Homenaje a Tony Leblanc

El pí­caro de la posguerra

Nos dejó la sí­ntesis, el galán, el pí­caro. Tony Leblanc representa el buen hacer de los escenarios, de la comedia de nuestra historia

Dentro del contexto en el que Tony Leblanc trabajó, hay quien ha dicho que “hizo lo que pudo”, refiriéndose a las condiciones en las que se producían películas o montaban revistas en el franquismo. Pero aún con esa alfombra de amabilidad edulcorante del franquismo que buscaba pulir cualquier contradicción, Tony Leblanc encarnó la tradición de la picaresca española. Fue el galán, pero el anticaballero; el errante en un mundo miserable donde sólo se sobrevive gracias a la estafa y el engaño y donde toda expectativa de ascenso social es una ilusión. Y conectó con millones de espectadores…

Aunque más que una crítica de los valores dominantes, de la honra y la hipocresía, las películas en las que participó eran un ejemplo de ellos, el arte se abrió siempre paso: Las varietés, el galán de revista, la comedia teatral, el antihéroe ajeno a los valores de las clases altas, celoso de su libertad y de una mejor condición social para lo que recurre a la astucia, el engaño y la estafa…

Condenado pero orgulloso de ser un eterno pícaro y un eventual galán, conectó con la tradición popular y se convirtió en uno de los cómicos más famosos del país y de nuestra historia. Bailando siempre un pasodoble en la frontera del ejemplo moralizante y el “ande yo caliente”, fue uno de los “actores de raza” que fabricaron las imágenes de tres décadas, hasta su “primer retiro” en 1980.

Su segunda vida profesional, gracias a Santiago Segura, le permitió dejar el poso y el carácter de un hombre del espectáculo, carne de comedia, una fiera de los escenarios.«El pícaro, el galán, el cómico…»

Nacido del arte

Ignacio Fernández Sánchez Leblanc, conocido artísticamente como Tony Leblanc, nació en Madrid el 7 de mayo de 1922 en el Museo del Prado de Madrid, donde su padre trabajaba como conserje y tenía la vivienda en el mismo edificio.

Fue boxeador y futbolista, actor cantante y bailarín. En 1944 debutó en los escenarios con la compañía teatral de la actriz Nati Mistral.

Un año más tarde, debutó en el cine de la mano del director Antonio Román en la película ‘Los últimos de Filipinas’. A lo largo de las décadas de los cincuenta y sesenta, participó en casi 50 largometrajes, entre los que figuran ‘El tigre de Chamberí’, de Pedro Luis Martínez , ‘Las chicas de la Cruz Roja’, de Fernando Palacios, ‘Historias de la televisión’, de José Luis Sáenz de Heredia o ‘Muchachas de azul’, de Pedro Lazaga. El mismo Lazaga contaría con él para rodar uno de sus grandes éxitos: ‘Los Tramposos’, donde compartió protagonismo con Antonio Ozores, Laura Valenzuela y Concha Velasco.

En 1983, poco después de anunciar su retiro, sufrió un fatídico accidente de tráfico que casi termina con su vida y lo apartó totalmente de los escenarios.

En 1994 recibió el Goya de Honor y cuatro años más tarde renace profesionalmente de la mano de Santiago Segura que le ofreció un papel para ‘Torrente, el brazo tonto de la ley’, que le supuso un nuevo Goya como Mejor Actor de Reparto. A pesar de su delicado estado de salud, el actor volvió a repetir con Segura en las otras entregas de la saga: ‘Torrente 2, Misión en Marbella’ (2001) y ‘Torrente 3: El Protector’ (2005) y ‘Torrente 4: Lethal Crisis’ (2011).

También volvió a la televisión, y desde 2001 a 2010, Leblanc tuvo un pequeño papel en la serie ‘Cuéntame cómo pasó’, en la que interpretó el papel de Cerván, el quiosquero del barrio.

En el 2011, el Círculo de Escritores Cinematográficos otorgó su Medalla de Honor a Tony Leblanc en reconocimiento a su carrera profesional.

Deja una respuesta