Dejando al margen el calentamiento global ¿podemos decir que los plásticos es uno de los grandes problemas medioambientales del s. XXI?
No es exagerado decir que el problema de los plásticos es de los principales problemas medioambientales del mundo en este siglo. En un ranking estaría en los puestos de cabeza, desde luego.
¿Qué impacto tiene la contaminación por plásticos sobre el equilibrio ecológico de los océanos?
Los plásticos afectan a todos los niveles de la cadena trófica oceánica. A todos. No solo a los animales que están en lo alto de la cadena, como las aves o mamíferos marinos: hasta el zooplancton ingiere trozos de plásticos de tamaño microscópico (microplásticos).
Desde luego, cuando la fauna marina ingiere plásticos, ocurren varias cosas y todas muy negativas. Lo primero es que el sistema digestivo de estos animales tiende a obstruirse al acumularse estos plásticos (que no son digeridos). Al acumularse en sus estómagos, esos animales sienten una sensación de saciedad [el efecto que tiene un balón gástrico], engañando a su cerebro, ya que estos plásticos no les proporcionan ningún alimento. Estas aves o mamíferos acaban debilitándose, ya que no ingieren comida suficiente, y en muchos casos acaban muriendo. Por otra parte, esos plásticos en el tracto digestivo pueden causar cólicos o lesiones internas a esos animales, debido a las aristas o a las durezas del material.«Los plásticos afectan a todos los niveles de la cadena trófica oceánica»
Y hay una tercera consecuencia de esta ingesta de plásticos o microplásticos, que es la toxicidad que generan. La contaminación química como consecuencia de la ingesta de plásticos afecta incluso a los niveles inferiores de la cadena trófica, no solo a peces, aves o mamíferos marinos, sino al zooplancton. Para fabricar los plásticos, además de los polímeros se utilizan toda una serie de aditivos químicos para cambiar su color o propiedades. En el sistema digestivo, estas sustancias químicas se liberan y actúan como disruptores endocrinos (sustancias que, por su semejanza química con un metabolito o una hormona, es capaz de alterar gravemente los procesos fisiológicos de ese organismo: su crecimiento, fertilidad, causar mutaciones, cáncer, etc…). Y esto se acumula en la cadena trófica, llegando a los niveles superiores.
Por eso es tan grave, por eso la contaminación por plásticos afecta por completo al conjunto de los ecosistemas marinos. No es solo que mueran cada año un gran número de aves o mamíferos marinos. Es que la toxicidad acumulada envenena también a toda la cadena trófica. Y va aumentando año a año.
¿La contaminación por microplásticos puede acabar llegando por la cadena trófica al ser humano? ¿Es además de un gravísimo problema ecológico, una amenaza para la salud pública?
La respuesta, desgraciadamente… es que sí. Nosotros ingerimos actualmente pescado que a su vez ha ingerido microplásticos. Y por tanto esos tóxicos de los que hablaba antes se han acumulado en los tejidos del pescado que consumimos, y pueden pasar a nuestro organismo. Esto está en pleno estudio a nivel europeo, se está reuniendo información porque puede ser un problema de salud pública. De momento se sabe que esos niveles de toxicidad por microplásticos ingeridos no son lo suficientemente grandes para hablar de un gran impacto en la alimentación humana, pero los datos de momento son bastante escasos. Es necesario continuar con los estudios, pero desde luego esto tiene un impacto en la alimentación humana.
Desde Greenpeace decís que la dimensión de este problema es tal que ya no basta solo con reciclar. Señaláis el problema de los plásticos, es en realidad el de «los plásticos de un solo uso». Hasta el punto que pedís la prohibición de los plásticos de usar y tirar. ¿Es así?
Así es. Cuando hablamos de plástico, hay que tener en cuenta que es un material que usamos cotidianamente y que tiene miles de aplicaciones. Nosotros no estamos en contra de cualquier uso del plástico, aunque sería deseable que fuera sustituido por otro material más sostenible. La campaña va dirigida específicamente a los plásticos de un solo uso, a objetos que utilizamos en una única ocasión en muy pocas ocasiones, pero que tienen un alto coste para el medio ambiente, tardando miles de años en degradarse y contaminando gravemente.
De todo el plástico de un solo uso que se produce a nivel mundial cada año, el 40% se dedica a envases que acaban en el vertedero o en el medio. Greenpeace pedimos la reducción progresiva -hasta la eliminación- de este tipo de plásticos. Que dejemos de depender de este tipo de envases y de materiales, que es cada vez mayor. Ya se ha denunciado cómo en los supermercados se envasa hasta una o dos piezas de fruta con estos plásticos de un solo uso. Algo totalmente innecesario para el consumidor pero que tiene un fuerte impacto para el planeta.
