Las dificultades que ha tenido el Tesoro para colocar obligaciones a 10 y 15 años teniendo que elevar al 2,27 % el interés marginal de la deuda a 10 años es su primer tropiezo importante de los últimos dos años. Más en concreto, desde que Luis de Guindos alcanzara el acuerdo el 19 de julio del 2012 para salvar el sistema financiero, en los términos que se habían pactados, sin cambiarlo, pese a que Alemania, Finlandia y Holanda quisieron imponer nuevas condiciones.
Este interés ha provocado que también en el mercado secundario subieran los tipos de interés marcando máximos de la prima de riesgo en lo que va de año. No es una cuestión menor para las empresas y bancos. Salvo las que obtienen una mayor parte de sus beneficios de fuera de España, ninguna empresa puede financiarse por debajo de los costes del Estado soberano al que pertenece.
A la espera de lo que dictaminen el Banco Central Europeo y la Autoridad Bancaria Europea, si cualquiera de las entidades españolas se viera obligada a ampliar capital por no superar las pruebas de resistencia, lo sucedido este jueves en los mercados financieros conllevaría un encarecimiento adicional de su financiación. El castigo en los mercados de al contado sería inmediato. .
La confirmación del gobierno de la canciller alemana Angela Merkel de que el crecimiento de la primera potencia europea tiene que rebajar sus previsiones y las críticas de su ministro de Finanzas a las propuestas del FMI y del Banco Central Europeo han servido para confirmar que no hay ningún país que quiera asumir el papel de locomotora de la economía europea. Y así los resultados no podrán ser sino de frustración y dudas. Los 28.000 millones de euros perdidos en dos días en el mercado madrileño podrían no ser los últimos.
En cuanto al ejecutivo comunitario no puede hacer prácticamente nada en este momento. Está de mudanzas. Pese a que su presidente, Jean Claude Juncker, ha encargado a un amplio equipo de funcionarios que preparen todos los proyectos de cara a que las dos próximas cumbres europeas sirvan para dar el pistoletazo de salida a la concesión de los primeros miles de millones destinados a estimular el crecimiento económico, los comisarios no han tomado todavía posesión. Y los proyectos tienen que ser aprobados por el conjunto del colegio de Comisarios. Todo parece que se nos pone en contra.
Porque dado el enorme endeudamiento en el que han incurrido las distintas administraciones públicas españolas, si los mercados no vuelven a la normalidad, no se pueden descartar nuevos recortes que afectarán a las políticas sociales.
Quizás no es todavía el momento de ponerse dramático por lo que está sucediendo estos días en el mercado de acciones y en el de deuda. Pero de cara a cumplir con las exigencias de déficit impuestas por Bruselas tampoco ayudan los últimos datos de la caída de las exportaciones mientras las importaciones mantienen su ritmo.
En los próximos días, Cristobal Montoro tendrá que defender sus Presupuestos Generales del Estado frente a la aproximadamente media docena de enmiendas a la totalidad. Si hasta ahora las críticas principales se debían a la falta de credibilidad de las previsiones tanto de ingresos como de gastos, porque parece que el Gobierno no ha tenido suficientemente en cuenta el período de ralentización económica en que hemos entrado, una tercera generaría una desconfianza casi generalizada sobre las cuentas del Estado. Y la falta de credibilidad haría que todo, en especial el dinero tan renuente en los últimos años a financiar nuevos proyectos, fuera mucho más caro.