La presencia de mercurio en buena parte de las vacunas infantiles y de adultos (caso de la gripe A) supone una contradicción con la retirada de este conocido agente tóxico en la UE (en termómetros por ejemplo).
El comuesto mercurial utilizado en las vacunas se denomina Tiomersal.El timerosal es un conservante efectivo que se ha utilizado desde la década de 1930 para prevenir la contaminación en algunas vacunas.Su presencia es de declaración obligatoria, por lo que cualquiera la puede detectar en el prospecto o ficha técnica de la vacuna.El Tiomersal es administrado junto con la vacuna por vía subcutánea y una vez en el organismo se descompone en dos compuestos el tiosalicilato y el etilmercurio esta última sustancia es una forma orgánica de mercurio, también conocida como órgano mercurial ó mercurio orgánico.Las preparaciones más modernas ya no contienen este compuesto organomercurial. Sin embargo, la vacuna Pandemerix de la anglonorteamericana Glaxo-SmithKline lo contiene. El gobierno ha adquirido 15 millones de dosis de esta vacuna para la prevención de la gripe A.¿Qué efectos tiene el mercurio? No se ha presentado evidencia de daños causados por las bajas dosis de timerosal en las vacunas, a excepción de reacciones menores como enrojecimiento e inflamación en el lugar donde se administró la inyección. Sin embargo, hay lagunas sobre los efectos a largo plazo. Los propios mensajes de las autoridades sanitarias son contradictorios. Por un lado, tratan de reducir por todos los medios posible la exposición a mercurio con medidas como la retirada de termómetros de mercurio, obligatoria a partir del 2004; reciclando las pilas de botón, que contienen mercurio; retirando el mercurio de las pilas convencionales; desaconsejando las preparaciones que contiene tiomersal como antiséptico local; desaconsejando el uso de amalgamas dentales de mercurio debido a su toxicidad, y su demostrada liberación de mercurio en el organismo; y a través de la dieta retirando los pescados contaminados por mercurio principalmente en forma de metilmercuro. Sin embargo, no retiran el mercurio de las vacunas, ni informan del peligro que supone. Los compuestos organoercuriales son unos conocidos agentes tóxicos especialmente para el sistema nervioso central, y no hay duda de que estos compuestos son de una altísima, toxicidad para el ser humano como numerosos estudios científicos en animales y en humanos causados por accidentes así lo avalan. El uso del mercurio como excipiente farmacéutico y en productos cosméticos (sólo permitida para productos de maquillaje y desmaquillaje de ojos) esta en franco retroceso por los problemas de alergia y toxicidad. Afortunadamente no todas las vacunas contienen tiomersal, ni todas las marcas ni todos los lotes. Lo podemas encontrar en vacunas contra la Difeteria, Tétanos y Tosferina, Hepatits B o Gripe. El principal probelma de la intoxicación por metales pesados como el mercurio es que su toxicidad es acumulativa. Este efecte es especialmente significativo en el caso de los niños, metabólicamente inmaduros y en pleno desarrollo neurológico, a los que se le administran sucesivas vacunas. Aunque parezca increible, no hay limites de toxicidad establecidos para el etilmercurio, compuesto generado por el tiomersal. Lo que se hace es recurrir a los limites de toxicidad del metilmercurio, un análogo químico de este, aunque tampoco hay estudios de toxicidad comparativa entre ambos compuestos. Se considera que la toxicidad es equivalente sin que haya dato alguno que lo demuestre. Es más, se están utilizando limites de exposición crónica por vía oral de contaminación medioambiental en adultos frente a exposiciones intermitentes por vía subcutánea de etilmercurio en forma de tiomersal en niños. Se desconoce qué forma es más tóxica, así como la cantidad de mercurio se puede considerar segura administrada de una sola vez, como es el caso de las vacunas. Aún así, los niños pueden recibir hasta 7 inyecciones de etilmercurio a lo largo del calendario de vacunación desde su nacimiento hasta los 18 meses. Dependiendo del peso y el tipo de vacuna, superan en el día de la inyección entre 4 y 16 veces los limites establecidos como seguros por la FDA. A pesar de ello, los responsables sanitarios argumentan que las concentraciones del tiomersal en las vacunas infantiles son muy bajas y no representan un riesgo para la población infantil ó adulta. El que unos niños se afecten más que otros se debe probablemente a hipersensibilidad, aunque se desconoce. Desde los años 90, la FDA (agencia federal norteamericana del medicamento) ha rquerido a los laboratorios planes para la eliminación del tiomersal de las vacunas. La Acamia Americana de Pediatría y el Servicio Público de Salud de EEUU ha pedido también la eliminación del tiomersal de las vacunas infantiles y el retraso de la vacunación de los niños nacidos de madres libres de antígenos (HBsAg) contra la Hepatitis B hasta los 2 ó 6 meses. Incluso la Agencia Europea de Evaluación del Medicamento (EMEA) hizo lo propia. La misma que ahora aprueba el uso de Pandemerix para la gripe A. Uno de los estudios más completos realizados por el Comité Inmunologico sobre la Seguridad de la Inmunización (Immunization Safety Review Committee) perteneciente al Instituto de Medicina de US (Institue of Medicine (IOM) publicado el 1 de Octubre de 2001 concluyó quel a hipótesis de que el tiomersal procedente de las vacunas podría estar relacionado con trastornos en el desarrollo neuronal era biológicamente posible, y que el esfuerzo para eliminar el tiomersal de las vacunas era una medida prudente. Afirmó asimismo que la evidencia científica era inadecuada para aceptar, pero también para descartar una relación causa efecto entre la exposición a los niños al tiomersal presente en algunas vacunas infantiles y trastornos de desarrollo neurológicos como, síndrome autista, trastornos de hiperactividad y retrasos del lenguaje. Por lo que era necesario realizar estudios adicionales para establecer o rechazar una relación causal. Lo cierto es que el número de vacunas (y por tanto vacunas con tiomersal) que reciben los niños ha pasado de ninguna a unas pocas que recibieron nuestros abuelos, a unas 8 que recibieron los padres y unas 22 los hijos. Razones hay para la precaución. Para una misma enfermedad, existen vacunas con y sin tiomersal. A pesar de que el personal sanitario no suele advertir de su presencia, es conveniente informarse y evitarlo. Cuando hay lagunas científicas pero no de beneficios económicos y políticos, lo mejor es la precaución.
Marta dice:
Hola,
Podrían pasarme las referencias de dónde han sacado la información de este artículo?
Me interesa conocer más al respecto y saber dónde contiene la información.
Gracias