Euskadi

El PNV contra las cuerdas

El pasado martes, Iñigo Urkullu, presidente del PNV ya se atrevió a comparar las ilegalizaciones de la izquierda abertzale con los atentados terroristas de ETA, como dos intentos «de alterar la campaña» para lograr «votos».

“Hay quienes están decididos a que desaarezcan las propuestas de la campaña y apuestan por otro tipo de estrategias para conseguir votos. Unos con bombas y otros con ilegalizaciones”. En su comparecencia dibujó incluso sutilmente la posibilidad de una pérdida del gobierno vasco, haciendo un llamamiento al electorado. “Está en manos de la sociedad vasca que esta estrategia sin escrúpulos pueda triunfar”El PNV se ve entre las cuerdas, son posiblemente las elecciones más duras de su historia. En estas condiciones, es capaz una vez más, de poner al mismo nivel a los verdugos y a las víctimas, al mismo nivel las acciones de los asesinos de Isaías Carrasco, entre otros muchos, con las acciones que van a desalojar de los ayuntamientos y de las instituciones vascas a los cómplices de los asesinos, como ANV en Mondragón de donde era natural el ex concejal socialista. Al día siguiente, sus peores temores se iban confirmando, las encuestas del CIS adjudican 27-28 escaños al PNV; 26 al PSE, 11-12 al PP, 1 a UPyD. El PNV después de 30 años podría perder el gobierno vasco, podría pasar lo que nunca puede llegar a pasar, lo innombrable, que el PNV abandone la lehendekaritza. En una huída hacia adelante acusa al PSE, PP junto con UPyD de querer formar un frente, en su terminología “un frente constitucionalista” contra el nacionalismo vasco que se ayuda de las ilegalizaciones para desbancarle.Estas elecciones tienen dadas las condiciones para el cambio la posibilidad de acabar con el régimen de los Arzalluz e Ibarretxe cómplices durante tanto tiempo de que una parte de la sociedad vasca tenga su voz y su actuación amordazada. Un PNV actualmente sin apoyo internacional, la pérdida del gobierno vasco supondría estar más aislado que nunca. Éstas posibilidades de cambio se están pudiendo dar hoy fruto del movimiento que durante siete años, desde el asesinato de Miguel Ángel Blanco, inició una parte de la sociedad vasca, cuando gritó “basta ya”, y se levantó decididamente a luchar por las libertades en Euskadi, a romper con el miedo y el temor de hablar y expresarse. Hoy se plasma en dos hechos claros la posibilidad cada vez más cercana de que el PNV pierda el poder y en la consagración de aquel movimiento en el partido político de UPyD.

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