Los planes norteamericanos en Europa contra Rusia

El Pentágono pone en peligro a Europa

Desde finales de 2013 el viejo continente ha vuelto a la Guerra Frí­a. La tensión entre EEUU y la Rusia de Putin a raí­z de la crisis de Ucrania no ha parado de aumentar, y el anuncio del Pentágono, que por primera vez desde los años 80 tiene previsto desplegar armamento pesado en los paí­ses de Europa del Este que formaban parte del glacis soviético y hoy pertenecen a la OTAN, no ha hecho sino multiplicarla. Moscú ha respondido de forma contundente, advirtiendo que 40 nuevos misiles balí­sticos intercontinentales -capaces de superar cualquier sistema de defensa antimisiles- apuntarán de nuevo a EEUU y a sus aliados europeos. ¿Que busca Washington con esta escalada de hostilidades en Europa?

El cada vez más acelerado declive de la superpotencia norteamericana y sus necesidades estratégicas de concentrarse en Asia, para contener el ascenso de los BRICS y en particular de su gran rival mundial -China-hacen que sus asuntos en Europa deban quedar atornillados. Para lanzarse hacia un objetivo, necesita asegurar los flancos.

Y el flanco europeo está revuelto. La reactivación de Rusia, que hace un cuarto de siglo disputó a Washington la hegemonía mundial, que aún dispone de un potente brazo militar y que de la mano de Putin se ha arropado de audacia, voluntad política y un aventurerismo difíciles de controlar para la superpotencia norteamericana, se ha convertido en un problema importante para su dominio global. «Eliminar el peligro de acercamiento entre Berlín y Moscú, y golpear, limitar y debilitar a Rusia. Este es el doble objetivo del interesado aumento de la tensión en el este de Europa»

Para EEUU es vital impedir el ascenso de Rusia como rival regional. Y hace tiempo que Brzezinski, máximo asesor de política exterior de Obama, señaló que la clave para ello estaba en arrebatarle Ucrania, con sus 52 millones de personas y sus grandes recursos, así como el acceso al mar Negro. Rusia sin Ucrania quedaría contenida en los Urales y las estepas. Rusia con Ucrania podría convertirse de nuevo en una gran potencia eurasiática. Esto es un axioma geoestratégico que tanto la Casa Blanca como el Kremlin conocen bien. Por eso Washington maniobró en Kiev para derribar el régimen pro-ruso de Yanukovich, y por eso Putin reaccionó al instante ocupando Crimea, anexionando la península a la Federación Rusa y sosteniendo con su apoyo a las fuerzas separatistas una guerra abierta extendida por todo el este de país.

Pero además, hay otro imperioso interés para la superpotencia: mantener a los vasallos obedientes y ordenados. Los intereses cruzados entre Moscú y las burguesías europeas son tupidos. Rusia es la llave del gas de Europa, y el intercambio mutuo entre ambos bloques económicos alcanza los 330 billones de dólares. En particular la gran potencia de la UE -y virrey del dominio norteamericano en Europa- Alemania, cifra en 6000 las grandes empresas que operan en Rusia, y en 20.000 millones de dólares su inversión en aquel país. Hay fuertes tendencias entre la clase dominante germana y otras burguesías europeas a apaciguar la tensión con el Kremlin, cosa que Washington no está dispuesto a permitir.

Este es el doble objetivo del interesado aumento de la tensión con Rusia. Eliminar el peligro de acercamiento entre Berlín y Moscú, y golpear, limitar y debilitar a uno de los eslabones claves de los BRICS. Una peligrosa estrategia que coloca a los países europeos de la OTAN como peones de su estrategia militar y que pone a España en una diana. Los planes del Pentágono son un peligro para todo el continente.

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