Cargando...Las relaciones entre el Partido Popular y los diputados alemanes del grupo Popular Europeo están atravesando momentos de máxima tensión. El Presidente del Grupo Popular Europeo, el alsaciano Joseph Daul, ha llegado a acusar a los populares españoles del grupo de no haber respetado los compromisos a la hora de votar el nombramiento del candidato de Luxemburgo al Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo, Yves Mersch. Lo sorprendente ha sido que pese a que la votiación en el Parlamento Europeo para rechazar la candidatura del luxemburgués fue nominal y secreta, ante las graves acusaciones del presidente del grupo, un representante español acabó admitiendo que no habían respetado la disciplina de voto y que lo habían hecho porque habían recibido órdenes del Gobierno español.
Fuentes parlamentarias admiten que ha sido una torpeza admitir públicamente esta decisión, que sin duda, los democratacristianos alemanes harán pagar a España. Añaden que la reunión fue muy desagradable. El presidente del grupo, el alsaciano germanófilo, Joseph Daul, llegó a recordar al diputado español, Pablo Zalba, que había acordado modificar una directiva comunitaria destinada a proteger a los consumidores europeos siguiendo las peticiones de un falso grupo de presión, según reveló The Sunday Times. El dominical desveló que la conversación fue grabada con cámara oculta.
No es el único enfrentamiento que han tenido los diputados españoles en Europa en las últimas semanas. Con ocasión de la última reunión de la Asamblea Parlamentario del Consejo de Europa, los diputados españoles votaron en contra de los intereses de los diputados alemanes.
Pese a que el presidente de la delegación alemana advirtió al presidente de la delegación española, José María Beneito, de la gravedad de la situación, el grueso de los diputados españoles votó en contra de las dos proposiciones del grupo democratacristiano alemán. La más importante para los alemanes era la que se considera en términos coloquiales el ‘suivi ruso’, o procedimiento de supervisión de que Rusia cumple con las condiciones establecidas por el Consejo de Europa para admitirla en su seno.
Todo ello muestra que la relaciones están en un momento de máxima tensión que desde México ha tratado de rebajar el ministro de Economía Luis de Guindos al admitir que España, temerosa de verse marginada de las instituciones europeas, ha bloqueado el nombramiento del luxemburgués Yves Mersch al directorio del Banco Central Europeo.
Según de Guindos, lo que ha hecho España ha sido, en el procedimiento escrito de nombramiento del consejero de la Comisión Ejecutiva del BCE, mostrar su rechazo. Para Guindos, la decisión no es en absoluto extraño. Es decir, ha habido una votación del Parlamento Europeo que por una serie de razones consideraba que (el luxemburgués) no era el candidato ideal, según el ministro.
Lo que se ha hecho es llevar la decisión del nombramiento del señor Mersch al próximo Consejo Europeo, donde se puede elegir por mayoría cualificada. Guindos ha añadido que no creía que nadie tuviera la más mínima duda con respecto a que España tenía lógicamente una voluntad clara de haber nombrado un candidato español.
El gobierno español había propuesto como candidato a Antonio Sainz de Vicuña, director de servicios jurídicos del BCE, en remplazo del también español José Manuel González-Páramo, quien dejó el directorio de la institución monetaria en mayo pasado.
Para España ocupar un alto cargo en el ámbito comunitario es clave. Máxime una vez que el vicepresidente de la Comisión Europea, Joaquín Almunia, ha dejado claro este lunes que tras jurar su independencia ante el Tribunal de Justicia de Luxemburgo, tiene claro que no renunciará a su mandato hasta que finalice el mismo en el 2014.
El nombramiento en el directorio del BCE deberá decidirse en la próxima cumbre de jefes de Estado y de Gobierno europeos. La primera será los días 22 y 23 de noviembre, o a lo más tardar el 13 y 14 de diciembre.
Mientras tanto no se descarta una actuación actuación contundente por parte de Alemania. Una actuación española que difícilmente llevará a ninguna parte.