tema de la tasa de cambio, los políticos estadounidenses se han decantado por valerse del poder legislativo y político para hacer que China siga apreciando su moneda. Para EEUU, un renminbi más fuerte será sinónimo de productos estadounidenses más competitivos en China, a la vez que los consumidores estadounidenses se sentirán menos atraídos por lo que exporta China. De tal forma, argumentan, se reducirá el déficit comercial estadounidense, habrá más puestos de trabajo disponibles en EEUU y se producirá una rápida recuperación económica en ese país. Estos objetivos son admirables, pero son también idealistas, y resulta cuestionable, en el mejor de los casos, que dicha legislación cumpla lo que promete. Hace varios días, el Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara de Representantes efectuó varias audiencias para examinar la política cambiaria de China. Aunque las discusiones continúan centrándose en la infravaloración del renminbi, la política estadounidense se concentra ahora en el denominado comercio libre pero justo. El congresista Ryan afirma que la apreciación del renminbi “puede ser un impulso importante y un generador de empleos para nuestro país,” mientras que Murphy dice que “cuando países como China no juegan según las reglas…es hora de que nuestro gobierno haga acto de presencia y haga cumplir esas reglas. ” Parece que ambos intentan explicar la razón para que el Congreso apruebe su proyecto, pero ignoran hechos y evidencias de que una tasa de cambio elevada del renminbi no será una panacea para lograr una recuperación económica rápida y vigorosa de EEUU. Las advertencias de expertos y de organizaciones internacionales, tales como el FMI, han proporcionado pruebas contundentes de que la apreciación del renminbi no solucionará el déficit comercial de EEUU, ni ofrecerá ayuda apreciable en su recuperación económica. También existe un amplio consenso de que este tema servirá como bandera a más de un político durante las venideras elecciones intermedias. La historia arancelaria de EEUU revela que los malos tiempos económicos suelen producir decisiones políticas desatinadas. Por ejemplo, una consecuencia de la Gran Depresión en los años 30 fue el Acta Arancelaria de Smoot-Hawley. La misma es vista como un trascendental dislate que produjo una amplia gama de medidas de represalia desde el exterior y que terminó por socavar el ambiente comercial mundial. Incluso en el caso de que China no acuda a represalias en esta etapa, una legislación congresional punitiva contra China hará poco bien a la economía de EEUU. De hecho, detrás del tema del cambio del renminbi, se esconde el problema de la política comercial estadounidense. El experto en comercio de EEUU I.M. Destler ha dicho que “la ley y práctica de EEUU mantienen un sistema “de remedios comerciales” diseñados para ofrecer recursos a los intereses dañados seriamente por las importaciones y a los intereses que se pronuncian contra lo que se considera “prácticas extranjeras injustas”. La mayor parte del Acta de Reforma Cambiaria para un Comercio Justo de 2009 se limita a reiterar los mecanismos que permiten que las industrias y trabajadores estadounidenses busquen remedios bajo las actuales leyes comerciales. A la vez, aplica un estándar “justo” para la manipulación de la moneda. El hecho es que el actual sistema de diseño de políticas comerciales de EEUU proporciona ventajas institucionales enormes a los grupos de interés del país frente a la competencia internacional. Durante años, muchas industrias estadounidenses se han beneficiado de este sistema. El caso reciente referente al conflicto chino-estadounidense sobre la salvaguardia de neumáticos es un buen ejemplo. En gran medida, EEUU no gana las disputas acudiendo a hechos o estándares justos. Más bien basa sus ventajas en un régimen institucional muy competitivo y eficaz, que ha sido instalado por su régimen político y legal exclusivo. Cuando el juego comercial se disputa a nivel institucional, no hay nación que puede vencer a EEUU. Hoy, los aranceles han dejado de ser la táctica en boga. La mejor alternativa es construir un régimen institucional nacional más fuerte, que también sirva como instrumento abarcador para crear una competitividad superior del comercio mundial. No hay duda de que EEUU ha tenido éxito en poner el diseño de política comercial del sistema al servicio de su destacado papel en el comercio y la economía mundiales. El Gobierno chino deberá andar un largo trecho en este sentido y puede aprender algunas buenas lecciones de la política comercial de EEUU. De seguro habrá muchos altibajos en las relaciones comerciales con EEUU. Sin embargo, China podría hacer más llevaderas las disputas si adopta algunas de las políticas comerciales estadounidenses. EEUU no debería exagerar el papel potencial de la apreciación del renminbi como solución para su recuperación económica. De la misma manera, el Gobierno chino no podrá resolver este asunto con una receta única. Los problemas de EEUU no desaparecerán de un plumazo. En la actualidad, hay demasiadas políticas contraproducentes en torno a la apreciación del renminbi, la cual amenaza con envenenar las futuras relaciones comerciales entre China y EEUU. DIARIO DEL PUEBLO. 