Me gustaría incidir en que la campaña de Greenpeace no solo apela a la responsabilidad ciudadana. Este problema es principalmente responsabilidad de las multinacionales y corporaciones. Queremos llamar la atención de las grandes empresas que son las que utilizan masivamente los plásticos de usar y tirar, los que los ponen en manos del consumidor. Es importante que la ciudadanía haga saber a estas corporaciones -cuando vayan a un supermercado, a una cafetería… y vean plásticos de un solo uso- que quieren los productos de alimentación sin esos envases insostenibles. Las empresas tienen que hacerse responsables de un problema que han creado.
El Gobierno español ha aprobado una normativa para ir limitando el uso de bolsas de plástico en los supermercados, pero Greenpeace critica que deja fuera a las «bolsas biodegradables» y que no combate la cultura de «usar y tirar». ¿Qué tipo de normativas debería llevar adelante un gobierno comprometido con abordar de verdad el grave problema del plástico?
El Gobierno ha aprobado que sea obligatorio que a partir del 1 de julio las bolsas de compra ligeras no sean gratuitas, y que su venta se prohíba a partir de 2021 junto con las muy ligeras. Eso busca desincentivar el consumo de bolsas de plástico, pero la medida excluye las bolsas consideradas como «biodegradables o compostables». Se sustituyen unas bolsas por otras, y desde luego no se enfoca en combatir la cultura de usar y tirar. Y desde Greenpeace consideramos esto una falsa solución, porque si bien es cierto que estas bolsas «compostables» tienen un porcentaje de materiales biodegradables, siguen teniendo un alto porcentaje (60 o 70%) de plásticos que no lo son en las condiciones de la naturaleza. Se degradan totalmente en ciertas condiciones industriales o de laboratorio, pero no en el medio ambiente. Esas bolsas llamadas «compostables» seguirán generando microplásticos, seguirán llegando al medio marino…
Queremos una normativa mucho más ambiciosa que reduzca de verdad el consumo de bolsas, y que se fomente el uso de bolsas reutilizables. Algo que se pueda usar durante años para ir al supermercado: bolsas de tela, o incluso de rafia, un textil sintético pero muy duradero. Hay que combatir la cultura del «un solo uso».
En los últimos meses desde Greenpeace os habéis sumado a la iniciativa llamada #DesnudaLaFruta para que la gente recogiera con imágenes el uso aberrante de envoltorios de plástico hasta para una sola pieza de fruta. ¿Qué acogida y qué experiencias os habéis encontrado por parte de la gente?
#DesnudaLaFruta es un movimiento de denuncia de la ciudadanía que ya existía; ya había muchos ciudadanos que pedían que los supermercados no sobreenvasaran su fruta y verdura. Desde Greenpeace, como parte de nuestra campaña de reducción y concienciación contra los plásticos de un solo uso, decidimos unirnos. Desde luego la acogida a esta campaña ha sido bastante buena. Desde el 2 de abril también sacamos una petición, llamada «no más plásticos en nuestra comida», para que los supermercados dejen de usar estos envases en la alimentación, y en pocos días recogimos más de 120.000 firmas. #DesnudaLaFruta a tenido un gran éxito y las fotos de la gente se han movido mucho por los medios de comunicación y redes sociales. La gente se va concienciando de la inutilidad de esos materiales (la mejor envoltura de una fruta o verdura es su piel o su cáscara) y de lo insostenible que es. Hay que exigir a los supermercados que ofrezcan los vegetales a granel.
LA GUERRA POPULAR SERÁ EL CAMBIO dice:
Es cierto que el capitalismo sobreproduce, pero también debe considerarse -y de manera radical y decisiva- la responsabilidad ciudadana compartida en un contexto primermundista donde la mercancía es el alfa y omega de la pervivencia del Capital y por ende de la plusvalía compartida por sociedades (por mayorías poblacionales) privilegiadas y parasitarias. La idea de que las poblaciones dependientes de su propio sobreconsumo para mantener el plustrabajo así como el plusproducto arrancados a otros países, van a liderar un cambio ético y comportamental, es una idea tan utópica como los planes de los utopistas cuando iban a entrevistarse con los viejos patrones industriales a contarles cómo podían demostrar científicamente la superioridad de sus utopías en relación a la vieja sociedad nacional de clases. El cambio será impuesto por quienes no pueden sobrevivir al desastre, y jamás por los países-clases que lo originan.