8-10-2010 EEUU. The Wall Street Journal Los países emergentes pagan los platos rotos por el estímulo monetario del mundo desarrollado Alex Frangos Las economías de los mercados emergentes, desde Sudáfrica hasta Brasil pasando por Tailandia, se están llevando la peor parte de las medidas monetarias expansivas que el mundo desarrollado ha adoptado, a medida que el dinero fluye a los mercados que ofrecen altos rendimientos, impulsando sus divisas y complicando sus políticas económicas. "La Fed está inundando los mercados con liquidez, Japón está inundando los mercados con liquidez y el Reino Unido está inundando los mercados con liquidez. El problema es que un montón de dinero no se está quedando donde fue puesto", explicó David Carbon, economista de DBS en Singapur. Los inversionistas toman dinero prestado a tasas de interés que están casi en cero en las economías desarrolladas que están atravesando problemas y lo envían a países como Brasil, Indonesia y Sudáfrica, donde los retornos son más altos y el crecimiento más robusto. Impulsando la reciente ola de flujos está la creencia de que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) reanudará sus esfuerzos para estimular el crecimiento a través de compras de deuda soberana, lo que inyectará más dinero en el sistema bancario, una práctica conocida como "flexibilización cuantitativa". "Con los billones de dólares de la primera fase de la flexibilización cuantitativa todavía para quemar y con otro billón de una segunda etapa aparentemente en camino, seguramente va a tomar más que algunas semanas o meses o trimestres hasta que este tren se detenga", señala Carbon. Calcula que US$2.000 millones por día fluyen de los mercados desarrollados a las economías emergentes de Asia, basándose en que varios países han acumulado cerca de US$1 billón (millón de millones) en reservas desde que los mercados financieros comenzaron a recuperarse en abril de 2009. Ese flujo de dinero está causando dolores de cabeza, encareciendo las monedas y perjudicando a los exportadores. Esta enorme cantidad de dinero también puede crear distorsiones económicas en países más pequeños, incluyendo un alza de la inflación y temores de que los fondos podrían irse tan rápido como llegaron, lo que afecta a los mercados y los sistemas financieros. "Muchas economías que están recibiendo importantes flujos de capital tienen que tomar medidas para evitar (que se creen) burbujas y problemas en sus economías", dijo el director gerente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Stauss-Kahn, en una conferencia de prensa el jueves durante la apertura de la reunión anual del organismo. A largo plazo, aseveró, dejar que las monedas se aprecien es la mejor forma de lidiar con la situación, aunque no especificó a cuáles se refería. A corto plazo, agregó Stauss-Kahn, los países que reciben dinero pueden aumentar las regulaciones y las reservas de los bancos centrales y tomar otras medidas para controlar los flujos de capital. Durante muchos años, el FMI se había opuesto a los controles de capital, pero esa postura ha cambiado últimamente. Complicando la situación para muchos países están los esfuerzos de China por controlar férreamente el valor de su moneda. El mayor exportador del mundo dejó que el yuan se apreciase menos de 2% contra al dólar desde que anunció que modificaría su régimen cambiario en junio. Mientras tanto, divisas como la rupia indonesia, el baht tailandés y el real brasileño se fortalecieron 10% en relación a la moneda estadounidense en ese lapso. La disparidad hace que muchos otros países emergentes teman que China esté ganando una ventaja competitiva para sus exportaciones, lo que los ha llevado a intervenir en el mercado para evitar que sus monedas suban demasiado rápido. "El centro del problema es el desequilibrio entre China y EE.UU.", consideró el presidente del banco central de Israel, Stanley Fischer, esta semana. "Esta situación está causando agudas tensiones en los mercados mundiales". Las intervenciones en los mercados cambiarios provocan que el dinero que ya es barato se derrame por la economía mundial todavía más. A medida que los países intervienen, absorben el flujo de dinero y en general lo reciclan comprando bonos del Tesoro estadounidense. Esto mantiene baratos los costos de tomar dinero prestado en EE.UU. Los inversores entonces toman el dinero y lo colocan otra vez en los mercados emergentes que ofrecen altos rendimientos. Brasil también tomó medidas esta semana para controlar los flujos de capital a su economía, duplicando un impuesto a las inversiones extranjeras en algunos bonos brasileños e incrementando el dinero que el banco central tiene disponible para intervenir en los mercados cambiarios. Este año, Indonesia y Taiwán implementaron medidas más tibias para disuadir los súbitos flujos y salidas de capital. THE WALL STREET JOURNAL. 7-10-2010